Amelia Hunter llega a un nuevo instituto tras un trágico accidente donde le toca no solo ser la chica nueva si no también la chica que guarda un secreto, empezar desde cero nunca es fácil y menos en un instituto donde el secreto y el misterio le bro...
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CAPITULO DOS
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El primer día – Amelía Hunter
13 de septiembre.
Crujen, mis huesos crujen con el frio que se cala en ellos por la lluvia que me golpea, no logro mover ni un solo dedo del pie. El dolor en mi cuello está matándome por la posición en la que estoy, mi pierna derecha me duele y siento que la perderé, una abertura en esta me hace gritar cuando las gruesas gotas de la lluvia entran en ella.
Muevo mi ceja izquierda, pero el simple gesto me arde, mi cuerpo palpita dolorosamente, la sangre de mi ceja derecha entra a mi boca, puedo sentir su sabor a hierro desvanecerse con la fuerte lluvia, muevo una mano para taparme la nariz buscando la forma de respirar mejor, pero, un grito seco detiene mi movimiento; siento que tengo todos los huesos fracturados.
Mi labio inferior se mueve solo por el frio, estoy de medio lado y con la parte trasera del pie logro tocar la pared detrás de mí, hago un nuevo intento con la mano, pero suelto un grito seco cuando el dolor de mi vientre se hace presente, un líquido caliente sale de mi entrepierna y mi autoestima se pierde con cada lagrima que sale de mis ojos.
¿Tan poca cosa soy?
¿Cómo termine en un maldito callejón? Estoy golpeada, así me dejaron hasta perder la conciencia, con todo el ego y autoestima en el piso, salí esta noche para festejar mi cumpleaños y luchar con el hecho de que ellos no volverán, mi primera noche saliendo sola, bravo Amelia vaya bienvenida que me ha recibido esta noche. Un grupo de chicos de mi edad o eso quiero pensar me empujaron a este callejón, me robaron y me golpearon hasta que perdí el conocimiento.
¡Debería estar muerta!
Por alguna extraña razón mi entrepierna no deja de expulsar líquidos, mi garganta pica con la necesidad de gritar por ayuda, pero al abrir la boca solo consigo decir palabras que me salen en forma de susurro.
¡Maldita sea mi vida de mierda, no quiero morir aquí!
Intento buscar fuerza y un gramo de valentía para que el dolor no me impida levantarme, me muevo un poco para quedar de espaldas y el dolor se intensifica en esta posición obligándome a morder mi labio inferior por la dolencia. Lucho por mantenerme despierta, pero el frio, el dolor, la lluvia, la sangre y mi estado de ánimo tan deplorable no me dan muchas alternativas, mis ojos buscan la manera de cerrarse solos, pero tal movimiento me ocasiona un dolor punzante en la cabeza.
Recuerdo que me golpearon, la mayoría de los golpes en las piernas y en el vientre, y sé que necesito que me revise un médico antes de dormirme, o algo así me explico mi madre que es jefa de urgencias en el mejor instituto de especialidades de esta ciudad. Pero me resulta tan difícil. Soy una maldita inútil que no logra ni mantenerse despierta. Necesito llamar a urgencia, pero si tan solo me saliera la voz y no un maldito susurro, muevo la cabeza para buscar comodidad y la medio levanto para observar donde estoy, pero se me relajan tanto los músculos que termino tirándome hacia tras golpeándome yo misma contra el piso.
