-Es increíble cómo no se decide!- dijo mi hermana arrojando su almohada al suelo.
-Bueno los dos son muy guapos- dije saboreando el salado de las palomitas de maíz .
-aún así no es justo para ninguno de los dos- hizo una pausa. - Iré por agua, tanto drama me dio sed.
Así eran nuestros viernes por la noche desde que me gradué de la secundaria, ver películas románticas y comer todo tipo de golosinas que estuvieran a nuestro alcance.
Mi hermana y yo siempre fuimos muy unidas, y el divorcio de mis padres fue un evento que nos unió más, ojalá pudiera decir que fue un evento pacifico, pero honestamente no creo que ningún divorcio lo sea.
Mis padres se divorciaron hace 1 año, y el proceso de adaptación ha sido duro, sobretodo por el intento de mi madre de ser amiga de mi padre, aunque el tener un padre cascarrabias no ayuda.
Desde pequeñas siempre vimos a nuestros padres pelear y discutir frecuentemente , mi madre intentaba siempre mantener la calma sabiendo que su esposo era un hombre muy fácil de enojar.
Cuando cumplí 14 empecé a entrometerme en sus peleas, sencillamente porque no podía soportar el machismo de mi padre y sus ridículos ideales antiguos, naturalmente las peleas terminaban centrándose en mi, pero no me importaba disfrutaba ver la cara de mi padre al quedarse sin argumentos en cada pelea que teníamos.
No me mal entiendan amo a mi padre con todo mi corazón pero no estoy de acuerdo con su forma de ver el mundo y su forma anticuada de ser, en su cabeza sus hijas tenían que ser perfectas.
Debíamos ser calladas, estar arregladas, traerle las cosas, lavar, planchar, fregar, cocinar; siempre el que cocinaba estaba condenado a críticas sin motivo de su parte, lo peor era que luego le comentaba a sus amigos errores que cometíamos...pero yo nunca me deje, por eso el se aparto más de mi y aunque no quiera admitirlo eso termino destruyéndome, pensé en un principio que me estaba haciendo fuerte pero no fue así, y me aguante ese dolor incluso hasta el día de hoy.
Apagué el televisor y encendí el aire acondicionado, preparándome para entrar en el único lugar donde nadie podía hacerme daño...mi sueños, amaba dormir; es el único lugar donde tus problemas se vuelven irrelevantes y la realidad es sugestiva. Sentí como la cama se hundía a mi lado, para sentir un beso en la mejilla por parte de mi hermana y caí profundamente dormida, en mi paraíso.
(...)
Desperté por la pesada luz que se colaba por mi ventana, y como todos los días maldije el haber despertado, el volver a mi triste realidad. Me levante sin las opciones y me dediqué a continuar con mi típica mañana.
Mi madre estaba en la cocina haciendo lo que parecía ser panqueques, el dulce olor de ellos invadió mis fosas nasales haciendo que mi estómago rugiera.
-buenos días- dijo mi madre sin voltearse- el desayuno estará listo pronto, deberías servir el jugo.
Sin pensarlo dos veces obedecí, y mire su cara tan sombría como la primera mañana separada de mi padre y no pude evitar en recordar cuando no había nada más que felicidad en su rostro.
-Mamá.
De su parte solo se escuchó un sonido que indicaba que continuará hablando.
-he notado que estás triste- hice una pausa -talvez deberías intentar salir denuevo y talvez conocer gente nueva.
Ella se volteó hacia mi, mirándome cálidamente y una sonrisa se formó en sus labios.
-Cariño, estoy bien- acarició mi cabeza y continuó -nada me hace falta, las tengo a ustedes y eso es suficiente para mi, ademas ya estoy un poco pasada de años para volver a salir- terminó soltando una leve carcajada.
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El diario de un corazón desesperado
Teen Fiction"Para alguien que ama las películas románticas, no tienes mucho romance en tu vida" "Cierra la boca."