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Candy Cane Eyes.

Es la temporada navideña en la ciudad de Nueva York. Hay demasiados muérdagos colgados por todo el edificio donde vive Harry y un chico con un par de traviesos ojos azules parecidos a un bastón de caramelo es el responsable.

¿Eres quien cuelga los muérdagos por todo el edificio o solo estás en el lugar y en el momento indicado cada vez que camino debajo de uno? 

¿Eres quien cuelga los muérdagos por todo el edificio o solo estás en el lugar y en el momento indicado cada vez que camino debajo de uno? 

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Diciembre es el mes favorito de Louis. La Navidad es su celebración favorita y ese mismo día es su cumpleaños. Él ama recibir el doble de obsequios, llámenlo codicioso. También adora decorar su arbolito navideño, colgar brillantes luces, prender velas con olor a canela y tarta de cereza y lo más importante, no quitar sus decoraciones navideñas hasta marzo. Una parte de él es perezosa, la otra parte no puede alejarse demasiado de las festividades.

—No tú otra vez.

Louis parpadea hacia el hombre alto, sus labios están formando una sonrisa  mientras se recarga en la pared. —Es un gusto verte por aquí, vecino.

El hombre no luce impresionado, su bolso del gimnasio cuelga de uno de sus hombros y su cuerpo musculoso y delgado está cubierto con unos pantalones cortos y una sudadera. Louis aprovecha la oportunidad para echarle un vistazo a sus piernas. —Deja de hacer esto.

Louis levanta la mirada hacia él, disfrutando de la diferencia de tamaño. —¿Hacer qué?— Pregunta tontamente.

El hombre suspira con cansancio y corre una de sus manos a través de su cabello. Él está usando los mismos anillos plateados que ha usado desde que Louis lo conoció. —Eres tan raro.— Tiene un encantador y profundo acento neoyorquino.

—¡Lo sé!— Louis siempre grita cuando se emociona. —Todos me dicen eso.

El hombre entrecierra los ojos hacia el castaño. —¿Consumes drogas?

—Nop.— Louis se remueve sobre sus talones, esta es la conversación más larga que han tenido. Levanta sus manos cubiertas por las largas mangas de su suéter. —Estoy limpio.— Mueve sus cejas con diversión.

Sorprendentemente, pero a la vez no, el hombre no se ríe. Él solo se le queda viendo fijamente. Es una mirada reservada y definitivamente no es la mirada cálida y dulce que Louis esperaba. —Debería de poner una orden de restricción contra ti.

—Yo llegué a vivir aquí primero, técnicamente tú me comenzaste a seguir. Yo debería de poner una orden de restricción contra ti.

El hombre levanta sus cejas, hoy sus ojos lucen más verdes que hace dos días. Contrastan con el tono pálido de su cara. —Me tengo que ir.— Se comienza a alejar así que Louis se para rápidamente delante de él.

—¡Espera!— Apunta hacia el muérdago que cuelga por encima de ellos. —Es una regla.

El hombre bufa y rueda sus ojos, inclinándose y plantando un casto beso sobre los labios de Louis. El castaño brinca de arriba abajo después de que se separan, tocando su boca ya que los labios de su vecino son cálidos y esponjosos.

Candy Cane Eyes; larry stylinson [boxeador!harry] [traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora