Si me preguntaran qué quisiera borrar de mi vida hasta hoy, no borraría nada.
Sería como quitar una naranja que se encuentra en la penúltima fila de un montón y, al moverla, se derrumbaria todas las demás. Creo que todos los momentos son partes iguales importantes porque contribuyen a crear la persona que soy. Quizá comparo los momentos con la naranjas porque estamos hechos de lo mas dulce y de lo amargo.
Desde que tengo uso de razón, cuestiono todo. A los cuatro años, sentada en la parte trasera del carro de mis papás, tuve mi primera duda. Me pregunté si realmente me seguía la luna. ¡Hoy la luna ya no me tiene tan preocupada pero sí continúo preguntando, porque sigo en la parte de atrás del carro de mis papás! Definitivamente me he tardado en salir al mundo y ser independiente, sin embargo. he saboreado paginas de mi cara, de mi cuerpo y de mis sentimientos. Al escribir sobre mí me he dado cuenta de que escribo sobre lo que todos hemos vivido hasta hoy; he descubierto que llegando a conocerte empiezas a conocer al resto del mundo, y eso no pasaría si no estuviéramos hechos de lo mismo. Así que mis obras hablan de mí y de todos, ¡y yo hablo sola!
Querer abarcar muchos temas en muy pocas palabras es, de cierta manera, un reflejo de mi gorma de ser: "impulsiva y extremista", como si fuera ésta la última oportunidad que tuvieras para hablar de lo que de "momento" y de la enorme fuerza que tenemos para tranformacion.
Al final todo tiene que ver con el amor. El amor a todos, no sólo el amor a una pareja o a personas. El amor que sabe distinguir entre lo pasajero y lo enterno. El amor que encierra la satisfacción de que estás resolviendo el porqué de tu existencia. El verdadero amor.
