la nueva compañera

trabajo en agencia

Todo lo veo negro y siento a suavidad de mi colchón debajo de mí, me acurruco con mi cálida sabana y me acomodo en mi cama disfrutando de mi merecido descanso luego de tanto trabajar como héroe.

¡RIIIIIIIIIING!

-Nada en la vida es perfecto-, digo yo somnoliento abriendo un poco mis parpados para estirar mi mano y apagar el despertador que me había sacado de mi comodidad.

Me tuve que quedar luchando contra villanos ayer hasta tardé y llegué reventado de cansancio como de costumbre, nadie dijo que ser el símbolo de la paz sería fácil, Yagi-San fue el que me enseñó sobre esa realidad desde que me volví su discípulo.

Me levanto de mi cama tallándome los ojos con cansancio mientras comienzo a caminar hacia el baño, una vez adentro me echo agua en mi rostro para despertarme del cansancio que da dormir solo 5 horas después de todo un día de trabajo.

Me cepillo los dientes y sin más vuelvo a mi habitación para arreglar mi cama y luego vestirme para mis ejercicios matutinos a las cinco de la mañana. Una vez termino mis ejercicios me dirijo a la ducha para limpiarme y despojarme de todo el sudor y el mal olor.

Diez minutos después ya salgo del baño con unos calzoncillos negros puestos y con una toalla blanca sobre mi cabeza mientras llego a mi habitación para revisar los mensajes que recibí en mi teléfono.

Emma: Necesito que vengas hoy a mi oficina para informarte sobre algo importante, por favor abstente de patrullar hasta que hablemos.

Pongo una mueca de confusión en mi cara mientras veo el mensaje, pues Emma que es la jefa de la agencia de héroes en la cual trabajo, nunca me había pedido que dejara el patrullaje para ir a verla a su oficina, espero que no sea nada malo.

De cualquier manera suspiro y dejo mi teléfono en mi cama para luego dirigirme a la cocina para prepararme el desayuno, el cual son pancakes con miel y jugo de naranja. Me tomo mi tiempo pues apenas son las seis de la mañana y cuando termino de comer limpio mis platos y los dejo en su sitio.

Me dirijo de nuevo a mi habitación para vestirme con ropas sencillas, unos deportivos negros, un pantalón de mezclilla azul, una sudadera blanca, una gorra verde y unos lentes oscuros, después de todo no puedo andar mostrando mi identidad con normalidad debido al caos que se forma cuando me reconocen en la calle.

Tomo las llaves de mi casa y mi teléfono para luego salir de mi departamento, algo sencillo pero cómodo y para mi es más que suficiente. Recuerdo que Kacchan se compró una casa de lujo con el sueldo que gana como el héroe número 2 y luego Kaminari, Mina y Sero me preguntaban la razón por la cual yo no hacía lo mismo con el dinero que gano como símbolo de la paz.

La respuesta sencilla es que me siento más cómodo en un ambiente sencillo y no muy lujoso y caro. Si lo tuviera que decir de alguna manera seria que me gusta ese ambiente debido a que me recuerda a los tiempos en los cuales yo vivía con mi madre, además vivo solo y una casa exageradamente grande sería un desperdicio.

Bajo por el ascensor del edificio para llegar a la calle y comenzar a caminar con las manos en mis bolsillos observando como la ciudad va despertando para afrontar un nuevo día.

Algunas tiendas a las que recurro frecuentemente comienzan a abrir y se empiezan a ver a padres saliendo de sus casas para llevar a sus hijos a la guardería mientras que alumnos de secundaria se juntan en grupo para comenzar a dirigirse a sus escuelas.

El ambiente es pacífico y tranquilo y lentamente formo una sonrisa en mi rostro al ver como todos a mí alrededor parecen vivir sus vidas sin preocuparse por el ataque de algún villano, esa es la razón por lo cual yo me esfuerzo tanto día a día manteniendo al crimen a raya. Sin duda me siento satisfecho con esta tranquilidad además del hecho de que enorgullezco a Yagi-san que en estos meses ha estado viajando con mi madre por Europa.