Coronavirus, una pandemia, un estado de alerta, un virus que se introduce en nuestros pulmones y nos roba el aliento, una prohibición de salir, militares por las calles persiguiendo nuestros pasos y paseos, porque la simple visión de todo ser humano es una posible amenaza.
Los supermercados desabastecidos, el primer producto más cercano a culos y cacas, el famosísimo papel higiénico, considerado ahora, un artículo de lujo, más valorado y peleado que el precioso anillo de Gollum. Y ahí está la vecina del cuarto llevando como loca 24 rollos de papel higiénico, peleando con el vecino del segundo, por el último paquete... "Mi tesoroooo".
Y cuando empezamos a teletrabajar, a quedarnos en casa porque las tiendas que no son de primera necesidad y los bares están cerrados... Cuando comenzamos a descargarnos aplicaciones de fitness para hacer gimnasia desde el salón o la cocina... Cuando empezamos a tener constancia de cómo vive y transcurre el tiempo...
Cuando busco qué hacer dentro de las cuatro paredes de mi apartamento de 30 metros cuadrados... Cuando todo parece una película de serie B de Steven Spielberg, surge el amor.
¿Imposible?
Todo comenzó la semana pasada, los ecos de este virus ya impactaban fuertemente en nuestras radios, nuestras redes sociales, nuestro televisor... Yo estaba literalmente agotada, no por el virus, más bien por el día a día, buscando un nuevo trabajo que me inspirase, ser wedding planner es mucho más bonito en la película de Jennifer López que en la vida real. Maldita película que guió mi elección profesional...Todo es de color pastel, menos las agresivas novias que te llaman a las 5 de la mañana, para preguntarte si las flores escogidas para el pelo de niñita portadora de las arras, tienen un significado de armonía, amor y alegría, o más bien denotan suicidio colectivo...
"¿Y tú con esa calma interior te vas a casar que pareces la bruja Avería?"
Por supuesto, jamás respondo algo tan agresivo y sorprendentemente sincero, me limito a pegar un sigiloso puñetazo a mi almohada, respiro profundamente siete veces seguidas hasta que rozo la hiperventilación y contesto:
"Marta cariño, no te preocupes, las diademas de las niñas, no solo inspiran armonía, amor y alegría, sino paz, fortuna, salud, inspiración y fantasía"
"¿Todo eso puedes significar las margaritas, la paniculata y el eucalipto?"
"Marta cariño, es lo mínimo que vosotros os merecéis"
Y la Marta de turno, loca de remate, que tiene como único problema vital, joderme el sueño a las 5 de la mañana por las flores de una diadema, de una niñita que porta las arras, se queda tranquila, apaga el teléfono y le da a su futuro marido una pequeña patada en el culo porque éste, está invadiendo su parte del colchón.
RESPIRO
Sí, ese viernes necesitaba un respiro. Porque las puntas de mi pelo era, parecidas a las de Medusa y mi mirada fulminaba no convirtiendo en piedra a los de mi alrededor, sino el polvo.
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UN AMOR CORONAVIRUS
RomanceUna época complicada, una pandemia, un estado de alerta, y un momento genial para conocer al amor de su vida. Los cómo y los dónde serán los protagonistas de esta extraordinaria historia de amor, donde el escenario no es el más propicio pero lo hace...