Parte única.

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—Ojos que no ven, corazón que no siente, ¿no es correcto Tomioka-san?

Shinobu hablaba con ese tono amable y dulce pero también como siempre escupía su veneno como si de rutina se tratase. Giyuu no sabe aveces que es más letal si el veneno que usa en su espada o su propia lengua.

—No sé de que hablas Kocho —elige decir eso, valora su vida.

La pequeña femenina —porque su cuerpo no era promedio, sino sumamente pequeño y adorable— ríe con sorna y empieza a jalar de la manga de su hatori hacia la derecha.

— ¿Entonces porque no los miras? —pregunto con falsa inocencia —Parecen estar divirtiéndose. En especial Tanjiro-kun.

El de cabello largo siente como se le oprime el pecho al mismo tiempo que escucha una carcajada que solo puede pertenecer a una persona y termina por voltear la vista hacía dónde el pilar del insecto quería que viera, encontrándose con un panorama que le disgustaba y al mismo tiempo se le hacía adorable.

Kamado Tanjiro junto con sus amigos Hashibira Inosuke y Agamatsu Zenitsu. Estaba haciendo el entrenamiento de recuperación que acostumbraba dar la finca mariposa, siendo instruidos por Aoi y el trío de niñas pequeñas que junto con Kanao les daban ánimos a los jóvenes.

Giyuu quedó prendado de la sonrisa que tenía Tanjiro en ese momento que con su espada entrenaba con un llorón Zenitsu que rogaba por descanso y la compañía de su adorada Nezuko.

Hacia movimientos tan perfectos que le dolía un poco que no quisiera ser el pilar del agua en un futuro. El joven daría más honor al título de lo que él jamás podría.

Pero tampoco es como si pudiera ignorar sus deseos. Urokodoki tampoco. Ambos habían acordado —de forma no hablada— apoyar al pelirrojo en lo que decidiera. Ya fuera seguir su propio estilo de respiración, ser un pilar en un futuro o cuando termine la lucha contra Muzan irse a un lejano pueblo junto con su hermana a vivir la pacífica vida que les habían quitado.

Sea lo que fuere. Ellos dos apoyarían a su pupilo.

Shinobu lo trajo devuelta a la realidad cuando vio su ceño fruncirse con enojo al ver como el rubio llorón iba tras el pelirrojo ya que Inosuke se había hartado de esperar su turno para pelear contra Tanjirou con sus dobles espadas.

Zenitsu se había pegado tal cual garrapata a la espalda de Tanjiro y eso solo hizo enojar más a Giyuu porque aparte de tocarlo descaradamente —según él— el rubio también se había sonrojado estando cerca de su amigo. Y para rematar cuando a Inosuke en un mal movimiento se le cayó su cabeza de jabalí —dejando al descubierto su hermoso y afeminado rostro— se mostró que estaba igual que sonrojado del rubio solo que él no lloraba y portaba un puchero cual niño —o niña— pequeño.

— ¡No es justo Kentaro! —se quejaba fulminado con sus ojos verdes a ese par — ¡Ya era mí turno! ¡Deja de pelear con Monitsu y enfrentarme a mí!

— ¡Es Zenitsu! ¡Ze-ni-tsu! —gritaba el rubio tras el pelirrojo que sonría de forma nerviosa —¡Estúpido jabalí!

— ¡¿Cómo mierda me llamaste Monomitsu?!

— ¡Zenitsu!

— ¡Ya basta los dos! —grito Tanjiro haciendo que sus amigos dieran un respingo —Inosuke, ya entrenaré contigo y Zenitsu por favor, ya sabes que cada seis veces él podría decir bien tu nombre. Así que solo tenle paciencia, ¿sí?

El de ojos verdes hizo una exclamación de victoria mientras iba a por sus katanas que custodiaba Aoi. En cambio, el de la respiración del rayo hizo un puchero por ser en parte regañado pero termino susurrando un suave "sí tú lo dices Tanjiro" y se terminó yendo dentro de la finca, diciendo que iría a ver a Nezuko aunque estuviera dormida.

Porque le gustas a todos [GiyuuTan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora