❝única parte❞

1K 98 19
                                    

La lluvia abrazaba a Seúl aquella tarde casi oscura de otoño, el único sonido además del eco de su voz y del pitido de la tetera era el tortuoso gruñido de la naturaleza. La frialdad de la habitación envolvía a ambos cuerpos pese a estar cubiertos con gruesas mantas, ni siquiera la chimenea era capaz de subirles la temperatura. Sobre quien sostenía un pequeño libreto entre sus manos, recaía la mirada de alguien curioso e inexperto, sorprendido con cada palabra que se desprendía de los labios de su acompañante. Era un intercambio de expresiones que no terminaba de ser del todo equitativo, movimientos de cabeza como respuesta de un lado, sonrisas cómplices del otro.

—Se refiere a esa mirada intraducible, inefable, entre dos personas que comparten un mismo deseo—declaró sin necesidad de mirar el trozo de papel entre sus manos, puesto a que ya conocía y sentía ese significado de memoria. Quizás tanto que afectaba la poca cordura que a ese paso le quedaba. En frente suyo, una delgada figura sostuvo con fuerza la tetera ruidosa, sirviendo un poco más de té en su taza. Esperó pacientemente a que acabara con aquel ritual típico antes de continuar su lectura.

—¿Cómo dijiste que era?—inquirió, con una suave pincelada de rosa en sus mejillas delatando que había estado concentrado en otra cosa. 

—Mamihlapinatapai, es de una lengua de Tierra del Fuego, ¿recuerdas? Te conté de mi viaje a Argentina algunas veces, es un buen recuerdo—dijo con una sonrisa cargada de memorias, el más joven ladeó su cabeza luego de asentir—. Aún mantengo mi promesa de llevarte hasta allí antes de hacerme viejo, JeongIn.

JeongIn rió, la suavidad de aquel sonido melodioso se impregnó en él. Lo miró fijamente por unos segundos antes de retomar su lectura. No era nada nuevo, de hecho se trataba de algo más bien olvidado. Un escrito que había dejado en lo más profundo de su cajón menos querido hacía unos cuantos años atrás, y no había sido sino hasta esa tarde que no se había molestado en visitar a la vieja prueba de que esos sentimientos habían estado ahí desde el principio, incluso si fueron inmorales y perjudiciales. Para nada lógicos. JeongIn había pasado la atención divina de sur orbes hacia el tapizado desgastado de su sofá verde musgo. O verde vomitoso, diría el más joven.

La tarde se les escapó de las manos, quizás porque en aquella libreta guardaba meses y meses de constante cuestionamiento y sentimientos encontrados. Sin embargo, la lluvia no fue capaz de abandonarlos. E incluso comenzaba a ponerse más pretenciosa con tantos ruidos y luces que no hacían más que sobresaltar a JeongIn, quien trataba con todas sus fuerzas el ser suficientemente valiente porque él realmente necesitaba terminar de escuchar lo que Bang Chan tenía para decirle. Sus palabras, no de nadie más. 

—¿Vas a seguir mirándome así o vas terminar de contarme lo que pasaba por tu enferma cabeza?—JeongIn tenía una habilidad bastante agradable de traerlo devuelta a la realidad de un tirón y con sus palabras tenaces, que la mayoría del tiempo resultaban ser un poco venenosas y agrias. Pero ese era el atractivo del muchachito.

Detrás de aquella imagen de ángel pulcro y divino...Sólo había un ángel con maldad. Pero Chan vivía por eso, de hecho. El constante juego manipulador de las palabras peligrosas de JeongIn y sus ojos cargados de inocencia y estrellas puras, infantiles, deseosas por conocer un mundo de colores. Generalmente había un gran abismo entre ser inocente y dulce y parecerlo. Chan lo aprendió a la fuerza, porque fue difícil que la primera vez que lo juzgaron fuera un adolescente de quince años vistiendo un enterizo celeste con un osito bordado en el frente. Que con una sonrisa de frenillos coloridos y masticando un chicle, destruyó su novela en tan sólo veinte minutos. JeongIn, con pequeños rizos chocolate tapando sus cejas y llegando hasta sus ojos, con las mejillas regordetas y el tono más dulce de voz lo llamó patético, predecible y cualquier antónimo de emocionante e innovador que pudiera existir en el idioma coreano, inglés y japonés (sólo porque su conocimiento se limitaba a esos).

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 24, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Meraki 「chanin 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora