capitulo 1

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❪ 𝒖𝒏 𝒎𝒖𝒚 𝒕𝒐𝒏𝒕𝒂 𝒄𝒐𝒏𝒗𝒆𝒓𝒔𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 ❫


En la veterinaria "Patitas mágicas" todo el mundo es bienvenido sin excepción alguna; desde perros y gatos hasta gallinas y patos. ¡Porque nuestros fieles compañeros son los más necesitados!.

¡Y ese es nuestro lema!, llamad quien pueda.

En la cabeza de TaeHyung sonaba constantemente aquel comercial que había visto en la televisión que le había dado a conocer aquella veterinaria a la cual había empezado a concurrir casi todo el tiempo desde que tuvo la oportunidad de visitarlo por primera vez. También era algo común verlo merodear por allí dando su ayuda o de vez en cuando dándole de comer a los animales y bañarlos posteriormente, aunque se podría decir que esa ayuda que brindaba tenía dobles intenciones, la cuales eran poder recibir consultas sin costo alguno, pues se podría decir que TaeHyung no provenía de una familia con un buen sustento económico, o no para costearse las caras consultas diarias de la mascota de su nieto, así que técnicamente aquella ayuda quedaba el centro veterinario era un dar y recibir, donde ambas partes terminaban de forma positiva y satisfactoria, o eso intentaba creer el joven ingenuo para no sentirse culpable, porqué en su mentalidad amable e ingenua creía que estaba haciendo algo malo, a pesar de ser solamente él el único que supiera esto.

Esperaba pacientemente sentado con su criatura en brazos; Yeontan, un adorable y carismático Pomerania que era l luz de sus ojos, que muy a pesar de ser alegre y juguetón era muy enfermizo y delicado, así que constantemente necesitaba atención y cuidados estrictos, también como dietas temporales. Si no fuera por aquella bola de pelos oscuras y ruidosa, antes no se le fuera pasado por la cabeza ir al centro de animales, ni mucho menos haber conocido al mejor /y único/ veterinario que tenía Daegu; Jung Hoseok.

Aquel hombre de cabellera rubia hacía latir su corazón desorbitadamente hasta con una simple sonrisa, y no había sido mucho el tiempo que había transcurrido desde que tuvo la oportunidad de haberlo conocido en persona, pues tanta era su fama en el pueblo que hasta su abuela, una mujer que no hablaba de ni siquiera del alcalde mismo, hiso un comentario del muchacho a la hora de la cena.

"Ese joven que ha llegado, aquel veterinario de la gran ciudad; fue muy amable al haberme regalado un costal de maíz para nuestras preciadas gallinas."


Quizás por eso y algunas cosas lo catalogaba cómo especial, y una de esas cosas hicieran creer al azabache de que el hombre era especial era su sola presencia, que con solo verlo hacía que su corazón saliese disparado, junto al rubor de sus mejillas. Así que en el momento en que a sus oídos llego aquella voz dulce y gruesa llamándolo por su nombre para atender a la consulta su sonrisa ensoñadora apareció y so rubor se hiso presenté yendo así a la sala donde el hombre atendía.

  — ¿Cómo te encuentras, TaeHyung? ¿todo ha ido bien en esta semana sin vernos?. ¿Qué tal se ha portado este rufián?. — Aquellas últimas palabras iban dirigidas a su perro, quién yacía en la mesa de chequeos, ladran y saltando con energía bajo las caricias del veterinario, quién miraba unos papeles que se hallaban en su otra mano, echándole miradas discretas al joven.


  — Todo ha ido excelente a mi parecer, Hoseok-Sunbaenim, pero me preocupa el hecho de que Yeontan ya no juegue tanto cómo antes... Umh, esas pastillas, las que le mandaste, son algo fuertes para él, ¿no podrías recetarle otras menos fuertes?.


Su dulce, gruesa pero tímida voz era nerviosa, sus manos jugueteaban ansiosamente mientras que con sus ojos miraba al hombre atento; su mayor preocupación era su dulce acompañante, que con aquellas pastillas recetadas por el doctor le causaba una suma preocupación, pues su querido amigo ya no era tan vivaz cómo antes, y ese hecho le atemorizaba de sobre manera, aunque no lo demostraba tanto.

Por otro lado, Hoseok solamente pudo darle una larga mirada a TaeHyung para después dejar sus papeles sobre su escritorio, donde había distintas cosas bien organizadas cómo marcos con fotografías y mini esculturas de la anatomía canina. La linda y agradable sonrisa que le dio a TaeHyung logró calmarlo unos momentos, hasta que se acercó a él para desmoronar sus cabellos /que a su parecer, habían sido más caricias un tanto bruscas, pero no le prestó atención/ haciéndole sonrojar, logrando sacarla una mueca un tanto disgustada que al parecer del veterinario era cómica y adorable.

¾ Yeontan las necesita para mejorar, Tae, sino la toma puede empeorar, además de que solamente son por unos meses. No te preocupes tanto, él estará bien. ¿O es que acaso desconfías de mí?.- Preguntó alzando una de sus cejas, cruzando sus brazos sobre su pecho mientras lo miraba fijamente. Para TaeHyung verlo de aquella manera era algo intimidante, pero otra parte de él le decía que de esa forma se veía un poco apuesto.

No le quedo de otra que renegar con su cabeza nervioso, él confiaba completamente en Hoseok, y sabía que él era un completo apasionado a lo que hacía.

   — No, no lo hago, confío en usted, Hoseok-Sunbaenim.


Hoseok le dio una sonrisa para luego acariciar un mecho de cabello del menor, que se encontraba en su frente de forma alborotada por su acción de hace unos minutos, fue algo sutil y rápido pues cuando su cabeza le dio para reaccionar aquel mechón de cabello estaba muy bien acomodado del otro lado de su cabeza, mientras que Hoseok se colocaba sus guantes para examinar al perro que aún seguía en su lugar.

   — Muy bien TaeHyung, ¿y cómo ha estado en estos últimos días?. Escuche por ahí que tu abuelo aún no ha vuelto de su viaje de comercios en Seúl.


[ " ]


TaeHyung mantenía en sus brazos a aquella bola de pelos que gruñía y ladraba exigiendo ser bajado y liberado de que aquellos brazos que lo aprisionaban tiernamente, mordisqueando más de una vez las mangas de suéter del muchacho, al parecer de él mismo creía que por esa razón Yeontan ladraba tan desesperadamente, era enérgico casi todo el tiempo.

Por otro lado, estaba sumamente centrado en la pequeña conversación con Hoseok, que si muy bien no era tan relevante para él sí lo era en cierto modo, aunque se encontrase abusando del tiempo estimado de su cita con el veterinario.

  — ¿Entonces has estado practicando algún instrumento últimamente?, eso es maravilloso. Yo no sé tocar ninguno, quizás deberías darme lecciones algún día.- Habló el mayor con un tono de voz tranquilo, con sus manos dentro de la bata.

— No es la gran cosa Hoseok-Sunbaenim, es algo muy trivial, además de que el saxofón no es un instrumento del todo difícil. También puedo tocar otros.-Comentó lo último con cierta pena, apretando a su cachorro en brazos ligeramente por instinto.
TaeHyung era alguien con pocos amigos a pesar de ayudar a casi todo el pueblo, a pesar de ser carismático y lindo el socializar no era su gran habilidad.


   — Oh, eso es sumamente gratificante, Tae. ¿Crees que alguna vez te tomes la molestia de darme clases?, es importante aprender a tocar algo por lo menos una vez en nuestras vidas, aunque no creo ser tan bueno como tú, ¡aunque ni siquiera te he visto y escuchado hacerlo!. Pero seguramente eres muy bueno, eres un chico muy talentoso, Tae.


Las mejillas de TaeHyung no tardaron en ceñirse en rojo, su risa nerviosa empezó a resonar en la estancia al igual que los latidos de su corazón. Si alguien le preguntaba qué era lo que hacía tanto escándalo no sabría decir si era su corazón o aquella risa nerviosa que casi se asemejaba a un llanto.
TaeHyung moría por dentro en ese instante.

   — Yo... L-La verdad es que no sabría decir-


Una rasposa y aguda voz interrumpió su habla; una mujer delgada y castaña mal teñida había entrado con un gato feo y con poco pelo le sonría de forma extraña a Hoseok. TaeHyung pensaba que esa mujer llevaba mucho esperando y que solo estorbaba allí, no tardó en despedirse apresurado de Hoseok para luego irse.

Por otro lado, Hoseok estaba realmente molestó.

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⏰ Last updated: Mar 30, 2020 ⏰

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𝐕𝐞𝐭𝐞𝐫𝐢𝐧𝐚𝐫𝐢𝐨;; hvWhere stories live. Discover now