Los primeros móviles construidos ya transitaban por las calles de Dam. Máquinas de pesada estructura metálica, ensambladas con pequeñas y numerosas piezas, máquinas que circulaban por los caminos de una forma muy extraña. De la parte inferior de estas máquinas móviles salía alguna clase de energía que provocaba que no tocaran el suelo y de esta forma, levitando, podían transportar a los dameses. Este nuevo sistema de transporte fue aplaudido por toda la población y era considerado un milagro de los dioses. No eran máquinas veloces, pero hacían más agradable el traslado por la ciudad y aunque expulsaban una gran cantidad de humo, no era gran problema para las personas ya que se habían acostumbrado. Excepto Desmodus de Azara, que no lo soportaba.
Cuando vio venir uno de los móviles se detuvo ante el camino que lo separaba de la plaza de Dam, y con un pañuelo se tapó la nariz ya que el humo emitido por la máquina había ocupado toda la calle, hasta la calzada donde él se encontraba, impidiéndole respirar bien. Hace tiempo que Desmodus no frecuentaba el lugar ya que vivía alejado de la ciudad, prefiriendo la soledad de los bosques que rodeaban el pueblo, lo cual le ayudaba a concentrarse y a trabajar en sus proyectos. Pero esta vez se dirigía a una reunión importante y debía pasar por ahí.
En toda la plaza había tiendas que vendían distintos productos, convirtiéndola en un pequeño mercado. Estaban ubicadas al azar, motivo por el cual no existía un camino lógico que seguir, formando así un gran desorden entre quienes la visitaban.
Una ráfaga de viento le provocó escalofríos, por lo que abotonó su largo abrigo negro hasta el cuello. Esa mañana Mass el sol del planeta, alumbraba con poca intensidad, causando más frío que de costumbre. La estrella color marrón era muy pequeña, por lo que las bajas temperaturas en el planeta eran lo habitual, pero mientras más avanzaba por el mercado más cálido se tornaba el ambiente gracias a varias fogatas instaladas en el lugar.
En el mercado, los comerciantes ofrecían todo tipo de productos, abrigos, muebles, artículos mecánicos, alimento, entre muchas otras cosas. Desmodus se detuvo frente a una tienda que era atendida por un sujeto mayor y con rostro de apariencia similar a la suya, tan blanca como la nieve que caía en los días de extremo frío. El vendedor le ofreció una botella transparente con un líquido espeso y Desmodus la tomó agitándola suavemente. Observó el líquido rojo con detenimiento y una sensación de pesar lo embargó.
-Mi señor, la sangre de esta botella pertenece a una estirpe de uros de excelente calidad -dijo el vendedor.
-No, gracias -contestó con calma pero con un tono cortante y dejó la botella sobre el mesón, sin mirar al sujeto. Este no le prestó importancia y continuó ofreciendo su producto.
Dio media vuelta para continuar con su camino, pero se sobresaltó cuando unas crías de dromornis pasaron corriendo entre sus piernas, a punto de hacerlo caer. Los dromornis eran animales con pequeñas alas, alas tan diminutas que no les permitían volar. Su cuerpo tenía pequeñas plumas y su cuello largo terminaba en una pequeña cabeza calva con un pico demasiado grande en comparación con el cráneo. Las patas de los dromornis adultos eran largas y fornidas lo que les permitía correr a una gran velocidad.
Estos dromornis eran pequeños y no alcanzaban a llegar a la rodilla de Desmodus. Los miró y por primera vez en ese día se pudo observar una sonrisa en su rostro, dejando distinguir un blanco diente, alargado y puntiagudo, en la comisura derecha de su boca.
Se agachó y le extendió la mano al grupo de dromornis, uno de ellos se acercó y miró la mano de Desmodus. Este intentó acariciarlo y el animal asustado corrió lo más veloz que pudo junto a sus compañeros de carrera.
Siguió avanzando entre las tiendas del mercado, con la mirada baja y paso firme. El viento agitaba los pocos árboles que quedaban en pie. Hace un tiempo atrás, investigadores de la Asamblea habían creado los móviles de transporte que ahora circulaban por las calles. Estos vehículos podían desplazarse gracias a energía creada a partir de elementos presentes únicamente en los árboles. La revolución de este nuevo sistema fue tan grande que cortaron gran parte de los árboles del planeta, sin pensar en el efecto perjudicial que podría conllevar. Desmodus observó los árboles y se preguntó si la ausencia de estos afectaría al planeta, o a las personas.
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Desmodus. El origen del Chupacabras.
Science FictionLos habitantes del planeta Dam son devotos de la Santa Sede y de los dioses y creen que son los únicos seres vivos del universo, pero el investigador Desmodus de Azara tiene otras creencias y realizará un descubrimiento que cambiará su vida para sie...