Observaba el cielo, esa noche estaba completamente despejado las estrellas brillaban con esplendor igual que la gran luna que reinaba en ese manto azul medianoche, hacía un frío que condenaba, era pleno invierno en Tokio, y a pesar de sentir sus dedos entumecidos al igual que nariz y orejas no quería ni podía moverse del banco en donde estaba sentando en una plazoleta cercana a varios pub y restaurantes de lujo de la cuidad.
Todo sería tan fácil si fuese una estrella, nada importaría, sería anónima entre tantas pero sería observado por millares de pares de ojos en todo el mundo, estaba en las últimas lo tenía claro su estado no daba para más, tenía hambre, sed y frío, quería mover su entumecido cuerpo pero no tenía las fuerzas para moverse, si bien se resistía abandonar la lucha tenía que ser sincero consigo mismo ya no tenía ni resistencia ni poder alguno en su cuerpo, llegó al límite, entre los abusos tanto físicos como mentales, su poca y nada alimentación.
No era letreado, apenas sabía el valor del dinero, sabía lo básico como un niño de primaria, pero ya con sus diecinueve años había olvidado un sinfín de datos, pero era inteligente, era extraño si la gente lo escuchara hablar pensaría que era un idiota, y lo era, su cabeza era un mecanismo extraño, y así sabía que unos de los golpes que recibió de su tío habían dejando huella en el interior de su ser, sus costillas con mayor precisión. Pero en fin no importaba lo más seguro es que muriese de hipotermia, y al fin su mísera existencia terminaría Naruto simplemente desaparecía de la tierra siendo un nada.
No muy lejos de ahí estaban sentado un grupo de hombre todos entre los 30 y 40 años de edad, todos muy parecidos entre sí, cabellos y ojos ébanos.
-En serio Izuna no es para la risa, tengo que casar a Sasuke con un varón-Dijo desesperado uno de los morenos, cabellos lacios y duras facciones.
-Vamos Fugaku ese hijo menor tuyo te matará cuando sepa de tu plan-Molestaba Izuna otro hombre de facciones más delicada.
-Porqué tienes que hacerlo-Obito uno moreno de cabellos cortos y revueltos inquirió.
-No has escuchado una palabra de lo que digo verdad-Fugaku lo fulminó con la mirada-La familia Uzumaki está empeñado en casarlo con Karin la heredera de ellos, dicen que Sasuke se lo prometió de pequeño, y tenemos un contrato por millones de por medio, y la única manera de hacer que el contrato siga en pie y mi hijo no casado con uno de esos locos Uzumaki es que se case con un hombre-Volvió a explicar.
-Por qué un hombre-Tobi el gemelo de Obito cuestionó sin entender nada.
-Tú eres más idiota que éste-Izuna apuntó al otro gemelo.
-Porque Sasuke podrá seguir con sus andanzas mujeriegas y no querrá estrangular a su padre, además con un varón que parezca un doncel no podrá tener familia, nadie tiene porque enterarse de que no es un doncel y al no quedar en estado de gravidez Sasuke podría divorciarse de él pasado unos años mientras tanto lo puede usar como juguete-Comento el más serio de ellos, un hombre de apariencia imponente cabellos largos y ojos negro con pequeñas manchas rojas entremedio en si intimidante.
Todos Uchiha, todos hermanos, se miraron entre sí, viendo los pros y los contras del plan de su hermano.
-Sasuke te matará-Fue la respuesta final de todos, menos de Madara que miraba a través de la ventana del restaurante.
Hacía minutos que miraba a un rubio de aspecto frágil pero con unos extraordinarios ojos azules que le recordaban a cierto ex que tuvo alguna vez en el pasado, se le parecía, enarcó una ceja hacía frío pero el chico estaba con una sudadera blanca y unos jeans muy gastados con la vista perdida en las estrellas, de la nada apareció un hombre golpeándolo con fuerza, muchos alrededor observaron el ataque pero nadie hizo nada, la cosa empeoró cuando una mujer regordeta de aspecto demoniaco a su parecer se unió a los golpes, y observó como todos miraban, negaban con la cabeza, susurraban, algunos con molestia en sus rostro por semejante espectáculo pero nadie hacía nada.
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Espiral de Mentiras
FanfictionUchiha Madara odiaba muchas cosas y amaba muy pocas cosas, una cualidad familiar, pero cuando amaban lo hacían con pasión y para la eternidad. Minato lo sabía, aún así jugó con su destino, dejó a quien fuera su prometido, y vaya que pagó por dejar a...