AURON

6.8K 694 301
                                    

Subió colina arriba, decidido. Estaba completamente seguro de que nadie más lo haría si no es él.

Pero él lo había causado, no tenía ninguna molestia con ser quien terminara todo aquello.

Enfrentaría a Luzu de una vez por todas.

Bueno, es que Luzu también se estaba pasando, en serio. De vez en cuando lo aceptaba, pero sabía que ya era demasiado cuando sentía miedo de salir de su propia casa.

Y su sorpresa fue de esperar cuando distinguió aquella figura en la cima de esa estructura. Sí, definitivamente no estaba feliz con su visita.

— ¿Qué quieres, zorra? —. Pudo notar el enojo que impregnaba esas palabras, logrando que se estremeciera. Al instante cambió a su antigua postura, tenía que ser claro.

— ¿Qué te pasa, tío? Que una cosa te la acepto y tal, pero ya cálmate, ¿no?

Luzu rechistó, farfullando para sí mismo. Bajó de dónde se encontraba y adentrándose a aquella mansión, saliendo esta vez por la puerta.

— Escucha, no quiero ningún animal por aquí. Lárgate.

— ¿Qué gano si me voy?

— Definitivamente no una flecha en toda tu cara. —amenazó, tensando el arco.

— Luzu...

— Luzu mis huevos, Auron. No somos amigos, ¿entiendes? No tengo que ser amable. Si yo quisiera, que si quiero por cierto, suelto la flecha y te mato. Así que vete mientras te lo permita.

Negó, aunque podía sentir un ligero temblor recorrer su cuerpo. Trató de seguir derecho.

— Necesitamos hablar.

— ¿Hablar de qué? ¿De cómo te devuelvo el favor?—ironizó— No, gracias.

Trató de acercarse, fallando. Luzu había sido más rápido

— Mantente a raya, Auron. —amenazó, reforzando aquel agarre en su arco.

— ¡Baja el arco, joder! ¡Me desespera! No intentaré nada, pero quita eso de mi cara.

Luzu dudó, mirándolo con una dureza que le hacía sentir pequeño a su lado.

— Si te pasas, olvida eso de existir. —exclamó al fin, dejando el arco.

Auron suspiró, aliviado. Casi al instante volvió a su postura imperturbable.

— ¿Te estás divirtiendo?

— Mucho.

— No deberías.

— Me importa tres piñas lo que deba o no deba.

Quedaron en silencio, Auron mirándolo con cierta compasión, y Luzu inyectando veneno con su simple presencia.

— Muy bien. Querías hablar, ¿no?

— Este no es el Luzu que yo q... Que conozco.

— Al chico que yo conocía jamás me hubiese traicionado. A que el mundo es demasiado cambiante, ¿no? —señaló, con un sarcasmo notorio.

Auron recibió aquellas palabras, bajando un poco la mirada.

— Pudo haber sido muy diferente entre nosotros. Pero no. Arruinaste todo y me abandonaste. Tomaste un cuchillo y me apuñalaste por la espalda.

— Pero...

— No he acabado —interrumpió de golpe, callando al chico de forma brusca. —. No pensaste que lo hice. ¿O sí?

—...

— ¿Lo hiciste? Porque apenas estoy comenzando, honey —reaccionó a ese apodo, y trató de disimular aquel sentimiento punzante.—. Yo no estoy aquí porque quería hacerme la víctima. Yo estoy aquí porque quería vengarme... Porque quiero matar.

El chico tragó saliva. ¿Interrumpir? ¿Y qué le llegara una flecha a la cabeza? No, gracias.

— Todos los días. Te ví cada día volviéndote loco por las locuras que te hice. Por mí. Y me gustaba, sinceramente. Porque tú me amaste. ¿O me amas? —cuestionó, esperando una respuesta.

— Yo... Tal..  Tal vez. —balbuceó, esperando que continuara el chico.

— Todo se fue al caño cuando me tiraste a la basura. Me hiciste menos. ¿Luego qué? ¿Fuiste con ellos y disfrutaste? ¿Reíste? —. Cada palabra tenía ese sentimiento de amargura en ella. Las dejaba flotando, con ese dolor tan distinguible.

— ¡Lo hice por tu bien!—se excusó—¡Porque me importas, te quería ver feliz!

— Y anda que lo hiciste de maravilla. —comentó, con esa sonrisa rota y dolorosa que lograba que Auron sintiera su mundo hacerse trizas.

Pero lo que más le dolía, era que aquel chico era su mundo.

— Y te lo digo de una vez, Auron. Si tratas de romperme, aunque sea una sola vez más... Haré de tu vida un infierno. Ya acabé contigo, no tengo más intenciones de volver por tí.

Durante un segundo, Auron dudó si la última frase la había dicho aquel monstruo o Luzu.

Pero comprendía aquel dolor. Sabía que no era muy lindo que tu amigo te dejase de lado. Que te engañara.

— Yo... Yo creo que puedo decidir ya que es lo que es malo para mí. Esto me hace pensar que realmente... No confías en mi. No confías en lo que soy capaz de hacer. —mencionó, dolido. Auron pudo ver, por un corto momento, a aquel chico frágil y bondadoso.

— Yo confío en ti, Luzu.

— Y yo confiaba en ti, Auron. ¿Estás seguro que yo fuí el monstruo de ambos?

Lo pensó: él había sido quien corrompió a un ser bondadoso, arruinando todo aquel esfuerzo y esa confianza que le dio, pisoteando todas sus esperanzas.

Él era un monstruo. Ahora lo entendía.

«¿Estás listo para el monstruo?»


Sin pensarlo mucho, se lanzó a abrazarlo, logrando que ambos cayeran.

Y ambos dejaron de pensar por varios minutos, que parecieron eternos. Dejaron de pensar en su culpa arrasadora, o su furia cegadora. Solo pensaron en lo mucho que extrañaban permanecer juntos.

— Ah, yo... Joder, te necesito, Auron. —musitó Luzu.

— Lo sé. —replicó el chico.

Y, por un momento, aquel que se usó para que las mariposas volaran o las plantas florecieran, por ese momento, decidieron que se querían y necesitaban más que a cualquier cosa.

Así fueran unos monstruos.

LOSIENTOPENSÉQUEYAHABÍAPUBLICADOESTOAH

M O N S T E R || LUZUPLAYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora