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Querida humanidad:
Hoy me consume el asombro aristotélico. Porque, querida humanidad, los días nublados no solo son los mejores para tomar una chocolatada caliente o fumarse un pucho arrinconada bajo un techito mientras llueve.
Los días nublados evocan una sensibilidad funesta.
¿Por que me hace tan feliz el sol invisible?
El abismo ahora está afuera. en la paranoia colectiva, con sus calles vacías, el viento que murmura poemas incomprensibles, las gotas que caen del cielo o de mis ojos, los pajaritos que no cantan, las persianas cerradas y mi paraguas abiertos.
Por eso segada por el egoísmo es que, querida humanidad, desearía que tal como yo, el sol nunca mas brillara en mi ciudad.
Porque me abruma la lucidez del verano y la vitalidad de la primavera. porque por un ratito me gusta jugar a que estoy sola no porque estás ausente sino porque no existis.
