"-¿Qué quieres que cante?."

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Era una fría noche, Dylan caminaba sin rumbo ni dirección por las angostas calles del viejo vecindario en el que vivía. Llevaba pateando la misma lata de cerveza desde hacían ocho cuadras. No prestaba atención a su camino, realmente no le interesaba, sólo quería alejarse de casa, si es que así se le podía llamar a aquel horrendo infierno, lleno de mentiras, golpes, drogas, problemas y lágrimas.
Caminaba con la mirada clavada en el suelo, intentando a toda costa, el evitar recordar lo que le había sucedido por la mañana.

"-Hola. -Dylan saludó a Caleb, después de haber entrado a la habitación de éste- ¿Aún no estás listo?. -Preguntó un poco desanimado al verlo recostado sobre su cama con los ojos cerrados, y cubierto por una manta desde los hombros hasta los pies- ¡Hey!. -Gritó para asustarlo, pero el chico ni si quiera se percató de aquello- ¡Vamos Caleb!. -Se acercó a él, sentándose a la orilla de la cama- ¡Despierta!. -Puso su mano sobre el hombro de Caleb, sintiendo como de helado se encontraba- ¿Caleb?. -Lo sacudió un poco para despertarlo, pero nuevamente, no hubo respuesta- ¡Caleb!. -Dijo con la voz quebrada y los ojos llenos de lágrimas-

Girando al chico de ojos azules, Dylan se percató de lo que ocurría. Retirando la manta del cuerpo de Caleb, ahogó un grito tapando su boca con la palma de su mano. No era uno, ni dos, ni tres, eran decenas de cortes profundos los que adornaban el cuerpo, ya sin vida, de Caleb."

Cuando Dylan prestó atención nuevamente a su alrededor, notó que estaba frente al lugar en el que conoció a Caleb.

-Ni si quiera estando muerto puedes salir de mi mente. -Dylan rió sin humor-

Siguió su camino, entre tropezones, dirigiéndose a otra parte lo más alejada posible de ahí. Sacando un cigarrillo de su chaqueta, y un encendedor del bolsillo de sus jeans, lo encendió y dio una profunda calada al cigarrillo, deseando con todas sus fuerzas que el humo lo matara en ese mismo momento.

"-¿Estás loco?. -Caleb le gritó a Dylan-
-¿De qué hablas?. -Preguntó el castaño confundido-
-¡Esto te mata!. -Contestó Caleb enfurecido, quitándole el cigarrillo que acababa de encender-
-¿Y eso qué?. -Dylan se encogió de hombros, restándole importancia- Todos debemos morir alguna vez.
-Pero a su debido tiempo. -Dijo Caleb en tono de regaño-
-Tampoco es como que tu tengas demasiadas ganas de seguir con vida. -El sarcasmo era evidente en sus palabras-
-Ahora las tengo. -Murmuró Caleb-
-¿Ahora las tienes?, ¿de qué hablas?. -Preguntó Dylan-
-De ti. -Murmuró nuevamente- Eres lo único por lo que vale la pena toda esta mierda."

Una lágrima rodó por la mejilla sonrojada de Dylan, y justo después un sollozo se escapó de entre sus labios. Su mundo se derrumbaba a pedazos. La única cosa buena, que podría ayudarlo a salir del profundo hoyo en el que se encontraba prácticamente desde que había nacido, se había ido. Pero, ¿Por qué?.
Mirando a su alrededor, se dio cuenta de que ni si quiera sabía en donde se encontraba, aunque de igual manera, le importaba un carajo.

"-¿Por qué tu corazón late tan deprisa?. -Susurró Caleb cerca de los labios de Dylan- ¿Estás asustado?.
-A mi no me asusta nada. -Dijo firmemente Dylan, mirando a Caleb directamente a los ojos-
-¿Nada?. -Preguntó Caleb en un susurro, provocando que los vellos del castaño se pusieran de punta-
-Nada. -Aseguró-
-¿Ni si quiera esto?.

Caleb se acercó a Dylan velozmente, y lo besó en los labios. Por impulso, Dylan retiró de un empujón al chico de ojos azules, pero en segundos, lo atrajo nuevamente."

Un golpe en el hombro derecho de Dylan lo distrajo de aquel recuerdo, había chocado con un poste. Mirando al frente, notó que estaba delante del lugar en el que a él y Caleb les habían hecho esos tatuajes que llevaban en la clavícula. Era un ave, con las alas extendidas, simbolizando que algún día, ellos serían libres también.

Cántame para Dormir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora