El sol se encontraba en un punto bastante alto, aún así, las grandes edificaciones del reino de Talantis se imponían ante el, dos grandes torres desafiaban a las nubes. Las grandes vidrieras del castillo reflejaban la luz, llegaba incluso a ser molesto luego de un tiempo de mirarlas.
En la puerta sureste del castillo, encima de la muralla se encontraba un joven, no llegaba a los 20 años, esbelto, cara despreocupada, pelo negro liso, un poco largo y desordenado, con un traje blanco con algunos detalles y costuras doradas, bastante elegante, incluso para los nobles que caminaban por las calles del reino. En su brazo derecho, enredada como una serpiente intentando asfixiar a su presa, unas cadenas de oro, suficientemente largas para llegar al piso y arrastrarlas al menos un metro. Miraba hacia abajo, dónde veía a una joven hermosa con un pelo blanco cegador.
Una lastima. Pensó
Frente aquella joven, la cabeza decapitada de aquel anciano que horas antes había despedido. Vel había visto la muerte de cerca muchas veces, demasiadas para su edad, pero esto no era una más, no quería contarla, no quería aceptar lo que estaba viendo.
¿Como se llamaba? No lo recordaba. Su esposa estaba muerta, ¿cierto? Seguía intentando distraerse de aquel hórrido acto. Al menos podrá verla de nuevo. En el fondo no quería que fuera así, quería verlo vivo.
- Criminales, ¿tenéis algo que decir? Aunque está más que claro lo que sucedió.
Vel no pudo hablar, volteo a un lado a ver a su compañero. Kul estaba con la frente en alto, evitaba bajar la mirada a dónde estaba la cabeza del anciano.
- No hemos sido nosotros.
Exclamó Kul deteniéndose un segundo al terminar cada palabra.
- Los hemos atrapado, no tienen escapatoria. - Siguió el capitan Morgan - Seréis llevados a la prisión del reino mientras se prepara el juicio.
Así podré pedirle al juez quedarmelos como esclavos.
- ¿Juicio? - Pregunto uno de los soldados que acompañaba al capitán. -
- Si, hay que imponer la ley como es debido, si no, no existiese, ¿cierto?
Todos los soldados que lo escucharon asintieron a la vez.
- Llevenselos.
Un fuerte golpe llegó a la nuca de Vel, pudo ver a Kul cayendo igual que ella. Inconscientes.
Vel no escucho la voz, no escucho nada, ya estaba acostumbrada, tanto para ignorarla, pero está vez, deseaba que le dijera algo, que le reclamará o la insultara. Silencio.
Era tan hermosa. Pensó el joven, bajando de la muralla lentamente.
Vel y Kul se encontraban en celdas, divididas por una pared de piedra, barrotes de metal, la puerta no tenía ningún tipo de cerradura ni de candado, estaba bloqueada por una cadena dorada. Vin intento forzarla, no sé veía tan rígida, pero por alguna razón, no pudo ni hacerlas temblar. Vin no era una mujer demasiado fuerte, pero sus años entrenando no habían sido en vano, sin embargo, la cadena no estaba ni cerca de ceder.
- ¿Kul? ¿Estás despierto?
No hubo respuesta, se asomo por un pequeño agujero que había en la pared que separaba las celdas. Vio a Kul tirado en el piso, se preocupo durante un par de segundos hasta que vio su barriga agrandándose.
- Si no lo conociese...
Ambos habían sido despojados de sus pertenencias, claramente, Vel podía seguir invocando su arco, pero no lo intentaría, las palabras del jefe seguían en su cabeza.
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La Hija Del Cristal
FantasyVel'Tira, una joven criada en una tribu del continente de Andalor, dónde reinos prosperan y caen. Después de la gran guerra de los seis reinos, gran parte del continente se está recuperando de la destrucción que fue causada, pero la paz, tanto para...