Esa mañana...

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-No sabes por cuanto tiempo me has gustado- me dijo él abrazándome-. Nunca te lo dije por miedo a que no sintieras lo mismo, te amo desde el primer instante en que nuestras miradas se encontraron.

Esto era demasiado perfecto, el chico de mis sueños estaba frente a mi declarando su amor a los cuatro vientos, pero no se lo decía a cualquiera, me lo decía a mi.

-Yo también te ame desde ese preciso instante-Dije mientras intentaba no llorar-. Y cuando me regalaste aquella simple sonrisa sentí que el mundo se detenía a mi alrededor.

Él me miraba con sus hermosos ojos azules como el cielo, logrando que mi estomago flotara mas allá de la estratosfera, haciéndome derramar algunas lágrimas de felicidad, las limpio con su dedo pulgar y luego me beso, provocando que el corazón me latiera a mil por hora, que mi estomago sintiera como si millones de fuegos artificiales explotaran dentro, era tan mágico y tan mortal a la vez, comenzaba a despegar nuevamente, cuando paro de besarme y de su boca escuche una voz más aguda que decía:

-Daniella, cariño, despierta o llegaras tarde a tu primer día en la universidad-.Dijo la voz de mi madre.

Abrí los ojos y me quede mirando al techo, un sueño solo eso era, debí haberlo imaginado desde que me dijo todo aquello «Te amo desde el primer instante en que nuestras miradas se encontraron.», ¿Como no lo vi antes?. Debí haber pasado mucho tiempo en ese trance que ataca luego de un maravilloso sueño, porque mi madre volvió a hablarme.

¡DANIELLA YA LEVANTATE!-grito desde el otro lado de la puerta.

-Eso hago-dije algo adormilada.

-Debes apresurarte cariño, o se te enfriara del desayuno- hablo esta vez en un tono mas dulce.

-Ajamm...-musite.

Me levante de la cama, encendí la computadora y mientras se iniciaba comenzé a arreglar las sabanas, cuando estuvo lista abrí el reproductor y la primera canción fue Kiss me de SixpenceNone The Richer, algo desmotivante pero igualmente hermosa, la deje sonar y me fui a la ducha.

El agua caliente elimino mi aletargamiento post-sueñistico y cuando mis neuronas funcionaron normalmente comenzé a recordar aquel sueño, en lo guapo que era el chico, nunca había conocido a alguien como él, con su cabello perfectamente arreglado, con su blanca y suave piel asemejada a la porcelana, y con sus ojos, que con solo mirar aquel verde brillante dejaba sin aliento a cualquiera, es mi chico ideal, pero él solo vive en mi mundo fantástico de sueños, cruda y triste realidad.

-¿Daniella, podrías apresurarte?-pregunto mi madre desde el corredor.

-¡Si, ma, ya voy!-grite desde la ducha

Mis pensamientos me habían absorbido totalmente, rápidamente me lave los dientes y termine de ducharme,al salir del baño escuche la voz de Miley Cyrus con Wrecking Ball, intentaba cantar como ella , pero mis desafinaciones eran infinitas.

Me plante frente al clóset pensando en solo una cosa ¿Como demonios debe lucir una universitaria?, había tirado ya mucha ropa sobre la cama cuando se abrió la puerta de golpe...

-¡DANIELLA NAZARETH VASTAG RODRÍGUEZ!-grito-¡ES LA CUARTA VEZ QUE TE LLAMO, YA VA SIENDO HORA DE QUE BAJES A TOMAR EL DESAYUNO!-siguió gritando-,O ACASO ¿NO PIENSAS IR A LA UNIVERSIDAD?-pregunto con un tono severo.

-Mamá, es solo que no tengo que ponerme, y ya sabes que no me gusta que me llames por el nombre completo-solté en queja.

-Lo se, y no seas dramática que si tienes, solo ponte algo con lo que te sientas cómoda-me explico todo esto con una sonrisa-.Siempre y cuando no te pongas una de tus pijamas de anciana.

-Ja,ja muy graciosa-respondí en tono sarcástico y a la vez algo confundida con sus cambios de animo tan repentinos.

Al final me decidí por una blusa de color rojo sin mangas, con un jean negro ceñido y mis botines negros de tacón, pero quedaba otro gran problema, mi cabello, pensé en peinarlo en una clineja pero escuche los pasos de mi madre, advirtiéndome que ya aparecería de nuevo así que solo tome una liga y me hice una cola de caballo.

Mirándome al espejo vi reflejada a una chica de 17 años de edad con ojos y cabellos castaño, con una pinta de que va de compras en vez de a la universidad. Me disponía a cambiarme cuando mi madre irrumpió en el cuarto.

-Oh Daniella, mirate-sus avellanados ojos brillaban revelando posibles lagrimas y su voz sonaba algo quebrada-.Ya eres toda una mujer, parece como si hubiese sido ayer que corrías por toda la casa desnuda.

-¿porque siempre haces ese tipo de comentarios?-. Pregunte con un pequeño nudo en la garganta al ver a mi madre-¿va eso en algún manual de padres o que?

-Si esta todo en como abochornar a su hijo y otras cosas-.Sonrió mientras se limpiaba los ojos.- Vamos o se te hará muy tarde.

Salimos de la habitación abrazadas por la cintura, en sus ojos podía ver una mirada distinta, esa mirada que usan los padres cuando sienten mas alla de lo que pueden expresar en palabras, y su sonrisa era igual a la de los días felices.

Tome un desayuno ligero y delicioso mientras veía las noticias en la TV, de vez en cuando podía observar a mi madre mirándome fijamente, lo cual me comenzaba a incomodar, no podía soportarlo mas así que le solté:

-¿Te Qued...

-Te pareces mucho a tu padre-. Sus ojos se humedecían de nuevo.- Estoy segura que estaría muy orgulloso, cada dia que pasa veo un poco más de él en ti-. Hizo una pausa para limpiarse las lagrimas.- quizás también sea que me estoy volviendo senil-esto ultimo lo dijo sonriendo, con unos ojos llenos de lagrimas y una voz quebrada.

-Oh Calla, vieja bruja- me lance hacia ella con lagrimas surcando por mis mejillas, las cuales limpie en sus hombros tal como lo hice mil veces atrás.

-Todavía me pregunto porque quieres estudiar letras- Dijo separandose de mi mientras se limpiaba las lagrimas- Bueno, tu abuela esta en plan de limpieza y desinfección, así que estas advertida- Mirò el reloj de pared- llegare tarde al trabajo cuídate mucho mi pequeña- Me dio un beso en la mejilla y luego salio por la puerta de la cocina.

Desayune escuchando las noticias y por supuesto mi horóscopo, cuando eran las nueve de la mañana tome mi bolso, las llaves y me voy directo a la universidad.

Luego de caminar buscando informaciòn, sobre las pruebas de admision a la facultad, me encamine a casa de la abuela, vivia a tan solo treinta minutos de alli.

Pasado el medio día toque a su puerta, la cual abrió después de unos minutos con su radiante sonrisa y su habitual uniforme de limpieza.

-¿Que te trae por aquí querida?- Comento sin dejar de sonreír

-Solo queria ver a la abuela más hermosa del planeta- ella me miro con rostro impresionado- ah, y tambien he querido comer unas cuantas de tus galletas de chocolate.- Dije esto ultimo con una sonrisa ladeada.

-Lo sabia, -Solto mirando a la gata negra que estaba a sus pies- Siempre son mis galletas lo que los trae Fortuna- La gata maullo- se que el amor no es motivo suficiente para venir a visitarnos- esta vez Fortuna dirigio sus ojos azules hacia mi y maullo màs fuerte.

-Sabes que te amo abuela-

-A veces lo dudo, ¿ya has comido, no? -Negue con la cabeza- Bueno almorzemos y al terminar te prometo todas las galletas que quieras si me ayudas a limpiar un poco, ¿vale?

-Como siempre encontrando las maneras de engatuzarme- dije rodando los ojos- Pero so si, que las galletas esta vez que no tengan pasas.

-Si, se que las odias, preparare unas pocas para mi, muero de hambre, vamos, hice un arroz a la jardinera delicioso...

L'amour dans la distanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora