Nunca le temí a la muerte, incluso me burlaba de ella, porque después de nacer la probabilidad de morir es de un 100%, en cualquier momento y de cualquier forma. Pero no hay que sentirse mal, todo el mundo muere sin poder responder la pregunta que ha sobrevivido generación tras generación y sigue provocando el mismo nivel de curiosidad "¿a dónde vamos después morir?". Muchas familias, culturas, religiones, artistas etc. Han tejido teorías y creado leyendas que intentan desesperada mente llenar el hueco de la duda, sin saber que se ahogaran en sus propias respuestas.
Pero yo no, esto es diferente, cuando vivía no me preocupaba por el tema, no me importaba la opinión popular hasta que me tocó, morí. Primero vi una pantalla negra, luego una figura formándose frente a mí, al parecer era la muerte, el típico esqueleto sosteniendo una guadaña mientras una manta negra cubría el resto de su cuerpo. Le pregunte:
- ¿Así que si eres un simple esqueleto?, valla que decepción- Le dije con el tono más sarcástico y burlón que pude.
- Solo soy lo que tú quieres ver, me adapto a la imagen que tienes de mí y en ese caso solo me queda decir que tu creatividad es cuestionable- supongo que notó como mi cara cambio de burla a curiosidad.
- ¿Entonces qué sigue?- Fue una pregunta muy instintiva de mi parte.
- Lo que tú decidas, lo que creas que será lo mejor para ti, reencarnación, cielo, infierno, un bucle de repetición o la nada.- Definitivamente esa respuesta me sorprendió.
Reflexione un rato, me sorprendió aún más que el tiempo avanzaba mucho más lento, solo sentí 6 minutos y ya habían pasado 6 años en el mundo vivo, no me costó decidir lo que pasaría después, elegí la reencarnación y ahora estoy aquí, describiendo mi muerte y mi encuentro con ella, sabiendo que solo lo tomaran como una historia más de ficción.
