Feliz Cumple Kevin

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Recién había salido del trabajo mientras caminaba por la calle. Dos calles de subida, dos de bajada. Día de calor, y lo único que quería era llegar a mi casa. Comer y recostarme un rato, detener el tiempo aunque sea un instante. Pero, al llegar a la parada del colectivo el cielo comenzó a comportarse extraño. Era de esos días en donde por la mañana puede salir el sol y con el pasar de las horas teñirse todo de gris. El viento cada vez era más fuerte. En fin, cuando llegué a la esquina no lo podía creer. Era una escena espeluznante de verdad. Cada paso que daba en dirección del automóvil que se encontraba detenido, más palpitaba mi corazón. Solo podía ver una pierna y un brazo. Estaba frente a una florería muy reconocida del barrio. Mire dentro del local, no había nadie. Quizás hoy abren más tarde, pensé. El viento seguía aumentando su velocidad. Al asomarme por el vehiculo ahí lo encontré a José. El dueño de la florería. La sangre bajaba lentamente desde su cuello por todo su brazo y su pecho. Empecé a gritar desesperado, por favor ayúdenme.
-¡Señor señor, llame a emergencias!- sale corriendo - ¡¡¡¿Por qué nadie me hace caso?!!

Corrí hacía dos jóvenes que se encontraban a unos metros, y les pedí por favor que me ayudaran. - deben haber visto mi cara de preocupación que sin dudarlo me acompañaron hasta el auto.
- Vos sostenele el cuello así mientras llamo a una ambulancia. - me dí vuelta y empecé a caminar. Siempre caminaba al hablar.

- ¡Hola hola hola! Por favor, atiéndanme "se le informa que por falta de pago no puede realizar esta llamada" ¡QUÉ MIERDA, SI PAGUÉ LA CUENTA ESTA MAÑANA!

Al volver la vista hacia el auto. Ya no estaba. Ya no estaba ni José, ni la pareja de jóvenes, no había nada, ni nadie. Me froté los ojos intentando secarme la transpiración. El viento ya se había calmado un poco. Dónde se fueron  juro que los vi. No pude habérmelo inventado todo. Sé que en el pasado había tenido unos picos de estrés bastantes fuertes, pero Adriana ya me había dado el alta hace mucho tiempo. De igual manera tomaba las pastillas como me lo había dicho.
Me subí al colectivo como lo había planeado anteriormente pero seguía sin entender nada de lo que había pasado. Ya al llegar a casa estaba un poco más tranquilo, saludé a mi perro como de costumbre y me puse un short. Era una tarde realmente calurosa. Fui hacia la heladera. Nada, no había nada. Maldije por lo bajo. Marlow no dejaba de lamerme. ¡Basta Marlow! Qué pasa que me lames tanto. En cuanto la mirada llegó hacía mis piernas volví a espantarme. Eso era sangre, no podía ser otra cosa. ¿De dónde había salido si todo me lo había inventado? Definitivamente, algo no está bien. Mejor tomo un vaso de agua e intento recostarme un rato. Dormir siempre me ayudaba cuando la vida se me empezaba a venir encima.
Al cabo de tres horas, ya era de noche. La sangre en mis piernas no estaba más. Sentí un alivio como pocos. Bueno, llegó el momento de sacar a pasear a Marlow. Dónde se habrá metido este perro. Marlow, Marlow, Marlow. Lo busqué en todas las habitaciones y no estaba más. ¿Cómo se puede haber escapado? Si estamos en un quinto piso, y la puerta estaba cerrada. Todas excepto una. NO, EL BALCÓN NO, por favor Marlow. Corro a toda velocidad y la puerta se encontraba abierta. Me detuve antes de poder asomarme. No quería mirar hacia abajo. No quería ver muerto a mi perro. Paso a paso me abalancé sobre la reja del balcón, bajé la mirada y ahí estaba. Ahí estaba todo igual que siempre, por suerte. Las mismas plantas feas de todos los días. Todo igual. Sentí que de a poco el alma me volvía al cuerpo.
Bueno al menos no se suicidó pero a dónde estará ese maldito perro. Ya era hora de que apareciera. Salí a buscarlo por todo el edificio, preguntándoles a los vecinos si lo habían visto. Nadie sabia nada, algunos parecía que ni sabían de qué estaba hablando. Hacía cinco años vivíamos ahí, qué idiotas son para no recordar haber visto un perro. Imbéciles, pensé.
Al regresar de una búsqueda totalmente en vano, las paredes habían cambiado a un tono rojizo. Otra vez, el no tomar las pastillas empezaban a pagarme caro. Fui hacia la heladera y al abrirla, me quedé paralizado con lo que estaba viendo. Marlow estaba cortado en pedacitos en una bandeja llena de sangre. Lo único que conservaba era su cabeza, sobre su hocico entre sus ojos había una vela con un papel que decía "Feliz Cumple Kevin".
Me desperté alrededor de las tres de la mañana tendido en el suelo de la cocina con un dolor de cabeza insoportable. Recordaba muy poco de lo sucedido. Pero si de algo estaba seguro es que solo había una persona en el mundo que sabía mi verdadero nombre. Hacía muchos meses que nadie me llamaba así. Y esa persona ya estaba muerta. Lo sabía porque yo la había matado. Mi psicologa sabía mucho de mí. Tenía que hacerlo para poder desaparecer y renacer en una nueva vida. Que nada estropeara mi nuevo yo, solo eso quería. Al principio dudaba si era necesario matarla, pero el saber que ella poseía el poder suficiente para destruir toda mi obra de teatro, es decir toda mi vida, me carcomía la cabeza.
Igual, seguía sin entender, cómo podía haber llegado ese mensaje ahí. Si al menos que yo sepa, no le había contado a nadie que me había cambiado el nombre. Fui hacía la heladera para poder deshacerme de Marlow. Ya no estaba.
¡Qué carajo está pasando por mi cabeza! ¡Qué me pasa! No pueden desaparecer los muertos así, la sangre es real, yo la sentí. No se va así como si nada. Me miré la remera y tenía manchas de sangre. ¡Es de verdad! ¡No estoy loco! ¡La sangre existe, no estoy loco jua jua jua no lo estoy! Esto hay que festejarlo y qué mejor manera de hacerlo que bebiéndome los tres vinos que había guardado para el fin de semana.

Disculpen, son un matrimonio joven y sé que están llenos de esperanzas de poder mudarse a este departamento. Pero tenía que hacerles saber lo que había sucedido con el dueño anterior. Sé que es riesgoso contarles esto pero priorizo la verdad ante todo.

- ¿Y qué paso con Kevin? - El chico de la inmobiliaria no podía creer que no salieran corriendo de inmediato de allí. Entonces prosiguió con su relato.
Resultó ser que tenía una relación amorosa con su psicologa. Ella al enterarse que Kevin estaba viéndose con otra chica. Decidió por matar a su amigo más amado, su perro. Y en cuanto él vio a su perro muerto, recibió un golpe por detrás quedando así desmayado. Ella sabía que podía provocar que Kevin enloqueciera, asíque mientras el estaba en el suelo, limpió toda la heladera y se llevo al perro. Cuándo su novio o mejor dicho, ex novio, se emborrachó. Lo llevó a la habitación y le cortó primero su miembro al grito de "ni en el infierno te vas a poder cojer otra chica, hijo de puta" y después terminó por descuartizarlo por completo. Luego ella se suicidó tirándose por el balcón. Lo único que la policía nunca descifró es porqué él creía muerta a su psicóloga.

- Mi amor, no se por qué pero al escuchar esta historia me dieron ganas de comprar el departamento. ¿Qué opinas? - se acercó al oído y le dijo suavemente - "Y tal vez podamos repetir, digo cambiar, la leyenda de este lugar."
Lucas al escuchar eso se paralizó. La miró a los ojos y no la reconoció. Tenía la mirada distinta, y al acercarse más pudo ver una pequeña mancha blanca en su pupila que decía "Feliz Cumple Kevin".

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⏰ Última actualización: Mar 21, 2020 ⏰

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