Día 10.

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La mañana fue corriente , lo de siempre , maldita rutina.

Lo raro es que hoy han cambiado de insultos , gorda me han llamado ¿Abré cogido peso?

Me tendré que poner a dieta y hacer más ejercicio , así no me lo llamarán más , ya tengo a una borracha drogadicta en casa para que me insulte.

Llegué a las clases de apoyo a las 16:45 , para mi sorpresa Ron estaba allí , sonriendome , adoro su sonrisa , tan perfecta como el , con unos labios carnosos que cualquier chica daría lo que fuera por besarlos.

-Diana ¿Quieres hablar?

-No , vamos a dar la clase de una vez , no empieces por que me voy.

Ese niño inmaduri me cogió las llaves y nos encerró en la clase . Se guardó las llaves.

-Hasta que no hablemos no abriré y no daremos la clase , no me gusta nada verte así , a si que me lo vas a contar.

No tenia más remedio , quería salir de allí e ir con mi padre.

No le conté la verdad.

-Nos acabamos de mudar y no me acostumbro al entorni , ya está , se me ha hecho dificil dejar mi vida atrás , solo eso.

-Se que me mientes , lo veo en tus ojos , esos maravillosos ojos... Perdón , no quería decir eso.

-Tranquilo , no pasa nada , al menos alguien me a soltado un alago desde que llegué al instituto.

Se sonrojó ¿Sentiria algo por mi? No creo , mejor no hacerme ilusiones.

La vida de una chica suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora