© [ P a r t e ú n i c a ]

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— Matsu-san, ¿qué haces despierto todavía?

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— Matsu-san, ¿qué haces despierto todavía?

La voz del adolescente se hizo presente, junto el abrir de la puerta corrediza. Dejó de observar el cielo estrellado para posar sus orbes grices en Tanjirou. Observó como el Kamado se enrojecía al conectar sus ojos granates con las de él. Sus hombros se ponían tensos y sus ojos miraban cualquier cosa de la habitación con tal de no mirar a Matsu. Este último rodó los ojos ya exasperado. Le estaba incomodando las reacciones del chico ante su presencia.

— Debería preguntarlo yo, además, pensé que estarías con tu hermana demonio antes de ir a dormir.

— Se llama Nezuko.

— No te pregunté.— Su voz era de evidente molestia. Quería observar las estrellas sentado afuera antes de irse a dormir, pero suponía que sería para otra noche.

La mirada de Tanjirou reflejaba una ligera tristeza. Definitivamente no le gustaba como lo trataba, pero no lo odiaba en lo más mínimo. Una penosa sonrisa se dibujó en sus rasgos. Se acercó al chico con unos silenciados pasos para no enojarlo. Se sentó a un lado de él, tomando unos metros lejos de su persona. Lo miró preocupado.

— Te puedes resfriar.

— Ah, Tanjirou, solo mantente en silencio ¿puedes? — Su voz ya no era tan hostil, quería estar calmado y no estresarse antes de ir a la cama. El Kamado asintió con un movimiento de cabeza, para luego ver las estrellas junto a él en completo silencio.

Sin poder evitarlo, su corazón latía con fuerza contra su pecho, un fugaz pensamiento de que ojalá Matsu no oyera sus acelerados bombardeos. Sintió sus mejillas calentarse y empezó a ponerse inquieto, rezó de que el frío fuera la razón de sus incontrolables temblores. Su mirada viajó hasta él. Suponía que debería tener frío, después de todo se abrazaba a sí mismo como si eso calmara su cuerpo.

Se tomó su tiempo para quitarse su haori cuadrados para colocarlo delicadamente encima de Matsu. Este último apenas se movió, no esperaba ese movimiento del Kamado, lo observó unos momentos con una ceja alzada por la confusión del momento. Buscando una respuesta.

— P-Pensé que Matsu-san empezaba a tener f-frío.— La voz titubiante de Tanjirou lo confundió más ¿será por el frío? evitó soltar un suspiro, solamente rodó sus ojos como anteriormente hizo.

Una leve sonrisa se hizo presente en su rostro, Tanjirou quedó en silencio al presenciarlo.

— ¿No te cansas de ser bueno? Pareces un príncipe azul.— Soltó una risa algo tosca. Dejó de observar al callado chico para volver a contemplar el cielo decorado con esas dislumbrantes estrellas.

Tanjirou no dejó de ver su figura. Era la primera vez que le dedicaba una sonrisa—una no arrogante—. Abrió levemente la comisura de sus labios. No dejaba de pensar en lo etéreo que era. El olor que emitía Matsu de pinos y a manzanas dulces se hizo aún más fuerte para él. Sus manos inevitablemente empezaban a arrugar su pantalón de cazador. Sus orbes granates danzaban un brillo al igual que las estrellas que ambos presenciaban. Quizás el reflejo de ellas o su propio brillo era tan sólo por presenciar la anatomía del contrario. Tan raramente calmante.

© Confession  [ Kamado Tanjirou ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora