2. Los recuerdos son momentos duraderos del presente

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Te recuerdo, ¿lo sabías? Mi enfermedad hace que día tras día me apoye en tu figura para seguir viviendo. Porque aunque tú no estabas cuando me lo dijeron, siempre te tuve a mi lado.

Todavía no tiene cura. Pero esto tampoco lo saben los niños. Y no creo que nunca lo sepan hasta el día de mi muerte.

No quiero hacerles daño. No quiero ser una mala madre. Quiero que recuerden mi presencia en el mundo tanto como la tuya.

Leucemia, Charles. Una enfermedad incurable. Lo único que puedo hacer es llorar y suspirar, y vivir con tu recuerdo presente.

Porque siempre algo latente me hace vivir y ser libre, como el mar.

Y en el mar acaban muriendo los ríos, como nosotros.

Pronto acabaré en una de esas tumbas, a tu lado. En ese paraje donde crecen las amapolas tras vuestras muertes.

Y podré sentirte de nuevo.

Tu olor, el tacto de tus manos rugosas, tus dedos carnosos. Tu faz rojiza y tu mentón maduro.

Recuerdos efímeros.

Los recuerdos son momentos que perduran en el presente, ¿no crees? Un presente que deja atrás lo efímero y lo muerto para resucitar.

Ojala y tú resucitases.

“Poder seguir luchando en tu lucha, hacer que florezcan las amapolas de Flandes”.

A veces sigo sin recordar el motivo por el cuál te marchaste. Luego lo recuerdo todo, y me entran los temblores.

La Guerra.

“Lleven flores a mi tumba cuando mi cuerpo esté rodeado de los míos. Pero no arrojen la toalla sin haber luchado o vencido”.

Posdata: Te recuerdo [Cuéntame una historia corto de...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora