El capitán siempre se mostró serio, guardaba silencio si no tenía nada por decir, era precavido, frío y calculador. No podía evitar sentir admiración por el hombre más fuerte con el que la humanidad contaba, teníamos suerte de que estuviera de nuestro lado. Muchos podían considerarlo un hombre cruel, pero sus más cercanos compañeros desmentían completamente esta teoría, yo en cambio sabía que era más que eso, Levi Ackerman no tenía compasión por nadie ni nada, no temía en golpear hasta destrozarte, disfrutaba de la humillación ajena, ese era su pasatiempo favorito, estaba seguro, y yo. Eren Jaeger, me había convertido en su principal víctima.
La noche había caído más pronto de lo que esperaba, nos acercábamos al invierno, pero aun faltaban unas semanas, resultaba extraño la prematura noche. Me vi obligado a buscar una vela para iluminar el lugar y no quedar a ciegas, caminaba entre los pasillos, mi mirada en todo momento se dirigía al suelo y apresuraba el paso, todo lo que quería era evitar algún tipo de encuentro con alguno de mis compañeros de escuadrón, más bien quería evitar a mi superior, pero mi suerte nunca estaba de mi lado.
—Jaeger.— Escuché esa voz que ponía mis nervios de punta. Me volteé para confirmar la presencia de ese hombre, algo en mí deseaba haberme equivocado con respecto a dueño de ese llamado, pero no fue así.
Tragué saliva al verlo, la temperatura de mi cuerpo cambió y mis manos comenzaron a temblar. Mi cabeza se sentía ligeramente mareada y mi corazón palpitaba con más rapidez de lo que era usual. Cerré mis ojos por menos de un segundo buscando algo de calma en esta acción, pero su voz me atormentó de nuevo.
—Termina con lo que vayas a hacer y ven a mi habitación.
—Ya iba a mi habitación, así que lo acompaño.— Hablé en voz baja, pero lo suficiente para ser escuchado por el contrario.
Jamás importó cuanto le temiera, yo nunca estaría en posición para negarme a sus pedidos, no tenía ese poder, pero incluso si contaba con él, mi boca me traicionaría, se encargaría de interpretar las señales que le enviaba mi corazón e ignoraría por completo lo que mi mente pedía a gritos, nunca eran escuchados, tal vez porque eran débiles y contra eso no podía luchar, lo había aceptado, aunque no estaba bien con esa decisión.
Levi empezó a caminar, yo le seguí. No hubo nadie más que nos topara, llegamos sin problemas a la habitación que el ocupaba, apenas más amplia que la mía, pero contaba con una ventana en donde llegaba una brisa agradable durante la primavera, ya lo había comprobado. Como de costumbre, estaba limpio, siempre se encargó personalmente de la limpieza de su cuarto. Me dejó entrar primero y después cerró con cerradura la puerta. Una vez más me había atrapado y mi cuerpo se doblegaría a su voluntad, no tenía escapatoria del capitán.
Me tomó de la muñeca y la sostuvo con fuerza, me quejé por el dolor que me causaba el agarre, pero de ninguna manera mi superior reaccionó. Mi cuerpo terminó apoyándose sobre una pared, era empujado por él, sentía como algunas irregularidades de mi apoyo se clavaban en mi espalda y era doloroso, pero mi bienestar nunca fue una prioridad y en cambio apaciguaba mi dolor con la unión de nuestros labios, era violento incluso para besarme. Pegaba su pecho contra el mío y me obligaba a bajar mi cabeza para alcanzarlo, nuestras lenguas se encontraban en una constante lucha. Por algunos segundos todo lo que se escuchaba en la habitación eran los húmedos sonidos de nuestras bocas, siendo acompañados por jadeos que no lográbamos contener.
La mano libre del capitán pronto empezó a explorar mi piel, pero este ya lo conocía de memoria. Se adentraba por debajo de mi camisa y empezaba a acariciar hasta llegar a mis pezones y jugar con uno de estos. Y cuando estuvo ya aburrido los soltó y esta vez los atacó con su boca, levantó la prenda de ropa y comenzó a lamerlos, su lengua dibujaba espirales en ellos y después los succionaba. Me odiaba por considerar placentera cada una de sus acciones y mi cuerpo no tardó en reaccionar, entonces Levi había ganado.
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Atado al corazón | Levi ˣ Eren
FanfictionIncluso en tiempos de guerra el corazón no se podía apagar. Eren conocía sus sentimientos por su capitán y llegaría tan lejos como le fuera posible para obtener un poco de aprecio.