Epílogo

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Agradecimientos a CapitanaMomo por el permiso a adaptar esta historia :3

En el sueño, había una figura inclinada sobre su cama, sonriendo dulcemente mientras le miraba con ojos llenos de cariño

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En el sueño, había una figura inclinada sobre su cama, sonriendo dulcemente mientras le miraba con ojos llenos de cariño.

Yuuki recordaba haber visto ese rostro antes, pero no sabía de dónde era.

Jamás me iré, ¿está bien? Siempre estaré a tu lado, mi pequeño bebé. Jamás voy a abandonarte, estaremos juntos por toda la vida.

Algo parecía doler en su interior ante esas palabras.

Extendió su mano para poder tocar a la persona frente a él, sin embargo, el cuerpo pareció desvanecerse entre sus dedos como si sólo fuera humo y vapor, disolviéndose en el aire.

Entonces, despertó.

Jadeando, en busca de aire, sudor pegándose a su rostro mientras los últimos vestigios de sueño desaparecían, y miró la hora, pensando en lo que podría haberlo despertado.

Ah, por supuesto.

Los gritos.

Por lo menos una vez a la semana, sus padres peleaban a gritos en mitad de la noche por el tema de siempre así como tenía ese sueño disperso al que ya se había acostumbrado.

—¡Esta es tu maldita casa, Trafalgar Law! —gritaba mamá con tono quebrado—. ¡¿Por qué no puedes entenderlo?!

—Vete a la mierda, Monet —gruñía papá sin una pizca de compasión en su voz—, tú y yo sabemos que nunca seremos una familia.

—¡Han pasado catorce años...!

—¡Cállate! ¡Cállate, maldita sea!

Y luego el portazo.

Yuuki se recostó en la cama otra vez, suspirando, sintiendo el aire cargado de una tensión que lo hundía un poco más con cada día que pasaba.

La puerta de su cuarto se abrió y Yuuki miró a Trafalgar Monet entrar con ojos llorosos y aspecto agotado.

—Hey, cariño —susurró su mamá, y Yuuki negó con la cabeza.

—No pasa nada —le murmuró—, ya estaba despierto.

Monet sonrió débilmente.

—¿Ansioso porque mañana es tu primer día de clases? —la mujer entró a la habitación, sentándose en el borde de la cama, y despeinó su cabello de forma amorosa. Yuuki soltó una risa baja, aunque algo no parecía del todo correcto con esa imagen.

Siempre había algo que no parecía correcto, pero no podía descifrar el por qué.

—Claro que sí —mintió para luego tomar valentía—. ¿Por qué peleaban tú y papá?

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