—¡Creo que esta es una exageración! —Rose exclamó protestante ante aquel injusto castigo—. ¡No pienso que fuera un crimen tan grande!
La docente en cargo de cuidar de la que era la única alumna en el salón de detención, la señora Yang escuchó esas palabras, pero su expresión seguía estoica, casi inerte, enfocada en su lectura sobre la tortura en la España de la Inquisición (un tema que, al ser maestra, había aprendido a disfrutar).
—¿No tiene nada que decir? —la colegiala se alzó de su asiento.
La maestra finalmente le colocó algo de atención.
—Sabe muy bien que está prohibido usar patines dentro de los pasillos de la escuela, señorita Toledano.
—¡Pues es una ley absurda! ¡No es como si hubiera ido tan rápido de todas formas!
La profesora Yang no tarda en señalar a una ventana hacía el pasillo exterior; en él, empotrado sobre uno de los muros del colegio, una placa en bronce, con el texto "EN HONOR A LA MAYOR VELOCIDAD JAMÁS ALCANZADA CON PATINES EN LÍNEA EN LA HISTORIA DE LOS REGISTROS DE LA CIUDAD DE TODOMONDO: FELICIDADES, ROSE TOLEDANO. TRAÍDO A USTEDES POR PEPSI".
—Sé lo que está pensando —Rose se encogió de hombros—. Yo soy más de tés helados, pero el evento lo patrocinaban y una no puede negarse cuando apenas estás picando piedra en el medio... además medio iba tarde para el examen de matemáticas, ¡y le juro que sí estudié!
—Reprobó ese examen.
—¡Medio leer en el transporte público cuenta también!
—No importa señorita Toledano, porque igual está castigada.
—¡Usted no lo entiende! ¡La escuela está en un enorme riesgo! ¡Va a ser sometida a una tortura y dolor inefables!
La profesora arqueó su ceja.
—...¿por una película de higiene dental? —dijo la educadora.
—... es de los 50 —Rose trató de justificar sin explicar en demasía—. Mucho ha cambiado en cuestiones de salud bucal... y en términos de cuestiones de... género, ya sabe.
—Bueno, estuvo mal la película de educación sexual...
—¡No lo olvidé! ¡Si rompe el himen antes del matrimonio quedará condenada a expectorar atunes albinos de la boca por la eternidad! —tanto alumna como maestra recordaron ese diálogo final en el filme aludido por las dos.
—...lo curioso es que, igual sigue siendo sobre higiene dental, en cierta medida —Rose dedujo.
—En todo caos, por favor, vuelve a su asiento señorita Toledano; lo hará más fácil para las dos.
La adolescente resopló de brazos cruzados, para luego seguir sus pasos de vuelta a su asiento. Mas no se iba a rendir, pues si no escapaba por las buenas, lo haría por las malas, o más bien, por las reptilianas.
Porque no hay nada que un pequeño camaleón sobrenatural no pueda resolver.
—Bien, Karma, aquí es dónde entras tú —la adolescente susurró tras abrir su mochila, dónde su pequeña mascota escamosa yacía preparada—. ¿Entendido?
El animalito asintió.
—Espera a mí señal —ordenó Rose—. Aquí tendré que usar todo el poder de mi mente para inventar la distracción más compleja y verosímil desde que mi mamá recibió las calificaciones del semestre anterior... usaré mi ingenio en su total extensión...
YOU ARE READING
¡Corre, Rosa, Corre!
FantasySólo Rose, una chica problema y demasiado acostumbrada a lo sobrenatural, sabe que en el momento de que el director reproduzca la película de higiene dental en la asamblea obligatoria de la escuela, un terrible mal se liberara (y no sólo se refiere...