La Carta 2/2

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Ahí estaba Chile, conectado a varias máquinas que le ayudaban a mantenerse vivo, Argentina se acercó lentamente a él y se agachó quedando a su altura.
Agarró delicadamente su mano mirándola detenidamente, solo veía su piel rojiza combinada con cicatrices y heridas algo abiertas.
—El.. está en coma..— dijo el tricolor con escudo mirando a otro lado, le dolía no saber prácticamente nada de lo que ocultaba su mejor amigo, "¿ahora con qué derecho me podré llamar su mejor amigo?" Se preguntaba culpándose de no poder haberlo ayudado, de no saber sus problemas, de no ser tan atentó con el...
—Hey Mex.. pero despertará... ¿verdad?— preguntó el argentino mirando a su amigo con los ojos cristalizados, nadie sabía con lo que cargaba el chileno, menos el, cómo sabría sus problemas teniendo tanta distancia con el.
Se sentía culpable, no sabía lo tanto que hería al chileno con sus palabras, en cada oportunidad que tenía de hablar con él simplemente lo ignoraba, molestaba o le decía cosas como "Hey traidor ¿traicionaste a tu pueblo para dejar que lo mataran?", "Déjame en paz, no necesito ayuda de alguien tan débil", "Si tu madre estuviera viva sentiría una gran vergüenza de tener un hijo como tu", eran algunas de las palabras que le decía, en ese tiempo que pensaba el mexicano ya se había ido a su casa, aprovecho el momento e intentó disculparse con el chileno.
—Chile... espero que me estés escuchando.. algunos dicen que las personas que estuvieron como tu ahora pueden escuchar y sentir lo qué pasa en su alrededor.. espero que tú también..— Suspiró pensando muy bien sus palabras mientras miraba al chileno detalladamente, estaba pálido, sus ojeras podían distinguirse perfectamente con tan solo mirar su cara, acarició con cuidado su mejilla mirando su expresión, sus ojos estaban cerrados pero demostraban una mirada de miedo, tristeza, le dio un beso en la frente y volvió a hablar. —Se que no me he comportado ni he sido una persona agradable contigo.. ahora que estás en ese estado.. me duele pensar en lo mucho que tuviste que pasar por mi culpa a tal grado de tener que escribir una carta.. solo por que no te quería hablar.. ahora te entiendo.. no querías preocupar a nadie con tus problemas, solo los escondías sin saber que te estabas hundiendo en un mar muy profundo.. solo espero que despiertes pronto para poder ayudarte y apoyarte como debí haberlo hecho hace tiempo.. te ayudaré a salir de ese mar y también haré que sonrías..— se secó las lágrimas que recorrían sigilosamente sus mejillas y beso con cuidado la cabeza del menor para después irse a su casa.

Así transcurrieron los días, el biceleste iba a ver al chileno, le repetía las mismas palabras, la misma oración que el día anterior, a veces solía contarle cuentos para que, según el, pudiera descansar mejor, también le cantaba canciones, pasaban los días, semanas meses, Argentina no perdía la esperanza de que el chileno despertara, aunque los doctores y amigos dijeran lo contrario, el solo pensaba en salvarlo, se negaba a pensar que el tricolor con estrella muriera sin haber vivido una vida como lo merecía.
Los meses pasaron como si fueran simples gotas de agua cayendo segundo tras segundo al suelo, sin darse cuenta ya habían pasado dos años, nuevamente en una fecha que al chileno le gustaba bastante, 17 de septiembre..

El chileno abrió los ojos con lentitud, tratando de acostumbrarse a la tenue luz de la luna que llegaba por la ventana, la cual era tapada por las blancas cortinas que decoraban la habitación. Intentó levantarse pero casi al instante sintió un fuerte dolor en su cuerpo que lo obligó a volver a acostarse. —D-Donde estoy?..— Pregunto el chileno con una voz algo débil —E-Estoy v-vivo?..— suspiró cansado y cerró sus ojos, intentando dormir pero la puerta de la habitación siendo abierta de golpe cosa que lo asusto, abrió sus ojos de golpe mostrando su ojo derecho, vio a un doctor, el cual lo miraba sorprendido.
Se dirigió donde el y empezó a revisarlo.
El portador de estrella no dijo nada, solo sentía como su cuerpo temblaba sin razón alguna, el doctor se fue y llamó a alguien, Chile solo volvió a acostarse y cerró sus ojos durmiéndose de manera lenta.

-Chile... Despertate... Chile..- le hablaba Argentina en un tono suave y tranquilo, le habían avisado muy tarde en la noche, por lo que se levantó a primera hora para poder llevarse al chileno a su casa y cuidarlo desde ahí. -Te voy a llevar a mi casa..  vamos..-dijo al ver cómo el chileno abría lentamente sus ojos, tomó delicadamente su cuerpo y lo cargó como si de una princesa se tratase y lo llevó a su casa.
Lo primero que hizo al llegar fue acostar al menor en su cama para intentar hablar con él. -Chile.. te sientes bien?- preguntó mirándolo fijamente.
-N-No eres real..- susurro el menor mientras su cuerpo temblaba. -..eh tenido este sueño miles de veces..-
-Chile..- dijo algo dolido por la reacción del chileno -Mirame soy real.. estoy aquí.. contigo- dijo mientras de su bolsillo sacaba aquel collar que se encontraba en la cajita entregada junto a la carta.
El chileno al verlo sintió como sus ojos se cristalizaban, su corazón empezó a latir un poco más rápido y sus labios empezaban a temblar. -N-No eres re-real- volvió a repetir dejando caer la primera lagrima, siguió repitiéndolo en voz baja mientras se abrazaba a sí mismo.
-Chile.. c-calmate..- dijo acercándose lentamente a él -No es un sueño.. mírame- antes de que pudiera seguir hablando vio como el menor se tapaba los oídos y negaba con la cabeza.
-B-Basta.. n-no eres real.. n-no..- parecía entenderlo, Chile estaba asustado se acercó lentamente a él y acarició su mano con cuidado, luego tomó delicadamente su mentón e hizo que lo mirara.
-Chile.. Tranquilo.. esto no es un sueño.. leí tu carta y quiero ayudarte..- dijo para finalmente abrazarlo con fuerza, el tricolor con estrella estalló en llanto, le acarició la cabeza y suspiró. -Tranquilo.. desahógate lo que quieras.. no está mal..-
Los minutos pasaban y pasaban junto a ellos el llanto del menor, su cuerpo aún tenía leves espasmos y una que otra lágrima caía por sus mejillas, la cual era secada delicadamente por el pulgar de Argentina. -Ya estás mejor?- preguntó el ya nombrado tapiándolos a ambos con las tapas de la cama -s-si..- dijo el chileno acomodándose en el calor que estás le proporcionaban -Dormí bien, mañana saldremos un rato, ¿te parece?- vió como Chile asentía con la cabeza y sonrío, poco a poco se ganaba nuevamente su confianza, solo era cosa de esperar..

~Fin~

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