*Narra Sara*
Estoy cansada de la rutina, necesito un cambio de aires y ahora que estoy de baja es el mejor momento de tomarme unos días de tranquilidad. Decido llamar a mi madre y proponerle pasar unos días con ellos, con un gran entusiasmo ella acepta mi idea deseando vernos.
Pasados unos días pongo rumbo a la que fue mi casa durante tantos años. Al cabo de unas horas llego; llamo al timbre y o me contesta nadie, vuelvo a intentarlo pero nada, cuando voy a intentarlo por última vez me doy cuenta de que es jueves y mis padres están trabajando.
No tengo llaves y hace un buen día, por lo que decido dar una vuelta por la ciudad con el peque ( sí ya sé que sólo tengo 24 años y un niño a mi cargo, pero es mi razón de vivir).
Llevo ya un rato paseando cuando unos metros en dirección contraria a nosotros me encuentro con unos viejos amigos.
A: Sara, cuánto tiempo!- Alba se echa sobre mis brazos
S: la verdad es que sí- correspondo a su abrazo
D: enana - Dani me da dos besos- desapareciste en combate y no volvimos a saber nada de ti
S: necesitaba estar sola rubio- digo entre risas
Á: a nosotros no nos saludas?, mal eh muy mal - se hace el enfadado mientras David sólo mira al carrito del niño
S: claro que sí - me acerco y les doy dos besos a cada uno, mientras se los doy a David nos decimos hola.
D: esta cosa tan bonita es tuya?
S: mía y sólo mía - sonrío mirando al niño
A: y cómo se llama?
S: Daniel
Á: íbamos a tomar algo, vente con nosotros y nos ponemos al día
A: sí Sara, venga, porfa - pone cara de cachorrito
El peque comienza a llorar, miro el reloj, y suspiro
S: está bien, así aprovecho y le doy el pecho sentada
Ponemos rumbo a un bar cercano y nos sentamos en una mesa, saco a Dani de su carrito cuando llega una camarera a atendernos. Le decimos nuestras bebidas y se marcha. Coloco al peque sobre mi regazo, me subo la camiseta y me abro el sujetador por la zona donde tiene su cabecita, dispuesta a que la pequeña fiera calme su hambre. Nada más engancharse cesa de llorar.
Á: ya se le han pasado los males- comenta sentado a mi lado
A: y no te da cosa darle el pecho en cualquier sitio?
S: al principio sí, pero no me voy a quedar encerrada en casa, ya son 2 meses y lo hago casi sin pensarlo
La camarera trae nuestras bebidas y nosotros seguimos charlando; David no ha dicho nada en todo el rato.
S: voy al baño, os podéis quedar mientras con el niño?
D: claro, no te preocupes que nosotros te le cuidamos
Al volver del servicio me encuentro una imagen súper tierna, David tiene al peque entre sus brazos y este aprieta fuertemente uno de sus dedos con su manita, mientras que David le hace monerías.
Dd: estaba llorando y por eso le he cogido- me explica
S: da igual, podéis cogerle si queréis- le sonrío
A: y el padre?
S: - niego con la cabeza- historia olvidada
Al poco nos despedimos dándonos de nuevo los teléfonos y prometiéndonos estar otra vez en contacto.