LUST[H.S MATURE]

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Desmond abrió la puerta del auto para que su nueva esposa bajara y así lo hiciera tambien su hijastra quien había bajado primero dándole una mala mirada mientras que se alejaba unos pasos pisando con la suficiente fuerza para hacer que sus zapatos de tacón alto sonarán al caminar adelante de ellos mientras que se fijaba en cada detalle del lugar.

Georgina no estaba enfada por el nuevo matrimonio de su madre, era joven y demasiado bella así que aquello ocurriría eventualmente, no era ingenua, lo que no le gustaba para nada había sido dejar Londres para mudarse a un pequeño pueblo perdido en el mapa como lo era Holmes Chapel.

Había ignorado el noviazgo fugaz de ambos porque había pensado que no representaba una amenaza tangible para ella, para la vida que le encantaba llevar, pero se había equivocado completamente cuando el hombre que ya estaba demasiado entrado en edad le había propuesto matrimonio a su madre que apenas estaba entrando a los cuarenta.

Miro la casa frente a ella y se encogió de hombros, no estaba mal, era grande pero no era la gran cosa, parecía aquellas casas que mostraban los anuncios de televisión para representar la idiologia de una familia perfecta.

- Deben estar mis hijos dentro.- Desmond murmuró, los había visto un momento en la boda pero no se había acercado a ellos.- Llegamos justo a tiempo para cenar todos juntos.- Hablo con entusiasmo, que solo él parecía sentir.

- Maravilloso, mi primera cena aquí y voy a estar rodeada de ojos de desconocidos.- Georgina gruño llamando la atención de ambos adultos.

- Gemma tiene tu edad ¿No, cariño? - Amelia miro a su hija y luego a su nuevo esposo.- Al menos ya vas a tener una amiga.- La intento animar aunque sabía que era en vano, su genio era demasiado malo para que solo cediera y se viera cómoda cuando no quería estar en aquel lugar.

- Tiene dos años menos, pero es muy madura para su edad.- Desmond continuo intentando animar a su claramente molesta hijastra.- Pueden ser buenas amigas, si es qué así lo quieren.

- Genial, ahora hacen amigos por mi, siento que nunca voy a tener que esforzarme en la vida, gracias.- Sonrió con ironía y siguió caminando donde estaba la puerta abierta y una de las sirvientas los esperaban para coger sus abrigos.

Así que se lo quito rápidamente dandoselo sin siquiera mirarla.

La casa por dentro era mucho peor, decorada con delicados y elegantes terminaciones en cristales y fibra.

Lo que menos le gustaba por el momento era la alfombra, pero no sé quejó ni comento lo pasado de moda que era.

- Estos son mis hijos.- Desmond se adelantó en aquel momento cuando dos personas aparecieron por el pasillo y apunto a cada uno de ellos presentándolos, el hombre se veía elegante mientras que la chica parecía vestida como una niña de película de bajo presupuesto.- Harry es mi hijo mayor, y Gemma es mi hija menor.

- Un gusto, nos vimos en la boda pero creo que no se dió la oportunidad de conocernos bien.- Harry fue el único que hablo en aquel momento, dando un paso adelante estirando su mano para saludar a ambas mujeres y darle un abrazo apretado a su padre mientras que Gemma quien se había mantenido en silencio mirando de mala manera a ambas solo sonrió asintiendo con educación.- Me alegra mucho que hayan llegado a salvó ¿Fue un viaje duro? Por lo que ví lo hicieron en automóvil.

- No, no fue un viaje duro.- Georgina respondió primero dándole una mirada de arriba hacia abajo descaradamente mientas que sonreía.- El viaje fue encantador con las vistas y el cómodo silencio, el destino no tanto, si se me permite decir.

- Supongo que dejar Londres y mudarte a un pueblo pequeño debe ser difícil para ti.- Gemma intervino devolviendole la intensa mirada que le había dado a su hermano y que claramente había notado de muy mala gana.- No somos nada parecidos a la gran capital, acá nos preocupamos demasiado por el recato y las buenas costumbres, dicen que la ciudad es como una jungla de concreto, dónde tienes que hacer muchas cosas para sobrevivir.