20 (Atrapada)

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¿Por qué ahora me muestras como soy?

¿Sabes lo que veo? A ti en mis ojos.

Y es que me he convertido en nada porque estoy locamente perdido en tú sombra... buscándote sin cesar.

-¿Quién eres?- Hizo eco. Esas palabras me mataron.

Me escuchaste y te escuche. 

El vidrio comienza agrietarse donde a través de el contemplo a alguien que no es mí reflejo. 

Ella y yo tenemos los mismos ojos, cabello, cuerpo, pensamiento y el mismo dolor dentro; ninguna de las dos nos queremos.

Entonces a la par sin más las lagrimas caen. Aceptamos lo que creímos merecer.

Soy la sombra del maltrato a mi mismo. Soy el odio propio.

Se quiebra aún más el espejo y me apuñalas con sus fragmentos. Separándonos, pues tu mirada nunca fue mía, sino yo era tuya.

Un cuerpo que ya no respira, que no tiene latido, que no posee nada, solo el espantoso y frío vacío negro, tan así como la oscuridad que se esconde detrás de sus ojos.

Y que en lo último en lo que se posaron fue en si misma, una completa extraña; antes de desaparecer y volverse a encontrar con otro espejo en el cual también la negación surtió efecto.

Adiós SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora