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Me duele demasiado la cabeza pero me duele más el alma, si es que aún tengo una, me la fueron haciendo pedazos de a poco. El reloj suena de manera constante y puedo sentir la sangre en mis manos, miró a mi alrededor tratando de saber si esto es un milagro o una maldición. Ya terminó yo hice que acabará de la primera y última manera que alguna vez imaginé.

Mi Forma de decir AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora