Relatos cortos

Parte 1 Sin Título

Pancho corría "¡Maldito brazo biónico, necesita un ajuste" apretó los tornillos del codo y dejó de chispear. Seguía corriendo en dirección a la casa de su gran amigo, el General Pasita, un veterano de guerra que participó en más guerras que cualquiera en el país.

-Pasita ¿Estás en casa? -Pancho golpeó fuerte la puerta cuando arribó, pero nadie atendió -Pasista, es importante - miró por la abertura de la puerta, no se veía ningún movimiento dentro, parecía como si el general se hubiera ido de ahí hace algunas horas "Puta madre" maldijo  mientras fusionaba dos dedos y formaba una llave. Abrió la puerta sin dificultad "¿Pasita, dónde estás?" La sala estaba hecha un desastre "¡ug! Creo que se le pasaron las copas nuevamente" varias botellas de diversos tipos de alcohol estaban rotas en el suelo y el minibar estaba abierto de par en par. Pancho abrió el refri  y encontró una manzana "Matanga dijo la changa" le dio un gran mordisco, era jugosa "Lo bueno de que Pasita sepa algo de nutrición" pensó sarcásticamente. Checó su reloj, las nueve cuarenta y cinco. Era raro que Pasita no se encontrara a esa hora en casa. Subió las escaleras, su cuarto también estaba desordenado, lo cual intrigó al inventor. Había algo extraño, todo estaba "demasiado desordenado" parecía haber sido un ring de pelea, algunos muebles tenían partes trozadas por golpes, y en el piso había cristales regados por todas partes "¿Qué hiciste cabrón? ¿Qué hiciste?" pisaba con cuidado, no quería que un cristal roto se le incrustara en los zapatos. Sacó sus lentes del bolsillo, y empezó a examinar todo con mayor cuidado. 

Pancho miró el espejo del cuarto, estaba cuarteado por la mitad, detrás de la rajadura parecía haber un papel "¿Qué demonios es eso?" con un rayo láser, que le salió del dedo índice, cortó el cristal para poder sacar el papel "¡Cuídate las espaldas!" Decía la nota, Pancho se extraño y volteó hacia atrás, ahí, a orillas de la ventana (también destruida) se encontraba el reloj de bolsillo de Pasita, un hermoso obsequio de su amigo en común, Jorge.

El reloj estaba roto del cristal y las manecillas marcaban las once en punto, Pancho intentó moverlas, pero alguien había jodido el mecanismo y no lo logró. Se lo echó a uno de sus muchos bolsillos y comenzó a bajar por las escaleras, pero en ese momento, dos patrullas llegaron a las afueras de la casa "Joder, no sería bueno que me vean aquí" dijo Daniel, pensó rápidamente y recordó un pasadizo secreto que Pasita siempre le presumía, subió deprisa al cuarto nuevamente, abrió el armario de par en par y comenzó a tentar la madera con su mano humana "Aquí estás", sólo alguien que supiera que estaba ahí lo encontraría, porque al tacto no era nada más que rugosidades del barniz, pero para Pancho, significaba la llave de su salida. Jaló una pequeña astilla y un ¡Crak! sonó. La puerta de abajo ya había sido abierta, la policía, se encontraba analizando la escena "¡Muévele, chingadera!" Pancho se encontraba un poco estresado. La parte trasera del armario se abrió y dejó ver un pasillo oscuro y doblaba para bajar algunos metros "¿Por qué lo haces tan difícil, Pasita?" en el canal apenas y cabía un hombre en cuclillas, y debido a la altura de Pancho y su enorme cabello le era muy incómodo pasar por ahí.

Pancho cerró el pasadizo secreto desde el otro lado y el armario volvió a la normalidad.

Un policía subió y no encontró nada distinto que Pancho, a excepción que el armario se encontraba abierto -Comandante, revisamos toda la casa, nadie se encuentra aquí -un policía más joven que el primero lo alcanzó -Juraría que escuché algo aquí arriba -escudriñaba la escena con cuidado, pero no había nada extraño ahí.

Pancho se encontraba lejos de la casa de Pasita, mientras iba jugando con el reloj de su amigo en el bolsillo se iba preguntado "¿En qué rayos te metiste esta vez, Pasita?"