El tren había comenzado a avanzar, la presión en mi pecho no se quitaba, mis manos sudaban cada vez más y el miedo se interponia en cada pensamiento razonable que pasaba por mi cabeza.
-Todo estará bien- repetí una y otra vez para si misma.
Hacia menos de una hora que había escapado de mi boda, había escapado de poder formar una linda familia, de una relación estable, de talvez un buen marido, había huido de lo que había soñado por meses, había dejado lo que me había tomado más de 7 años conseguir ¿porque?, eso mismo me pregunta yo una, otra y otra vez, sabía que miedo no era, nervios tampoco, siempre había sido una persona bastante enfocada, desde pequeña sabía exactamente como quería que fuera mi vida y lo había conseguido, desde los 18 mi vida ya tenía un rumbo definido, a mis 25 años ya había conseguido tener el prestigio de una abogada de más de 16 años trabajando en pocas palabras profesionalmente era todo perfecto y en cuanto al amor, en la universidad había concido a Dereck, era el hombre perfecto, su personalidad era enfocada tanto como la mia, tenía también una meta marcada lo que me ayudó a conseguir la mia, jamás tuvimos una discusión que durará más de 10 minutos y el sexo era bueno hasta cierto punto, me había propuesto matrimonio 2 años antes de graduarnos de la universidad a lo que había aceptado sin dudar, el era lo que necesitaba en mi vida, me daba tranquilidad, una estabilidad económica aceptable y un hogar Masomenos feliz ¿que más podía pedir?, exacto nada.
Con el era más que perfecto sin embargo lo había abandonado, había comprado un boleto de tren a un destino incierto y había dejado aquello que el futuro tenía preparo para mí y eso sí que me daba miedo, me daba miedo haber cometido el mayor error de mi vida, me aterraba la idea de volver y tener que enfrentar lo que había dejado, me aterraba cada que el tren avanzaba más, pero al mismo tiempo me hacía sentir libre, tenía ganas de reír, de saltar, de hacer todo aquello que me había limitado hacer por tanto tiempo por miedo a perder mi objetividad.-Señorita le mostraré su dormitorio- una joven de cabello castaño me saco de mis pensamientos, camine tras ella aún con las piernas temblando y me instale en lo que sería mi cuarto al menos por una semana.
El dormitorio era pequeño, había una pequeña cama individual, un sofá y un estante para la maleta, una tv pequeña y en el fondo una puerta que supongo conducía a un baño para el aseo y uso diario, la joven me ayudó a instalarme y después se fue.
Jamás había viajado en un tren de este tipo, solo había escuchado las grande historias de algúno que otro conocido que había logrado hospedarse en alguno.
Tome un libro de los que había puesto en la maleta y camine hacia donde se supone que se encontraba una cafetería.
Hacia tiempo ya que no me tomaba un tiempo para mí misma, todo era rutina, estrés, presión y el poco tiempo libre era para aquel que ahora se encontraba quizá solo en aquella iglesia donde se supone que nos casaríamos.-Hola, ¿que tal?- La voz de un hombre interrumpió entre mis pensamientos haciendo que mi vista dejará de ver el libro para mirarlo a él.
-Hola ¿Nos conocemos?- respondí un poco confundida ante aquel desconocido que me miraba sonriendo.
-No, pero me gustaría- Respondió en tono coqueto sin dejar de lado esa sonrisa ladina que a decir verdad lo hacía ver muy sexi.
-ammm esto es raro- Pensé en voz alta haciendo que aquel hombre soltara una sonora carcajada haciendo que en mi rostro se notará aún más confusión.
-Lamento reírme pero es que así no va el guión-
-¿El guión?- asistió levanté y sonrió tiernamente.
-Si mal no recuerdo la escena principal de ese libro comienza así, dos personas en una cafetería y los diálogos iban bien hasta que usted decidió cambiar el guión- la seriedad en su voz me hizo darme cuenta de el error que había cometido, sonreí un poco ante aquel raro encuentro y me límite a continuar con aquel guión que el esperaba escuchar.
Las horas se habían hecho segundos ante aquel raro encuentro, los primeros minutos nos habíamos limitado a repetir los diálogos exactos de aquella novela, habíamos actuado con exactitud cada escena y solo aveces nos dábamos tiempo de reír de aquella tontería que estábamos haciendo, después de un rato habíamos comenzado hablar un poco de libros, de literatura y de lo hermoso que era aquel tren.
aquel extraño encuentro se había vuelto en una charla tan amena que era difícil de terminar.-Tenemos horas platicando y aún no tengo el honor de saber su nombre- lo mire fijamente esperando con ansias que me lo dijera.
- No es necesario que lo sepa, total en unos cuantos minutos más está conversación se terminará como todo lo que comienza, usted caminara hacia su camarote, talvez piense en mi unas dos horas más y después se olvidará hasta de que existo, su viaje continuará como si esto no hubiera pasado y no volveremos hablar en todo lo que resta de camino- sus hombros se subieron hacia arriba como final de aquel breve sermón y se levantó de aquella silla donde se encontraba sentado.
-fue un gusto conocerla pero debo irme- agrego y se marchó .
sin dejarme hablar, se marchó de aquel lugar sin poder negar aquello que el había dicho, sin embargo tampoco lo seguí, me quedé ahí sentada mirando como aquel hombre se iba, lo deje ir así si más.volví a tomar mi libro y continúen leyendo hasta que mis ojos pesaron tanto que ya no pude más y tuve que ir a dormir.
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Entre las vías del tren.
RomanceAbandonar aquello que soñaba le aterraba, pero aún así decido abordar aquel tren que de un momento a otro le mostró que para ser feliz va más haya de un buen trabajo y un futuro completamente planeado. Acompáñame a conocer esta historia de amor, qu...