Cinco años atrás.
Aquella mañana me había levantado con sueño, ya que no había pegado ojo en toda la noche, y con la decisión que sabía que cambiaría mi vida de una forma rápida y de la cual estaba muy segura y no iba a retractarme.
-Buenos días.-sonreí entrado a la cocina y tras darle dos besos a mi madre y padre, les miré.-Me marcho.
Mi madre me miró extrañada por el tono en el que lo dije, pues normalmente decía que nos veíamos más tarde y salía con mi café por la puerta hacía el trabajo. Pol, mi hermano seguía como si no pasara nada a su alrededor, enganchado al teléfono móvil y con la música puesta a todo volumen ya que se podía escuchar desde la entrada de la cocina.
-Que vaya bien el trabajo, ¿vienes a comer?-mi padre intervino recogiendo sus cosas para marcharse a trabajar, se acercó y me besó la frente, y al parecer entendió que es lo que pasaba al instante tras mirarme a los ojos fijamente.
Mi padre era un hombre trabajador, honesto y con el cual tenía una conexión maravillosa, cuando yo tenía algún problema, con tan solo mirarme a los ojos se podía hacer una simple idea de que me estaba pasando algo.
-¿Qué pasa, Carla?-serio, y dejando sus cosas en la encimera se sentó junto a mi hermano quitándole a la vez los auriculares. Pol le miró con rabia pero mi padre alzó su cabeza desafiante, pues así es como mandaba a mi hermano pequeño a callar antes de que hablase.-Tu hermana tiene algo que decirnos, creo.
Asentí y di un largo suspiro, no sabía de que manera empezar a contar la nueva decisión que había tomado, me acerqué hasta la mesa y mirando a cada uno de ellos, empecé a contarles el porqué de mi marcha.
-Madrid, ya he hablado con el trabajo, me trasladan y me ayudan con el alojamiento.-a mi madre le cayeron algunas lagrimas, intentó disimular levantándose a por un vaso de agua.-Mamá, lo necesito, no puedo seguir aquí. Os voy a echar mucho de menos.
La abracé y ambas rompimos a llorar, tras calmarnos mi padre y mi hermano se unieron al abrazo.
-Eres increíble.-Pol dijo entre risas.-No estoy a favor de que huyas y no enfrentes los sentimientos que tienes por Alex.
-Enano, no estoy huyendo de los sentimientos, estoy huyendo de que Alex me haga más daño del que ya me hecho.-suspiré y agarré sus mejillas.-Hay que hacerle frente a todo, lo sé, pero es por mi salud mental también.-reí.-Me irá bien no verlo durante un tiempo.
-Vuelves en poco, ¿entonces?-asentí y le di un beso en la frente.
Me separé y sequé mis lagrimas con la manga de mi camiseta.-Voy a acabar la maleta.-sonreí y subí a mi habitación a acabar de guardar todo en las maletas.
Cogí el móvil y le envié un mensaje a Cristina, mi mejor amiga, la cual por el momento no tenía ni idea de que me marchaba y la cual se iba a negar rotundamente a que me marchase. Éramos amigas desde que teníamos dos o tres años, crecimos juntos ya que nuestros padres eran amigos de toda la vida y se juntaban prácticamente cada día, al principio quizás no nos llevásemos tan bien, de hecho nos llegábamos a pelear demasiado a veces no nos podíamos ni ver, pero fuimos creciendo y nos dimos cuenta de que la una era el gran apoyo de la otra. No compartíamos muchas opiniones, ni gustos pero lo que adorábamos de nuestra amistad es que siempre acabábamos aceptando la decisión de la otra, sin reclamos, ni enfados, ni nada de orgullo.
Acabé de cerrar todas la maletas y justo en ese momento me entró una videollamada por Skype de Cristina, me acerqué al ordenador y respondí.
-¿Y ese interés que te llame? ¿Qué ha pasado?-me miró pensativa y empezó a mirar detrás de mi lo que se lograba ver de parte de la habitación.-Las maletas, ¿Qué hacen ahí?-las señaló.
-Me vas a odiar, sé que no vas a estar de acuerdo, pero ya no hay marcha atrás. Me voy a Madrid a vivir un tiempo.-cerré los ojos asustada de cual sería su reacción.
-Lo sé, empecé a sospechar ayer, cuando me dejaste tu móvil para enviarle un mensaje a Uri, te llegó un correo de vuelo confirmado, no quise decirte nada, esperaba a que me lo dijeras tú.
Suspiré y miré a la pantalla.-Mañana, a las ocho sale el vuelo, no se lo digas a nadie, no quiero ver a nadie antes de irme, nada de despedidas.
-Hecho, pero llego a tu casa en diez minutos, nuestra ultima borrachera amiga. No acepto un no.-y colgó.
Y así fue, aquel día Cristina estuvo conmigo en todo momento, acabando de guardar algunas cosas, repasando que no se me olvidaba nada, incluso contactando con una amiga que vivía en Madrid y que buscaba compañera de piso, Cris me había solucionado el único problema que podía llegar a tener cuando llegase, ya tenía alojamiento y lo mejor es que me quedaba cerca del trabajo.
Al día siguiente cogí ese vuelo a las ocho de la mañana, segura de que iba a ser una nueva etapa y que estaba haciendo lo correcto.
Y efectivamente, mi vida cambió completamente, tras dos semanas en Madrid y algunas pruebas lo confirmé, me había quedado embaraza de Alex.
Años después.
Entré en casa después de un largo día de trabajo en busca de los brazo de Hugo, era lo único que cargaba toda mi energía después de todo el día sin parar en la oficina.
-¡Mami!-corrió hacía mi y lo cogí en brazos.-La tía Cristina ha llamado.-besé su mejilla y fui al salón donde habían varias cartas encima de la mesa.
-¿Si? Iris.-llamé a la niñera de Hugo mientras abría algunas de las cartas, la mayoría eran facturas, pero había una que llamaba demasiado mi atención.
>INVITACION DE BODA<
-Hola, Cristina ha llamado pero como no estabas me ha dicho que mirases la correspondencia y la llamases.-se sentó a mi lado y se puso a jugar con Hugo.
-A ver esta muchacha que ha hecho ahora.-reí y abrí la invitación, sorprendida y feliz a la vez agarré el teléfono y llame a Cris quién contestó al primer tono.
-Dime que ya la has visto.-susurró intentando fingir que estaba lo mas tranquila del mundo.
-¡Felicidades! ¿Cómo? ¿Cuándo? ¡Es muy pronto! Tendría que salir mañana mismo para llegar.-camino por la sala mientras recojo algunas que otras cosas que el peque me va dejando por medio.
-Detrás de la invitación hay dos billetes, para ti y para Hugo, con el trabajo no hay problema, eres la jefa.-se rió y tras un suspiro se puso seria o por lo menos hizo el intento.-Necesito que estés aquí, me subo por las paredes y quiero achuchar ya los mofletes de Hugo.
-Allí estaremos, mañana cogemos el avión.
Lo que no sabía era que la vuelta a Barcelona después de tanto tiempo resultaría tan intensa, y lo que menos me esperaba era volver a ver a Alex en aquella boda y mucho menos que se encontrase con Hugo.