Parte Uno

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La raza humana había llegado a una etapa de evolución superior.

La tecnología era de punta, en cada casa había un androide, pero este androide, no sólo

parecía un humano en su 99 %, sino que también pensaba.

Pensaba por su cuenta. Los nuevos androides eran desarrollados en células, y al unirse con el

software, ¡ahí estaba! Pensaba...

Tomaba sus propias decisiones, es más, podía emplearse como un ciudadano, porque exigía

sus derechos.

Dentro de las credenciales había "Mujer, hombre, no definido y androide"

Una señora de clase media, vivía con su esposo. Ella nunca pudo tener hijos, pero era

sumamente feliz con mi marido y aquel bebé que habían adoptado. Un bebé real, no un

muñeco.

Entre quehaceres y el niño, requirieron servicios domésticos. Su esposo, un vendedor

exitoso, podía costearlo.

Se puso la vacante y llegaron varios, desde humanos hasta androides, hasta que, un androide,

que fue capacitado como mayordomo cubrió el puesto.

Este androide, parecía un humano, era guapo, y sumamente talentoso en cuestiones de

atención y limpieza.

Este androide se llamaba Raúl. Le gustaba limpiar desde temprano, sacudir el polvo,

preparar el desayuno...

-no, no es necesario-le decía su ama, de nombre Alessandria- me gusta guisar

Ella era mujer de unos 27 años, de cabellos rubios y lacios, ojos verdes.

Su esposo, era un hombre moreno, de 37 años. Si, Don Víctor era musculoso y atractivo.

El nene, de nombre Arturo, era de apenas unos dos años, andaba como loco corriendo en toda

la casa, mientras su madre lo besaba y cuidaba con amor...

-Realmente no es hijo, ¿Por qué lo ama tanto?-le pregunto un día el androide, quien, si

pensaba, pero no experimentaba tantos sentimientos como otros...-

-Para mi lo es...además, es un niño indefenso...¿Cómo no desear cuidarlo...?

Raúl cuidaba del hogar y atendía a su ama, le gustaba verla feliz...

Le hacía masajes en los pies, cuando ella decidía salir a comprar a pie y volvía cansada. Le

leía el periódico para que no se distrajera de sus acciones maternales. En las compras, él

cargaba todo.

Ella con un gracias y una paga le respondía a todo...

Lentamente, el frío corazón de este androide, se convirtió en un sentimiento...¿Qué era

aquello en él?

Sólo quería verla feliz, le tomaba fotos, muchas fotos con su mente, le gustaba su compañía y

sentía rabia cada vez que llegaba su esposo ocasionalmente.

"el viaja mucho por sus negocios..."

Le dijo un día, cuando se sentía sola... y le abrazó para consolarla y ella dijo "Gracias..."

Sin darse cuenta, se le quedó mirando, con aquellos ojos artificiales de color azul...

El caso del androide RaúlWhere stories live. Discover now