Soy Un Omega (Yaoi Omegaverse)

Capítulo 15

–¿Qué haces con eso? – apunto al objeto en mis manos con una mirada de susto.

– ¿Ah? – mire el diario y rápidamente lo oculte detrás mi espalda – ¡Esto no es lo que parece!....bueno tal vez si pero no fue mal intencionado – trate de justificarme aún que por su mirada feroz parecía no funcionar en absoluto.

– Damelo – estiro su mano abierta frente a mi para que se lo entregará y así lo hice – ¿Qué leíste? — me cuestiono de manera seca.

– ¿Qu-qué?.

– ¡¿qué no entendiste, de qué te enteraste?! – estaba enojada, nunca antes la había visto así, me asustaba comencé a sentirme vulnerable.... esta sensación no me gustaba para nada y mucho menos viniendo de ella.

– Y-yo solo leí que al parecer te gusta alguien– respondí mientras temblaba y sentía como alguna lágrimas salían de mi rostro, me daba miedo.

Ella paró, tal vez sea porque estaba temblando, entendió que me estaba asustando dejo de fruncir el ceño y se acercó a mi para abrazarme para si consolarme en mi llanto.

–Lo siento, perdóname, no debí gritarte de ese modo – me lo pedía con tristeza, su voz se escuchaba tan melancólica que parecía que quien estaba asustado era ella y no yo, moví mi cabeza dándole a entender que si la perdonaba ya que al fin de cuentas también tengo parte de la culpa por tocar sus cosas.

Ya calmado ella me llevo a su cama en la que me hizo sentar para luego sentarse a mi lado mirando al suelo, parecía avergonzada, estuvimos en silencio por un par de minutos parecía eterno no sabía si iniciar la conversación o esperar a que ella lo hiciera pero eso se quedo de lado cuando Yola levanto su mirada y comenzó a hablar.

– Mira, no quiero que esta situación se vuelva a repetir y creó que de una vez devo dejarte las cosas en claro para que no las malinterpretes – me decía tan seriamente que temía lo que me confesaría, al parecer era algo muy importante – Yo...– se detuvo y suspiro mirándome fijamente para luego poner sus manos sobre mis hombros – Promete me que no se lo dirás a nadie, no importa lo que te diga ¿me entiendes?.

– Si lo entiendo, no te preocupes somos mejores amigos yo no te traicionaría ¿dime qué es lo que pasa?. – trate de reconfortarla y darle a entender que estaba segura conmigo pero su reacción no era la que yo quería, ni esperaba ver, su mirada se entristeció más bajándola para mirar de nuevo el suelo.

— ¡Para!.... Ya... deja decir eso – me susurró de una manera quebrada, rota como apunto de estallar de dolor – No entiendes lo que yo siento ...

– No, pero si quiero, yo quiero entender qué ocurre, sabes que puedes confiar en mi, soy tu amigo –

– No, ¡agh! – comenzó a llorar al verla así  en ese estado me destrozó el alma, la quize abrazar pero ella solo se apartó alejándose de mi.

– Tranquila, yo...

– ¡Yo te amo! — ...¿Qué? Espera...todo se detuvo, esto no podía ser.... ¿Por qué?... ¿Qué paso en todo esto? ¡¿En qué momento empezó a sentirse así?! Mi corazón solo se había detenido pero recordé que decía en su diario.... ¿Esa persona era yo? ¿Fui yo la causa de sus penas? No, no, esto no podía ser — Ahora lo sabes, tú no puedes entenderme porque tú no sientes lo mismo que yo, ¡no has sentido el dolor de como la persona que amas no te tiene en cuenta y nunca de tendrá cuenta más que su mejor amiga! — esa fue la gota que colmó su vaso, ella cayó de rodillas llorando tapando sus lágrimas con su brazo derecho.

Yo aún seguía en shock por todo lo dicho, aún que yo no podia corresponder a sus sentimientos ella seguía siendo mi mejor amiga, la misma que siempre me apoyaba, me daba alegría y me consolaba en esas tardes después del colegio cuando tenía problemas con Julián. No la iba a dejar sola llorando, sus problemas eran mis problemas y su tristeza era también mi tristeza.