Estos días de confinamiento (y Fromm) me están ayudando a replantearme de nuevo la vida, analizar el más mínimo detalle de ella. No sabría decir con certeza si este nuevo planteamiento es bueno, o por el contrario es malo. Hay tantas ideas dentro de mi cabeza y van a tanta velocidad que aún no soy capaz de captarlas con exactitud.
En cualquier caso, no creo que esto sea negativo. Sé sin duda que me hará cambiar, posiblemente me haga más 'yo'. Un 'yo' que estaba perdido desde hace mucho.
Es paradójico porque ayer cuando me estaba quedando dormida, escribí una carta mental de despedida a todas las personas que han pasado por mi vida (de forma positiva y negativa).
Le escribía a mi actual compañero de vida, de la forma más sincera y honesta posible. Los siguientes párrafos fueron dedicados a otras exparejas de las cuales no guardo tan buen recuerdo (en especial de la primera). Las siguientes páginas fueron dedicadas a todas aquellos 'amigos' con los que me había cruzado en el camino. No tuve palabras de agradeciendo para ninguno. Varias de las personas a las que escribía habían resultado ser una gran decepción.
Escribí a mi familia, por supuesto. Y ya no recuerdo nada más porque me dormí.Tal vez esta última carta de despida quiera decir algo. Tal vez sea un punto y final y comience una nueva era.
No lo sé, lo cierto es que ahora mismo todo me parece muy irreal. Miro a todos lados; la puerta, la lámpara, el cajón, los libros... . Todo eso ya ha dejado de tener sentido para mí.
Todo es tan frágil, tan esfímero que no creo que nunca tengamos la oportunidad de disfrutar verdaderamente de nada.
El mundo está loco ahí afuera, ha dejado de existir el compromiso, la solidaridad, la generosidad, el respeto y la empática. Ya no existe nadie que quiera incondicionalmente. Ya no existe nadie que quiera.
Andamos de aquí para allá intentando encontrar algo que nos llene este vacío existencial que todos tenemos. Pero como vamos a llenar ese vacío si no sabemos amar(nos).
Yo sí que sé amar, tal vez demasiado, y doy todo lo que tengo por los demás, aunque a veces no lo merezcan. ¿Alguien haría lo mismo por mí?
La respuesta que me reconforta es: Alejandro.