Frío

    Percibía frío. Las gotas de lluvia se estrellaban como granadas en mi cuerpo.Cerca de allí percibía el aura de alguien más, debía ser algún alma en pena en busca de un cuerpo en el cual refugiarse.

Era él, al final de la calle. Estaba recostado sobre el poste de luz. Ahí estaba, con su mirada incandescente. Llevaba puesta su chaqueta negra que tanto amo.

Me había resultado satisfactorio que hayan anunciado ciclón esa noche.

Me acerqué, al ver su rostro pude percibir como las gotas de lluvia se estrellaban en su tierno rostro. Sus ojos estaban tan oscuros como la noche. Una total perfección. Sus labios estaban más perceptibles que nunca. Las gotas de lluvia caían suavemente sobre sus labios.Nos fuimos acercando lentamente, éramos dos polos diferentes, pero en ese momento perseguíamos la misma luz. La luz que le hacía falta a nuestras vidas. Estando frente a frente, se me acercó. Mi piel se erizó totalmente y se tornó fría, fue como si al acercarse todas esas rosas marchitas dentro de mí hubiesen florecido. Inexplicable diría yo. De momento se acerca a mi oído y me susurra "llegó el momento que tanto esperé". Mientras yo aún no podía creer que el momento más deseado de mi vida incluyendo mis sueños había llegado. Por así decirlo.

Se me acercó y me susurró al oído que desde hace rato ha tratado de decirte algo, pero que sentía inseguridad. Le dije: cualquier cosa que quieras hacer hazla sin aprensión. Me besó, mi mundo se paralizo totalmente, fue como si hubiese estado en medio de un choque de mundos. Sentimientos encontrados, eso tuve. Sus labios eran suaves como la seda y fríos como la noche.Sus besos tenían la pizca de dulzura necesaria para que fuesen totalmente perfectos. El poseía gotas de placer entre sus venas.

Era luna llena. La luz de la luna cubría nuestros desprotegidos cuerpos. Todo fue perfecto. Por ese momento me sentí la persona más feliz y complacida de la faz de la tierra, el hacía que me sintiese así.

La noche estaba en su mejor momento. La lluvia aumentó al pasar de nuestros besos, eso hizo más intenso sus suaves e apasionados besos.

Nos sentamos en la banquilla, a la merced de la luna. Nuestros cuerpos estaban agotados. Joder aún no comprendía como ese momento había llegado, pero dejé de cuestionarme y lo viví al máximo. Ahí estábamos como hijos de la noche. La lluvia caía. Cada gota de lluvia se estrellaba como meteoritos en nuestros frágiles cuerpos.

Me encontraba encerrado en un prisma de confusión.

En esos instantes mi mente conoció la palabra "paz". Mi cuerpo pedía más, mi mente estaba inconsciente. De esa manera fue como irónicamente aproveche una noche que anunciaban ciclón para bañarme en el aguacero.

Mi vida era perfecta, esa noche lo fue. Cuando de repente escucho que tocan la puerta... ¿Espera que puerta? DESPERTÉ