El mar de la eternidad

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Ese día en especial el mar lucía enfurecido con todos aquellos que se atrevieran a navegar, sobre todo con la joven que completamente sola enfrentaba a las gigantescas olas que amenazaban con darle la vuelta a su barco. Ella, determinada, corría de un lugar a otro haciendo hasta lo imposible por no terminar hundida en el fondo del mar, y es que aunque su propósito fuera sumergirse, aún no estaba en el punto exacto.

Las palabras de un amigo cercano resonaron en la mente de la navegante, quien frunció el ceño provocando que unas lágrimas le bordearan los ojos.

"En la última noche del mes, deberás tomar rumbo a la isla pérdida de Atlantis..."

Una ola hizo zarandear el barco y la chica cayó de lleno contra el suelo, soltó un quejido de dolor pero al instante se levantó.

"...no verás nada, pero sabrás que estás cerca porque el mar estará enfurecido, enfurecido contigo por haber tenido la insolencia de retarlo..."

Ella se apoyó en el mástil y caminó hasta el timón, cada vez las olas golpeaban con más brutalidad y se le hacía complicado mantener el rumbo. Cuando las velas del barco se rasgaron por el ventarrón, la chica pudo ver algo justo en frente, un enorme remolino que parecía estar a punto de tragarse el mismísimo cielo, cerró los ojos con fuerza y lo último que vio fue la sonrisa de su amado.

"...cuando hayas perdido toda orientación habrás llegado, un remolino te habrá tragado y llevado directo al fondo del mar, donde en vez de criaturas marinas encontrarás miles y miles de almas. Habrás llegado al mundo de los muertos..."

La navegante fue levantándose con cuidado, estaba adolorida por los recientes golpes y sentía como las piernas le fallaban, había sido un viaje demasiado arriesgado y duro para una chica como ella. Aún seguía en el barco, algo dañado y navegando sin rumbo alguno por una marea tranquila. Ella miró a sus alrededores, había personas nadando hacia el lado contrario, unas tenían una serena mirada como si fueran unos con el mar, y otros tenían la cara arrugada mientras parecían gritar piedad al lugar.

"...ahí te toparás con piratas que fallecieron, aquellos que vivieron en paz y libertad bajo el buen uso de su vida como piratas serán solo una luz divina reflejando su bondad, mientras que los que vivieron en un sendero de pura maldad, estarán encadenados y condenados a flotar por el resto de la eternidad..."

Ella se paró en la baranda del barco, miró decidida el agua y se lanzó.

"...para llegar al alma que deseas salvar tendrás que meterte entre las aguas de los muertos, porque ese lugar no es un cielo ni un infierno..."

Soltó un grito sordo cuando sintió algo agarrarla del pie, dio la vuelta y vio como un hombre con los años marcados la agarraba con una cara de moribundo, ella frunció el ceño y le dio una fuerte patada al alma que salió volando a una distancia bastante prudente de donde estaba.

"...deberás evitar que las almas de los condenados te atrapen, porque si lo hacen te unirás a ellos...oye, el lugar en el que estarás podrá lucir tranquilo y sereno, pero eso no va a quitar el hecho de que todas las almas de ahí no han podido encontrar el camino hacia la paz absoluta..."

La chica siguió nadando, miró hacia abajo y vio en el fondo flotando unas cuantas perlas, entre ellas resaltaba una que reconocería en cualquier lugar, y ésta destellaba una agradable y cálida luz roja.

"...al evitarlos encontrarás varias perlas sueltas, elige bien, cuando la tengas lo verás una última vez..."

Ella se consumió y nadó hasta la perla roja, la tomó entre sus manos y volvió a la superficie.

"...el tiempo límite que tienes ha comenzado, deberás irte rápido antes de que el mundo de los muertos te consuma por completo y castigue por haberte hecho la heroína..."

La joven abrazó con todas sus fuerzas la perla, fue entonces cuando sintió unos cálidos brazos rodearla y brindarle refugió en su pecho. Inevitablemente lágrimas le comenzaron a adornar las mejillas, ella levantó la mirada y se encontró con la tierna sonrisa de un pecoso, quien alegre le limpió las lágrimas y murmuró su nombre.

-- Ace... -- susurró ella y lo abrazó, no quería irse, quería quedarse con él por siempre y para siempre.

La joven lloró como nunca antes lo había hecho, de todas formas sabía que para darle la paz al pecoso debía dejarlo marchar, debía dejar ir al hombre que recibió su amor y le entregó el suyo, debía liberar al hombre que vivió en libertad, y debía soltar al hombre que le había enseñado a vivir sin arrepentirse de nada y a decir lo que verdaderamente pensaba.

-- Te quiero...

-- Y yo a ti, mi pequeña soñadora -- Ace le acarició con cariño la mejilla, y como última despedida le dio un tierno y cálido beso en los labios.

Ella lo abrazó con más fuerza, y cuando iba a acariciarle el cabello se encontró con la nada. Bajó la mirada y entre sus manos reposaba los restos de la perla roja, ya sin brillo e indicando que el portador de ésta había logrado marcharse en paz. La joven sonrió y una lágrima debida a la alegría cayó sobre la perla.

"...oye..."

Levantó la mirada y sonrió mientras los ultimos trozos de la perla se iban desvaneciendo.

"...sal de ese lugar, o las almas perdidas irán por ti...

La navegante comenzó a nadar decidida hacia el barco que aun flotaba sin rumbo, se subió y corrió hasta lo que quedaba del mástil.

"...cuando hayas llegado al barco deberás gritar con todas tus fuerzas tu profundo deseo, sin mentir, o sino el aun enfurecido mar te arrastrara a las profundidades del mundo de los muertos"

Ella se llevó ambas manos al pecho, cerró los ojos y tomó todo el aire que pudo retener en sus pulmones.

-- ¡¡DESEO VIVIR EL RESTO DE MIS DÍAS SIN ARREPENTIRME DE NADA!!

La joven se removió intranquila en una superficie pastosa, recién tenía un sueño y la luz solar que le daba en la cara le estaba molestando. Ella abrió lentamente los ojos acostumbrándolos al brillo, fue levantándose para quedar sentada y se topó con un horizonte de puro mar, bostezó y una voz desde atrás la llamó.

-- ¿Por qué siempre te quedas dormida en el mismo lugar? -- preguntó un hombre de cabellos negros -- (Tn)-ya.

Ella rió divertida.

-- Calla y dejame dormir.

Él bufó y se sentó a un lado.

-- Desde que tuviste ese viaje se ha convertido en tu rutina diaria -- dijo con preocupación -- ¿aun tienes la esperanza de que vaya a volver?

-- No seas tonto, Law, te pedí que me dijeras la leyenda de como llegar al mundo de los muertos para liberarlo -- respondió la joven y volvió a echarse de espaldas, cerró los ojos y sonrió tranquila -- ¿quieres saber por qué siempre me quedo aquí?

El pelinegro pareció dudar, ella abrió un ojo y lo miró esperando una respuesta, a los segundos asintió. La joven volvió a cerrar el ojo y suspiró sonriente.

-- Siento que estoy más cerca de él...

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Debo decir que este pequeñisimo One Shot lo hice con el dolor de mi alma ;▽; 

La idea fue de un buen amigo, yo solo "redacté", así que, ¡quise representarlo como nuestro querido Torao! ¿quién no quiere a Torao como un amigo cercano?

Espero que te haya gustado, adiuh ~

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⏰ Última actualización: Mar 19, 2020 ⏰

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Hasta que vuelva a verte (Ace x Lectora) ~ ONE SHOT ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora