Algunos dedos fluctuantes sangrando por derramar potencial, nada los detiene en su labor, ¿su esperanza apasionada? Dar alivio a la piel desesperada, tocar el tamaño de un puño y hacerlo bombear alegre.
Comienza, y los más delicados hilos acarician un sentido ya olvidado. Empieza a brotar desde la tierra hasta el cielo la hierba más hermosa; y como una enredadera se remonta en cada estaca de belleza y aromas, llega hasta su punto final y recorre todo el cielo con sus finas hojas, lo nubla por completo, y todo el cielo contempla ansioso y sede sus derechos.
Termina, pero la enredadera aun no desea bajar, se queda contemplando otro momento el saboreo de colores y aromas.
Empieza a descender, y en cada estaca deja su huella marcada, unas huellas altas otras bajas pero que juntas conforman el acorde perfecto.