Jaciel

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Se encuentra sonando un pitido constante - ¿De dónde viene ese sonido? - pregunté mientras giraba mi cabeza hacia todos lados buscando el origen de el sonido, pero a cualquier lugar que viera, solamente podía ver un enorme cuarto de infinita oscuridad.

Di unos cuantos pasos, pero parecía no tener sentido ya que todo era igual y al caminar no tenía algún rumbo a dónde ir. En el cuarto de podía escuchar, aparte de unos pitidos, el llanto de una persona y, con el tiempo, me di cuenta que ese llanto era igual al de una mujer... Una mujer que me parecía conocer por algún motivo.

De pronto, un enorme estruendo surgió del lugar donde estaba, lo cual me hizo cerrar los ojos con fuerza, y al abrirlos pude ver que me encontraba sobre una cama enorme, parecía ser la cama de mi cuarto pero mucho más gastada y sucia.

Observe el lugar y me di cuenta que yo era una miniatura y que el cuarto era enorme, la distancia entre el suelo y el techo parecía ser entre 10 y 12 metros.

A unos pasos se encontraba mi peluche favorito tirado: un oso café con un moño rojo y un micrófono, a quién llamaba cariñosamente Tom. Lo levanté y me dispuse a buscar la manera de bajarme de la cama pero un movimiento brusco constante me detuvo, parecía que el suelo temblaba pero  solamente era por periodos cortos de tiempo.

Mi peluche comenzó a temblar y parecía que estaba sudando, lo solté de inmediato y este se levantó muy asustado y comenzó a correr mientras me llamaba - ¡Corre que no te atrapé! - me dijo angustiado mientras se escondía.

Que él me hablara no me extrañó pues en mi cuarto, él solía levantarse y hacer bobadas para hacerme reír... Por lo menos, eso imaginaba.

- ¿De que me hablas? - le pregunté sin moverme de mi lugar. Al verme, regresó lo más rápido que pudo, me tomó de la mano, y me llevó hacia atrás de una almohada de la cama.

Daniel eres muy lento - me dijo mientras me tomaba de las manos.
- Perdón, pero me puedes explicar ¿Qué es lo que sucede? - le pregunté mientras le miraba.
- No hay tiempo, primero tenemos que salir de aquí y después te explico, no  podemos dejar que nos vea.
- ¿Quién? - mencioné y al terminar de hablar, un gran crujido sonó cerca de nosostros. Me intenté asomar pero Tom me interrumpió jalandome hacia adentro de nuevo.

- No dejes que te vea, te hará cosas horribles... ¿Qué no lo recuerdas? - me dijo en voz baja mientras me abrazaba.

No pude responderle nada al respecto ya que no sabía con claridad lo que me decía. Así que solamente me dispuse a escucharlo.

- Bien, si bajamos por las sábanas y nos vamos por debajo del ropero, podremos llegar rápido a la salida y salvarnos de ese monstruo.

Antes de que pudiera hablar, Tom me sujetó de la mano con fuerza y comenzó a llevarme hacia una esquina de la cama para comenzar a bajar por los bordes de la sábana.

Una vez abajo, comenzamos a correr en dirección al ropero para después llegar a la salida, pero antes de ello, Tom, por accidente, dejó caer su micrófono  y eso llamó la atención del monstruo, el cuál, de inmediato dirigió su mirada hacia nosotros y comenzó a bajar de la cama a una velocidad sorprendente. Al pasar dejaba un rastro de un líquido blanco que parecía ser muy baboso y que tenía un olor muy fuerte a podrido.

Tomé el micrófono, cargué a Tom y corrí lo más que pude a la puerta y al dar dos pasos hacia afuera, tropecé callendo al suelo.

El enorme deforme se abalanzó hacia nosotros pero antes de poder alcanzarnos se detuvo en la entrada, por algún motivo no podía pasar más allá de esa habitación, la cual, se encontraba en completa oscuridad a comparación a la habitación en la cual me encontraba ahora.

Civilización: Las dos caras de la SociedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora