"La Quintrala"

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 Catalina De los Ríos y Lisperguer

     (1604-1665)

Poderosa, terrateniente del valle central, de notable belleza, la Quintrala ha sido identificada como símbolo de crueldad, malicia y depravación. Bajo la impunidad que otorgaba el poder proveniente de la posesión de tierras y la pertenencia a una familia de prosapia, Catalina de los Ríos cometió todo tipo de vilezas: se le acusó de envenenar y matar a su padre cuando tenía solo dieciocho años de edad; de golpear, apuñalar e intentar asesinar a varios de sus amantes; de torturar y asesinar con particular crueldad a sus sirvientes y esclavos; e incluso, de hechicería.

A pesar de las denuncias que hicieron sirvientes y clérigos, nunca fue condenada por sus sanguinarios actos. De alguna manera, sin embargo, la Quintrala intentó exculpar sus pecados: dejó cerca de mil misas pagadas para que su muerte, fueran celebradas en su memoria. 

Su cuerpo fue enterrado en el Templo de San Agustín, donde se encuentra el "Cristo de Mayo", reliquia patrimonial donada por Catalina a la Orden de los agustinos: uno más de sus pagos para salvar su alma del purgatorio.

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