Sus pisadas se escuchaban bajo la lluvia. Estaba desamparado, desesperado por tener un pan en la boca. Desde el dia que le obligaron a huir, desde el dia que lo abandonaron, desde el dia que se dejo llevar por sus emociones, estaba buscando al menos un tejado donde pasar la noche. Las calles de Cardiff se encontraban desoladas, y no habia otra alma aparte de la de el. La luz de los bares era lo unico que se podia ver en la penumbra. Sin siquiera una libra completa, abrio la puerta de uno, esperando sino un minimo de compasión, compasión que nadie le habia dado. El mozo, sin decir palabra, unicamente le entrego la carta. Habia desde los mas selectos vinos hasta la mas vulgar de las cervezas, sin embargo, ni siquiera le alcanzaba para un vaso de agua. No habia ruego que le valiera, ni siquiera para pedir asilo o trabajo, todos siendo friamente rechazados por el mesero. No se sorpredio, el mismo resultado se habia dado en dias anteriores. Viéndose ya resignado a la vagabunderia, y con su nombre en la lista negra, salio del local, en busca del contenedor de basura más cercano, con la esperanza de encontrar al menos un hueso para comerselo tal como si fuese un perro.
Extrañaba su antigua vida, llena de todo tipo de lujos, donde nunca le iba a faltar la comida y el dinero, y donde siempre se estaba bajo el techo de la mansión, preguntándose internamente del porqué quiso matar a su padres.