Laura era una niña que vivía rodeada de comodidades y privilegios. Su padre era cirujano y su madre escritora. A sus 10 años no le faltaba de nada: vestía a la ultima moda, tenia un cuarto lleno de juguetes. Sin embargo, Laura se pasaba el día enfadada.
Últimamente no soportaba madrugar y odiaba ir al colegio, sobre todo porque su profesora la estaba siempre regañando. Por si esto fuera poco, ninguna asignatura atraía su atención y malgastaba el tiempo mirando a las musarañas y bostezando.
Si hacía buen tiempo, cuando terminaba el colegio, Laura se iba a su parque favorito, el parque de La Paz. Era su lugar preferido para desconectar de los problemas de matemáticas y de la larga lista de capitales que tenía que memorizar. Una vez allí, solía sentarse en un banco de madera desde el cual podía contemplar una preciosa arboleda y un lago con forma de corazón donde chapoteaban una familia de patos.
Una de esas tardes, se acercó a su banco habitual, tomó asiento, y al mirar al frente descubrió que a pocos metros habían colocado una estatua de mármol blanco que representaba la figura de una niña de su edad, descalza y cubierta de ropa sucia, que parecía mirarla fijamente.
- ¡Que estatua tan triste! Podían haber puesto la figura de un príncipe o de una diosa romana.
Según pronunció estas palabras, escuchó una voz infantil.
- ¿De verdad crees que solo soy un trozo de piedra al que un escultor ha dado forma?
Laura dio un salto y su corazón empezó a latir a todo velocidad.
- ¡Que susto! Por un momento pensé que la estatua me estaba hablando. ¡Será mejor que me vaya!
Se estaba poniendo de pie cuando volvió a escuchar esa voz.
- Sí, te hablaba a ti. ¡Espera, por favor!
Asustada, anduvo unos pasos y se situó junto a la escultura. Cuando la miró detenidamente se estremeció porque se parecía muchísimo a ella: la misma forma ovalada del rostro, ojos rasgados...¡Era una réplica casi perfecta de ella misma!
- ¡¿Pero qué está pasando aquí?!
Miró para todos los lados por si se trataba de una broma, no vio nada extraño y se le erizó la piel. La situación comenzaba a producirle miedo.
- No te preocupes. Por increíble que te parezca, me estoy comunicando contigo y solo tú puedes escucharme. Tócame, te prometo que soy inofensiva.
Laura lo hizo. La estatua era como una cualquiera: dura y fría; pero la escuchaba hablar como si fuera una persona de carne y hueso.
- ¿Quién eres?...¿Quién te ha fabricado y por qué te pareces a mí?
- La historia es muy larga de contar, pero para resumir te diré que soy el resultado de un impresionante experimento científico.
A Laura la empezaron a temblar las piernas y se puso tan nerviosa que creyó que iba a desmayarse.
- ¿Un experimento? ¿Como esos que salen en las pelis?
- ¡Exacto has dado en el clavo!
Su cara se desencajó y notó que el sudor le caía por el cuello.
- No tienes nada que temer, lo entenderás en cuanto te lo explique.
- ¡Empieza!
- Unos expertos llevan años trabajando en un importante centro de investigación de
esta ciudad con un objetivo: lograr que todos los niños y niñas que viven aquí sean felices.
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El secreto de Laura.
FantasyLaura era una niña que vivía rodeada de comodidades y privilegios, pero se pasaba el día enfadada. Cuando terminaba el colegio, iba al parque de La Paz. Una de esas tardes, vio una estatua de mármol blanco que representaba la figura de una niña de...