Especial IV

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—Mira tus rodillas.

Wooseok se quejó ante el pequeño Dongpyo de cuatro años, pero cuando el niño hizo amago de llorar, él pasó a sentirse dócil en un segundo.

—Está bien, no importa —le restó importancia.

—Me ensucié... —murmuró.

—No importa, voy a lavar tus pantalones y estarán como nuevos.

—¿En serio? —preguntó con ojos brillantes.

—En serio.

Se preguntó cómo podía ser tan débil ante su hermano. El pequeño solo tenía cuatro años y hacía lo que quería con él, no quería saber cuán manejable sería ante Dongpyo en unos diez o doce años.

🌸

Wooseok se preguntaba por qué se había dejado provocar por Dongpyo. El menor había dado a entender que él no salía por su culpa y entonces la verdadera culpa había llegado. Él cedió y fueron a la bendita fiesta... y todo se fue al carajo.

Sejun estaba en su habitación y Dongpyo estaba en la que compartía con su hermano. Estaba seguro que el menor estaba despierto, pero siempre había sido un chico inteligente y lo conocía demasiado en todo caso. Esa era probablemente la razón por la que no salía. Y él se lo agradecía.

Se llevó ambas manos a la cabeza porque, todo era complicado... y dolía. Incluso si se había prometido que no lo haría.

Dongpyo y Sejun eran todo lo que necesitaba. Y él había estado bien con eso... hasta que aparecieron los demás.

No los entendía, ni a ellos ni a nada que los implicara. Habían aparecido un día defendiendolos y antes de darse cuenta los cuidaban como si los conocieran. No había una razón lógica para eso, pero incluso cuando quiso resistirse a su ayuda, de pronto se sentía natural. Tan natural que le daba miedo. Y por eso mismo se resistía aún más.

Lo que ellos hacían iba siempre más allá de su imaginación. Incluso la bendita fiesta. Ahí donde todo se había arruinado.

Quizás debió resistirse más, pero la insistencia de Dongpyo, otra vez, lo hizo ceder. Y en el fondo, él quería que supieran cómo vivían porque, de algún modo, se sentía como estarles mintiendo. Y puede que la razón por la que su renuencia no fue tan sólida se debía, precisamente, a que Seungwoo era el único con ellos en ese momento.

Y el mayor era su menor preocupación. Byungchan podía no tomárselo mal, en el momento, porque realmente él no entendía del todo su personalidad. Jinhyuk, por otro lado, era quien le preocupaba, sabía que no tenía el mejor temperamento y que no se callaba nada, él diría, y explotaría, según cómo se sintiera de herido en ese momento.

Pero Seungwoo era distinto. Incluso si no lo conocía completamente aún era obvio que tenía la mejor personalidad y era, probablemente, el más dado a la paciencia y compasión. Y todo eso sin forzarlo. También tenía un obvio liderazgo natural, lo que lo hacía creer que, independiente de lo quisieran o pensaran los demás, terminarían por hacer lo que Seungwoo dijera.

Y quiso prepararse pensando que la posibilidad de ser menospreciado existía, pero puede que no se lo haya creído. Hasta que sucedió. Le dijo, con todas sus letras, que le molestaba donde vivían. Si el mayor había reaccionado así, no quería ni siquiera pensar en cómo lo harían los otros. Por eso, cobardemente, le pidió que les contara de la situación a los demás.

Porque lo último que él quería era estar presente cuando Jinhyuk lo supiera.

Porque si las cosas salían mal, deberían alejarse de los demás. Y él se engañaba diciendo que podía hacer eso, incluso si alejar a Dongpyo del mayor le dolía de solo pensarlo. Pero entonces venía el verdadero pensamiento que le atormentaba, ese que dolía como el infierno y que incluso se negaba a decir en voz alta: alejarse de Jinhyuk.

Y lo más le molestaba de esta situación era el hecho de que Jinhyuk lo ponía de los nervios. Cierto que físicamente era más que atractivo y que él podría, perfectamente, lanzarse sin pensar sobre el más alto solo para devorarle la boca y ser sostenido por sus brazos mientras era arrinconado contra una pared... o una cama.

¡Maldición! Lo odiaba tanto.

Durante toda su vida había sido muy independiente. Muy responsable y centrado, quizás debido a Dongpyo. Pero toda su sensatez y autonomía se iba al demonio cuando veía la boca de Jinhyuk. Y quería agarrarse a cabezazos contra la pared por sentirse sumiso solo pensando en él.

Y no sería tan terrible si fuera calentura. Pero había algo más que ni siquiera sabía poner en palabras. Porque el contrario era frío, seco, mal hablado y bastante hiriente cuando quería serlo, pero aún quería pasarse la tarde entera hablando con él.

Quizás era la forma en que a veces lo encontraba mirándolo, como si quisiera decirle algo, como si pudiera ver a través de alma. No lo sabe, pero esas veces en que sus miradas se cruzaban, se sentía incapaz de alejar la suya, como si estuviera atrapado mirando un universo, como si estuviera hechizado por una profundidad que lo arrastraba.

Y solo pensar en la posibilidad de perder eso hacía que un vacío se formara en su estómago. Nunca se le ocurrió siquiera pensar que, con el simple toque de las manos adecuadas, un día después ese vacío se volvería el hogar de múltiples orugas que en un futuro no muy lejano se convertirían en hiperactivas mariposas. 



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NOTAS: Pueden sentir que el especial es extraño o está redactado de una forma rara, no quise corregirlo porque quería que los sentimientos de Wooseok se vieran así. Él también estaba confundido con sus sentimientos, no sabía cómo ordenarlos o ponerlos en palabras. Y por mi parte, escribí su especial desde aquí porque no quería que sus sentimientos por Jinhyuk parecieran sacados de la nada. Espero que a pesar de todo hayan logrado entender el cómo y por qué de este especial. Quedan dos más (Sejun y Dongpyo). Gracias también por sus buenos deseos en mi operación, todo salió bien y estoy en casa, espero se mantenga todo sin problemas hasta que me den el alta médica definitiva 🙂 Las quiero 💕

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Chaebol (SeungPyo-WeiShin-SeByung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora