Se me han acabado los adornos que quería darte. Quería escribirte poesía, pero solo me sale prosa extraña, supongo que también se considera arte.
Ay... que decirte vida mía, no sé donde está el origen ni el destino, solo se que yo a ti te quiero y lo sabes. No me sale recordar pero no quiero que nadie me lo recuerde. Me veo muy pronto bailando sola en la parte de atrás de La Trinchera, pero que quieres que te diga... ¡Necesito ser sincera!
Hace mucho tiempo que el barco se ha hundido y seguimos nadando en el mar esperando a ser rescatados, salvados del eterno hastío. Ay dios... menudo castigo... voy a consultarlo con mi corazón a ver que le digo...