One-Shot

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Odio el campo, lo odio con toda mi alma, y, ¿Dónde estamos? en el puto campo.

Habría sido mínimamente divertido si la compañía me hubiera dejado traer a Bibii, pensar en mi pequeña, nuevamente solita en casa, me parte el corazón.

Pero nuestra maravillosa empresa es así, en nuestros días libres nos "invita" a una escapadita al campo; que se metan la escapadita por donde les quepa.

Aún así, como buen chico, acepté venir y aquí estoy, rezando por no torcerme un tobillo con alguna piedra del camino y paseando entre excrementos bovinos más grandes que mi perra.

Off camina a mi lado, parece un verdadero excursionista, el muy cretino sí que disfruta de estas salidas campestres: con su camisa hawaiana, su pantaloneta floreada y sus Camper, lo miro con algo de odio —fingido— pues no se hace partícipe de mi desgracia.

— No entiendo por qué no me han dejado traer a Bibii — comento enfurruñado, queriendo contagiarle mi mal genio para que me apoye, creo que no lo he conseguido pues lo oigo suspirar como si yo fuese pesado o quejicoso; eso me enfada aún más.

— Porque cualquier águila calva podría comérsela, tiene las misma dimensiones que los roedores de por aquí.

Ahí está el muy idiota con su humor de retrasado, se pensará que me hace gracia.

Mi contestación está a su nivel, para que me entiendan, algo así como "A ver si voy a enseñarte yo la que tengo calva", pero el problema de ponerme a su altura es que él lleva mucho más tiempo que yo siendo idiota por lo que su contestación me deja por los suelos, algo así como "Gracias, no quiero ver tu vagina".

Caminamos en silencio, siguiendo a los del staff y al resto del grupo, yo me voy preguntando si el idiota de Off en verdad pensará que tengo vagina, vale que mi armario es más grande que el de cualquier mujer y me comporto más caprichoso que ninguna, pero... de ahí a tener vagina hay un mundo.

Lo miro de reojo y veo que lleva una enorme sonrisa de satisfacción pintada en los labios, orgulloso de haberme cerrado la boca, frunzo los labios sin percatarme de que eso ensancha más la sonrisa de mi estúpido amigo.

— Hemos llegado — la risueña voz de Singto me obliga a mirar al frente.

Es una imagen bucólica, debo admitirlo: el río pasa tranquilo por esa zona de pilones que son como pequeñas piscinas naturales, hay grandes rocas planas donde hoy —al ser un día laborable— no hay mucha afluencia de visitantes, sé que los miembros del staff han traído comida para el medio día.

Me resigno, sin reconocer que aquel sitio no está del todo mal, nos asentamos todos en una enorme planicie de roca situada a unos tres metros por encima del pilón más grande de todos, el sonido del agua fluyendo es relajante, el aire puro me refresca en cada bocanada.

A pesar de todo, no pienso reconocer que me agrada estar allí, sería admitir que me he equivocado y mi orgullo no me lo permite.

Todos, como en manada, comienzan a desvestirse y como chiquillos gritando y empujándose unos a otros se precipitan al agua, ya sea saltando desde donde nos encontramos o bajando a tierra firme para tirarse desde allí, los oigo gritar que está muy fría, que está muy buena, que está muy rica, que se les han congelado los genitales, que se les ha metido una trucha en el bañador, que hay una anaconda ah no que es el pene de Joss...

Me pregunto cómo puede haber gente tan tonta en el mundo y, lo peor, cómo pueden ser mi equipo, en el que yo confío y me apoyo siempre.

Cómo sea, yo extiendo mi toalla de estampado de Mickey y me tumbo, remangándome la camiseta de manga corta y mi bañador hasta dejarlo un poco por encima de la mitad del muslo, me calzó mi gorro de pescador para que el sol no me pegue en el rostro —sería un drama ponerme moreno— y me dedico a observar a esos bobos a los que, aunque nunca lo admita en voz alta, guardo un gran cariño.

CHUPAME EL VENENO [OffGun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora