V

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Cuando Lena se empujó a sí misma de su cama la mañana siguiente y se hubo aseado, Kara y su padre ya se encontraban en el patio exterior, consumiendo café y gestionando los negocios de Luthor.

"Buenos días". Lena sonrió mientras se acercaba a la mesa. Fue recibida de la misma manera por los dos mientras besaba la mejilla de su padre. “Gracias” le respondió Lena a Kara mientras le servía una taza de fuerte café griego.

"Bueno, mi pequeña, tengo que hacer negocios en Lesbos. ¿Te gustaría pasar el fin de semana con nosotros?" preguntó Lionel Luthor a su hija. Cuando su padre indicó el "nosotros" sabía que se uniría a él mismo y a Kara, Lena ni siquiera tenía que pensarlo dos veces.

"¿A qué hora nos vamos?" ella sonrió. Kara nunca levantó la vista de su papel y se quedó con el rostro congelado en la misma expresión neutral de siempre, pero por dentro la rubia estaba sonriendo de oreja a oreja.

"Salimos a las diez en punto, ¿podrás empacar para entonces?” preguntó Luthor.

"¿Para un fin de semana? Seguro, papá".

“Bien, creo yo debería manejar unos asuntos de negocio y luego empacar. Si me disculpan, señor Luthor, señora Luthor” dijo Kara levantándose de la mesa.

"Por supuesto", respondieron padre e hija al unísono.

Lena vio a la Kara alejarse hacia la casa de huéspedes. Al principio se sintió un poco herida por la actitud de negocios que la rubia tenía como comportamiento normal alrededor de ella, pero estaba por darse cuenta de que era probablemente acertado por parte de la Kara. La pelinegra observó a su padre mirando fijamente hacia la alta mujer también.

“Me alegro que no te moleste la presencia de mi asistente” comenzó Lionel, dándose la vuelta hacia su hija. "Kara es una mujer muy competente y me siento mejor teniendo a alguien con sus habilidades a tu alrededor... Lena, tengo que preguntarte algo... Kara siempre ha actuado, bueno, ¿ella nunca se ha dirigido a ti... en cualquier tipo de conducta que pueda ser inapropiada? le preguntó el hombre vacilante.

“¿Qu...?”

“Ahora, antes de que te enojes, te pregunto por una buena razón. Conozco a los jóvenes que opinan que todo está bien actualmente, pero esto es Grecia, no Estados Unidos, y con nuestras costumbres todavía puedo ser un hombre del viejo mundo. No es precisamente un secreto que Kara es lesbiana...”

"Padre", interrumpió Lena, "Kara nunca me ha tratado con nada más que respeto y consideración".

“Está bien, ya entendí”. Luthor levantó una mano, sintiendo que iba a ser sermoneado y lo peor es que sería sermoneado por una mujer, incluso si esa mujer era su propia hija. “Sólo quería que supieras cómo es ella en caso de que te llegara a molestar”.

“Papá, creo que deberías saber algo sobre mí...”

Un gran estruendo provino detrás de ellos, provocando que Lena saltara de su asiento. Eliza había llevado una bandeja, y el contenido de la bandeja se encontraba en el patio, en cientos de pedazos.
“¿Se encuentra bien?... ¿necesita ayuda?” preguntó Luthor, empezando a levantarse de la silla.

“No, no, señor Luthor. Anna va a ayudarme a limpiar todo”. La mujer indicó a una joven que llegaba corriendo para ayudar a la cocinera.

“¿Qué ibas a decir, pequeña?”

Lena levantó el rostro y logró captar la mirada de Eliza lanzando dagas en su dirección. La cocinera estaba a espaldas de su padre y cuando Lena observó a Eliza, la vio sacudir levemente la cabeza. Lena miró de pronto a su padre, indecisa de lo que debía hacer ahora. Había estado a punto de decirle a su padre de su propia preferencia sexual, pero era obvio que Eliza no lo consideraba adecuado.

“Yo... yo estaba a punto de decir... que se siente bien estar de nuevo en casa” concluyó Lena y supo que ella había hecho lo correcto cuando Eliza sonrió y asintió con la cabeza.

“Me alegro de que estés nuevamente en casa, pequeña. Ahora, ve a empacar”

Lena hizo una pausa al caminar por la cocina para dirigirse arriba y se detuvo cuando vio a Eliza. Recogiendo un gran pedazo de vajilla rota, ella le sonrió a la mujer.

“¿Supongo que esa es tu idea de un sutil toque?”

“Señorita Lu..., Lena... hay muchas formas en las que aquí somos diferentes de las que estás acostumbrada en Estados Unidos. Si le dijeras a tu padre que te gustan las mujeres, ¿crees que él permitiría que Kara te acompañe a cualquier lado? Yo me temo que incluso hasta podría descargarse con Kara”.

Eliza escogió sus palabras cuidadosamente. No tenía idea hasta dónde había llegado la relación entre la hija de su patrón y Kara, pero ella quería que Lena se diera cuenta de que se encontraba en Grecia, un país regido por hombres. Ella sabía muy bien que los hombres sostenían todo el poder en su país natal. También había utilizado la palabra descargar, cuando ella sabía que quizá no era la cosa más amable que le podría pasar a la atractiva Kara.

“Eliza, ¿cómo sabes eso sobre mí?” preguntó Lena en voz baja.

"He sido la cocinera en esta casa durante casi treinta años. Estuve aquí en el día en que naciste, para tu primera comunión, y en tu decimosexto cumpleaños. Hay muy poco que no sé de ti, pequeña". Concluyó Eliza, sosteniendo suavemente la barbilla de la morena entre sus dedos.

“¿Cómo he podido estar tanto tiempo sin ti?” Lena sonrió a la mujer que había sido como una segunda madre para ella todos estos años.

“Váyase ahora. No querrá dejar esperando a su padre y a Kara”.

Lena le besó la mejilla de la mujer mayor y se precipitó por las escaleras hasta su cuarto. Eliza se puso en su lugar por unos momentos contemplando el resultado de todo esto. Sacudiendo la cabeza, empezó a moverse alrededor de la gran cocina.

Su avión privado aterrizó en un aeropuerto a unos ocho kilómetros al sur de Mytilíni, en la isla de Lesbos. Una limusina aguardaba su llegada y el trayecto a la villa donde debían quedarse fue corto y sin incidentes. La Laureate, una villa restaurada, se encontraba en la playa de Vareiá. Un hotel para el público la mayor parte del tiempo, pero al igual que Lena estaba a punto de descubrir, cuando su padre se quedó allí, se convirtió en su propia villa privada. Lena no había estado en una villa privada antes, pero pensó que era absolutamente impresionante. Ubicada en medio de un hermoso jardín, estaba rodeada de avenidas con laureles y pinos gigantes.

A pesar de que Lionel Luthor compró todas las habitaciones de la villa para su uso personal, el personal del hotel se quedó a trabajar y eran amables y serviciales con Lena. A ella le habían mostrado un gran conjunto de habitaciones y disfrutaba del hecho de que Kara tenía sus habitaciones al lado de la de ella.

Los tres almorzaron juntos, pero Lionel Luthor parecía un poco preocupado. Lena odiaba la forma en que el guardaespaldas de su padre se cernía en las sombras, pero ella trató de pensar sobre el rol del hombre silencioso como algo de menor importancia y mantuvo la boca cerrada al respecto. Mientras tanto, Kara parecía disfrutar de la información que la morena conocía sobre la isla y su historia, desde el punto de vista arqueológico. Luthor se levantó bruscamente e hizo un gesto a Pedro.

"Voy al molino, pequeña. Estaré allí toda la tarde. Kara debes traer a Lena cuando haya terminado aquí". Entonces él besó con brusquedad a su hija y se fue.

Lena gruñó y agarró la botella de vino, sirviéndose una copa generosa.

“¿Qué es ese sonido... no te gusta la molienda de aceitunas?” preguntó Kara confundida.

"Cada vez que mi padre dice que estoy a su encuentro en el molino sólo significa una cosa. Él quiere ponerme a prueba. ¡Le encanta asegurarse que lo sé todo acerca de las aceitunas!” gimió Lena.

“¿Y lo sabes?” Kara se rió entre dientes.

“¡Yo sé absolutamente todo lo que hay que saber acerca de las aceitunas! cuándo se las come, al presionarlas, cuándo se cosechan... la lista sigue y sigue".

“Sólo son aceitunas. ¿Qué tan difícil puede ser?” preguntó Kara y Lena gimió disgustada, una vez más. “Entonces, dime lo que conoces sobre aceitunas”. Dijo Kara en voz alta para ser escuchada por encima de los motores del coche deportivo descapotable y el viento que azotaba al pasar. Lena siempre había disfrutado el camino a la colina a la almazara fuera de Plomari. Desde que se alojaban en Vareiá, tuvieron que conducir alrededor de la bahía de Kólpos Géras y luego hacia Plomari. Una cosa que Lena aprendió rápidamente es que Kara amaba la velocidad y la rubia conducía como la mayoría de la gente del lugar, siempre con una velocidad capaz de romper cuellos.

“Bien, veamos... Los olivos que pertenecen a la familia Luthor datan del 700 a. C., sin embargo, una helada acabó con ellos en el siglo XVIII. El aceite de oliva fue el gran producto de exportación de la antigua Grecia. ¿Sabías que se daban masajes a los grandes guerreros con aceite de oliva, los raspaban y los ponían en frascos para venderlos? Algo así como para hacer de afrodisíacos, creo”.

“Oh, suena repugnante”, exclamó Kara.

“¡Me lo pediste! Como sea, ¿por dónde iba? Oh si, Lesbos y Creta siempre compitieron por cuál fabricaba mayor cantidad y el mejor aceite. Contamos con más de once millones de árboles aquí en Lesbos, pero algunos dicen que en Creta se produce más y una mejor calidad de aceite, sobre todo las personas que cultivan en Creta. En ésta isla, sin embargo, se utiliza cada parte de la oliva, en lugar de sólo presionarla para fabricar aceite. Usamos la fruta para comerla, por supuesto, y se la presiona para el aceite, pero además molemos lo que resta al fabricar el aceite y lo utilizamos para hacer jabones. Después de que se utiliza el resto para los jabones, lo que queda se utiliza como fertilizante”.

“¿Lena? Kara detuvo charla informativa de la joven.

"¿Sí?"

“¿Todo eso es cierto?” Kara frunció el ceño. Ella había nacido y pasado la mayor parte de su vida en Grecia y no sabía la mitad de lo conocía esta mujer.

“¡Absolutamente! Me han taladrado con este asunto desde que era una pequeña y pasaba todos los veranos aquí. Observa bien, lo primero que hará mi padre será poner un plato de aceitunas y ver si recuerdo las viejas lecciones”.

“Y ¿lo haces?” rió la Kara.

"Caray, eso espero." Lena se echó a reír como respuesta.

******

"¿Por qué utilizamos el aceite de oliva griego en lugar del italiano?" Lionel Luthor caminaba por la vereda de hormigón de la almazara, más allá de las grandes cubas de madera, con su hija tratando de mantenerse al día con las largas zancadas del hombre, Kara siguiéndolos a lo largo de la parte posterior.

"Porque el aceite griego es de mejor calidad" respondió Lena mientras Kara aplaudió en silencio a la joven.

"¿Por qué?" respondió Luthor.

"Porque tenemos veranos más calurosos y secos y hace que los niveles sean más bajos en el ácido de la fruta".

Se detuvieron en una mesa y Luthor hizo señas a un joven para traer a un gran plato. Kara vio que sucedía justo como la azabache lo había predicho. La rubia vio como su patrón ponía a prueba a Lena. Había al menos una docena de variedades de aceitunas en la bandeja y la joven no había cometido un error todavía. Luthor parecía tomar esto muy en serio y Kara se preguntó si el hombre quería que su hija por lo menos fuera capaz de ejecutar sus negocios legítimos si algo le pasaba a él.

El hombre alto simplemente sostenía la fruta y esperaba que Lena supiera su nombre o sus usos.
“Elítses”, vaciló Lena cuando su padre sostuvo la pequeña fruta negra. “...uhm, oh, eso no es justo, padre. ¡Esas son de Creta!”

Lionel se rió por primera vez esa tarde. "Sí, pero hiciste bien en saber lo que produce la competencia". Levantó otra, y así siguió durante algún tiempo.

" Tsakistés...uhh, recogiendo la joven y agrietada antes de curarla dentro de la salmuera. ¡Kalamáta, la más famosa oliva griega! siempre con forma almendrada y curada en vinagre de vino tinto. Contestó la joven, haciendo estallar una dentro de su boca y luego de guiñarle un ojo a Kara cuando su padre se agachó a recoger otra oliva.

"Thásos, curadas con sal, con sabor fuerte, y van bien con el queso".

"Excelente, pequeña, algún día serás un rival formidable para los agricultores en Creta". declaró Luthor con orgullo.

Kara vio algo en ese momento en los ojos del viejo, algo que no había visto antes. Luthor elogió a su hija, pero no con el amor y el afecto de un padre a una hija, sino como uno podría hacer con un caballo apreciado, u otro pedazo de propiedad valiosa. Como si fuera algo de su propiedad y no una pieza valiosa de su corazón. Algo que entrenó y en lo que invirtió tiempo y dinero. El pensamiento perturbó a la rubia, de pie observando la interacción entre Luthor y su hija. En su memoria, siempre registraba que la actitud del hombre con su única hija era distinta. Ella se preguntó de dónde provenía esta nueva imagen mental. ¿Luthor estaba adiestrando a su hija para cuando ella tomara a un hombre como marido? De acuerdo con la legislación griega, la riqueza de todas las mujeres jóvenes casadas, pertenecerían a su marido. Sería una existencia miserable para alguien como Lena.

Gran parte de Kara, así como de Lena, se disgustaron, cuando Luthor rechazó a la alta mujer diciéndole que tomara el resto del día libre. Él le explicó que Peter se quedaría con ellos, pero que quería visitar un par de sus destilerías en Plomari. Kara no podía rogarle ir con ellos, así que los dejó con una leve inclinación de cabeza a la joven, al cuidado de su padre.

“Papá, me siento mal dejando a Kara sola” dijo Lena. La verdad era que no podía haber sido más miserable con la idea de pasar el resto de la tarde sin la Kara alrededor.

Lionel Luthor soltó una carcajada al ver la expresión preocupada de su hija, poniendo un brazo alrededor de sus hombros y tirando de ella en la dirección del coche.

“No te preocupes, pequeña, ¡ella probablemente se dirige al burdel local mientras hablamos!” él rió nuevamente.

El comentario de su padre no hizo nada para aliviar la tristeza de la morena, sino otra cosa, en realidad aumentó sus temores, preguntándose si esa era la forma en la que la hermosa Kara experimentaba un poco de descanso y relajación.

Conduciendo de vuelta por la ladera, Kara decidió que iba a hacer un pequeño viaje a Mantamados. Su alfarería era conocida en todas las islas griegas y Kara necesita algo nuevo para quemar incienso dentro. Conduciendo por la carretera de la costa, donde había muy poco aparte de la tierra y los pueblos pequeños, Kara pensó nuevamente en el razonamiento detrás de la nueva actitud de Luthor hacia su hija.

Quizá Luthor finalmente se había dado cuenta de que Lena nunca aceptaría el negocio del magnate griego. Aun cuando la joven pudiera, los socios de Luthor nunca recibirían ordenes de esta joven. Kara también tenía una difícil situación al tratar con ellos y su reputación asustaba como el mismísimo infierno a la mayoría de los hombres. Sin embargo, éstos no eran los griegos, ni siquiera turcos o albaneses. Estos hombres venían desde el otro lado del mar Mediterráneo, desde Libia. No, Kara no podía imaginarse a Lena como el tipo de mujer que tomaría parte del negocio familiar.

El principal problema de Kara ahora sería encontrar una manera de animar a la azabache de permanecer en su negocio de la arqueología, volver a Estados Unidos, cualquier cosa para que no esté cerca cuando el plan de Kara estuviera por finalizar. Su corazón apretó en su pecho en ese último pensamiento. No tener a Lena alrededor era la última cosa que quería ahora mismo.

Kara subió los escalones de a dos a la vez hasta el piso donde se encontraba su habitación, justo enfrente de Lena. Comprobando que no tenía ningún mensaje, se cambió de manera un poco menos formal. Sabía que probablemente no haría más que escuchar música o ponerse al día con un poco de lectura esa noche. Era tarde cuando ella entró y le dijeron que Lionel Luthor ya se había retirado. Después de haberse puesto un par de pantalones de algodón y una camisa polo de manga corta, la rubia tomó uno de los pequeños sacos que llevaba con ella y decidió ver si Lena estaba todavía despierta.

"Oh, hola", fue la respuesta fría de Lena cuando abrió la puerta de su habitación, a pesar de que estaba babeándose toda por ella.

Kara no sabía cuál era el problema, pero sintió la fría atmósfera de la habitación inmediatamente.

“¿La pasaste bien en Plomari?” preguntó Kara.

"Simplemente encantador" respondió sarcásticamente Lena. "¿La pasaste bien... donde quiera que acabaste?"

Kara trató de medir el tono de la joven, pero podía jurar que no entendía lo que estaba pasando.

“¿Dónde piensas que acabé?”

“Bueno... Yo, yo, bien, en realidad no es de mi incumbencia” respondió Lena, dándose la vuelta rápidamente.

“No, realmente quiero saberlo” respondió Kara, agarrando el codo de la morena y girándola a su alrededor para hacerle frente. "¿Dónde piensas que he ido?”

Lena sabía que estaba atrapada, pero bueno. ¿Por qué dije algo en primer lugar? ¡Ahora va a pensar que estoy celosa! No había nada que hacer más que expresar su disgusto, por lo que la azabache dijo lo que tenía en su mente.

"Mi padre dijo que estabas... que estabas probablemente en camino al burdel local" dijo Lena esas palabras, pero no se atrevió a levantar los ojos para encontrar la mirada azul que de pronto brilló con entendimiento.

‘¿Celosa? ¿De mí, pequeña?’ pensó Kara.

"Ya veo, y el hecho de que iba a estar con una mujer y no un hombre... ¿eso te molesta?" Kara decidió divertirse un poco a costa de Lena.

"No, por supuesto que no." respondió rápidamente Lena.

"Oh, así que no es porque prefiero una mujer en mi cama, es porque prefiero otra mujer" le preguntó Kara, como si estuviera tratando tener clara la situación en su cabeza.

"Sí" respondió Lena. "Quiero decir, no... Quiero decir... ¿qué quieres decir?" tartamudeó la joven nerviosa.

Kara inclinó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada larga y fuerte. Nunca se había encontrado con una mujer más entrañable y sus sentidos estaban siendo completamente seducidos por la morena.

Lena se puso roja, carmesí, tanto como un ser humano puede y cuando se dio cuenta de que no quedaba nada, simplemente se rió de sí misma y de Kara, a quien encontró absolutamente encantadora.

"Lo siento, Kara, yo no tenía derecho..."

Kara puso su dedo índice sobre los labios de la joven, interrumpiendo sus pensamientos.

"Tenías todo el derecho" se encontró diciendo Kara, pero aún no creía lo que su propia boca acababa de decirle a ella. Tratando de recuperarse rápidamente, la mano derecha de Luthor le tendió el paquete. "Yo pensé que te gustaría esto, fui a Mantamados hoy".

“¿Fuiste a Mantamados hoy sin mí... de compras?”

"Confía en mí, yo no compro como Eliza o como tú. Si veo algo que quiero...” dijo la Kara en voz baja, acercándose más “me lo quedo. Si no me gusta, lo dejo ir”.

“Oh”, fue la única respuesta que fue capaz de dar Lena.

“¿Vas a abrirlo?” preguntó Kara, la mirada azul brillante en una combinación de diversión y deseo.

"¿Eh?"

“Tu regalo. ¿Vas a abrirlo?” dijo lentamente la Kara.

“Oh, sí” Kara disfrutó el rubor y la expresión aturdida en el rostro de la joven. "Oh, Kara es hermoso" Lena había notado un intrincado diseño, un quemador de incienso de cerámica, similares a los que había visto en la casa de huéspedes donde vivía Kara. Sin saber qué más decir, Lena abrazó a la mujer delante de ella, y le colocó un inocente beso en la mejilla a la alta mujer. Kara estaba enraizada en su lugar, completamente sorprendida por el gesto inocente de la joven. Fue su turno de ruborizarse. Podía sentir el calor subiendo por el cuello y trató de cambiar rápidamente de tema.

"Entonces, ¿vas a ser una buena anfitriona y me ofrecerás una bebida o tengo que mendigar en el bar de abajo?"

Lena se echó a reír, tanto de la observación de la Kara como de la vergüenza de la mujer alta. "Tengo retsína y un poco de vino blanco. ¿Cuál te da más placer?" Preguntó Lena, con un brillo malicioso en sus ojos verdes y poniendo énfasis en la última frase.

Kara capturó el doble sentido y sonrió maliciosamente.

"Bueno, vamos a empezar con el retsína y veamos dónde nos lleva".

Sentada en el balcón de la suite de Lena, ambas mujeres miraban las luces a lo largo de las playas de Vareiá, tomaban retsína y escuchaban el susurro de brisa de los árboles de abajo.

"Cuéntame más sobre dónde vives en América" pidió Kara.

Estaba interesada, es cierto, pero más que nada a la rubia le encantaba escuchar a hablar a Lena. Los tonos cadenciosos de la voz de la azabache estaban siendo absolutamente cautivadores y Kara cerró los ojos, disfrutando del sonido.

"Cuando me sentaba en la playa en Long Island, que es donde crecí. Cuando me sentaba allí, en los días fríos cuando nadie más podría salir y todo lo que podía escuchar eran las olas y las gaviotas sobre el agua, yo cerraba mis ojos y pensaba que estaba en Mýkonos, por supuesto, yo pensaba lo mismo cuando estaba aquí en Grecia, cuando estaba aquí yo quería estar allá, cuando yo estaba allí... sabes lo que quiero decir". Lena tomó un sorbo de vino y miró a Kara, con los ojos cerrados y una ligera sonrisa en sus labios.

"Sé que era muy pequeña y no recuerdo mucho de lo que pasó cuando yo vivía aquí a tiempo completo, pero me siento a veces, como si tal vez estuviera recordando un sueño. Antes había mucho que hacer aquí en Grecia, cuando yo era pequeña. Me encantaban las vacaciones, tan diferentes de las de los Estados Unidos. Por supuesto, la mayoría de las fiestas que celebramos aquí son religiosas, pero lo echaba de menos cuando nos alejamos. Yo sólo recuerdo estar aquí una Pascua, pero ni siquiera puedo recordarlo muy bien. Recuerdo la sensación de eso, sin embargo". Dijo Lena con un tono vacilante, como si estuviera tratando en ese momento de sacar algo de su mente, pero no pudiera. Sacudiendo la cabeza, sonrió de nuevo. "Cuanto más lo intento, más se me escapa."

"¿Por qué no te acuerdas? ¿qué es lo que crees?" La voz de Kara fue de sorpresa, Lena pensaba que estaba sola en sus recuerdos.

"No lo sé. Yo solía preguntarle a mi madre eso mismo todo el tiempo. Parece extraño que todos los mejores recuerdos de mi vida de repente desaparezcan de esa manera".

“¿Qué te dijo ella?" Kara preguntó con una expresión curiosa.

"Ella dijo que debe haber sido porque ese fue el año en que nos fuimos de Grecia para venir a Estados Unidos. El trauma de la infancia de todo eso".

"Suena razonable", reflexionó Kara, medio preguntando si esa era la verdad. Kara sabía que ese día había sido una experiencia transformadora para ella, pero por primera vez vio que tal vez lo que Lena pasó, podría haber sido suficiente para traumatizar a una sensitiva niña de cinco años de edad. Al igual que las raíces de un árbol, el dolor se había propagado alrededor, alcanzando con sus tentáculos hasta la actualidad a tantas vidas.

"Yo estuve en terapia por eso" dijo simplemente Lena. "Ya sé, crees que estoy loca, ¿verdad?" La morena sonrió y Kara se rió entre dientes. "Desde que era pequeña que tengo estos sueños. Nunca me acordé de lo que soñaba, pero los sentimientos eran tan intensos que me despertaba llorando. Mi madre trató de ayudarme, pero lo único que podía decirle era que comenzaba sintiéndome absolutamente maravillosa, como si pudiera hacer cualquier cosa, y todo salía mal y me despierto con un dolor tan real que mi pecho me dolía". Lena tomó un sorbo de vino y miró para ver si Kara pensaba que era un bicho raro. Kara estaba sentada mirándola, escuchando atentamente. “Los sueños finalmente habían disminuido, a veces pasaban años hasta que los tuviera nuevamente. Fue cuando tuve mi primera relación amorosa seria. La primera noche que dormimos juntas fue el momento en el que los sueños volvieron. Los tenía todas las noches y hasta tenía que tomar pastillas para dormir, aunque solo conseguía unas pocas horas de sueño durante la noche. Vale decir que eso puso fin a la relación. Comencé a consultar con un médico, pero después de dieciocho meses, todo lo que ella pudo decir fue que era algún tipo de trauma infantil. Uf, ¡yo le podría haber dicho eso a ella! Eso tuvo un efecto encantador en mi vida amorosa. Es bastante extraño, sin embargo, los sueños sólo los tengo cuando me enamoro”. Lena hizo una sonrisa irónica y dolorosa. “Tiende a mantenerme sola”.

Kara miró a la mujer con una mezcla de inquietud y preocupación, con la esperanza de que algún día los sueños que plagaban su mente desaparecerían por completo. Que algún día sería capaz de reconocer sólo los buenos momentos de ese día, cuando tenía cinco años.

************
El sueño comenzó como de costumbre, pero luego dio un giro inesperado. Nunca había estado en este camino antes. Lena oyó a alguien gritar, pero no podía ver quién era. De repente dio cuenta de que la voz pertenecía a Kara. Tenía que llegar a donde estaba la Kara, pero ellos no la dejaban llegar a su amiga. No había caras visibles, pero los fuertes brazos la sostuvieron mientras trataba desesperadamente de apartarse.

"¡Noooo!" Lena gritó con fuerza, tirando de sí misma al sentarse en la cama.

Tomó sólo tres segundos antes de que Kara estuviera reventando la puerta de la suite vestida sólo con una bata y con una pistola en mano, seguida de pasos corriendo por las escaleras hasta el segundo piso. La postura de Kara cambió inmediatamente cuando ella abrió la puerta del dormitorio, viendo a Lena y al darse cuenta de que el peligro estaba en los sueños de la hija de su jefe y nada más. Kara no quería nada más que tomar a la mujer entre sus brazos y aferrarse a ella con fuerza, pero esos pensamientos se convirtieron en sueños cuando Lionel Luthor se abrió paso en el cuarto.

"No pasa nada, sólo es una pesadilla" observó Kara cuando el hombre pasó junto a ella.

Kara empujó al resto del personal que se había despertado a sus habitaciones, regresando a los pocos segundos a la suite de Lena.

"Está bien, papá, de verdad. Era una pesadilla" dijo Lena, un poco atrapada entre la vergüenza y la ira.

"¿Todavía tienes eso?" preguntó Luthor.

"Casi nunca", mintió Lena. "Estoy bien, de verdad". Ella dio una media sonrisa a su padre, que parecía más preocupado de lo que estaba dispuesto a admitir.

"Kara se quedará contigo por unos momentos, entonces" dijo mirando hacia atrás a su mano derecha.

"Por supuesto", respondió Kara. "Vuelvo en un momento".

Lena realmente no tenía ganas de argumentar así que cuando Kara volvió, vestida con pantalones vaqueros y una camiseta azul desteñida, con una botella marrón pequeña, la morena simplemente la dejó entrar. Su padre le dio un beso y le dijo que lo llamara si era necesario, pero Kara sabía que él preferiría que no fuera necesario. Las pesadillas se consideraban una debilidad y un hombre griego no quería estar cerca de la debilidad de una mujer por mucho tiempo.

"No me digas, ¿es más de tu medicamento mágico?" Lena vio como Kara sirvió dos vasos de líquido ambarino.

"Licor" respondió Kara, entregando a la joven una copa de brandy.

"¿Cómo es que no tengo brandy en mi habitación?" Lena trató de poner una sonrisa.

"Porque no lo pides" respondió Kara con total naturalidad.

Kara tomó un sorbo del licor y dejó la copa sobre la mesita de noche, sentándose en el borde de la cama. Lena tomó un sorbo y miró a los ojos azules que parecían llenos de su propia angustia. Kara muy ligeramente condujo sus dedos tocando la mejilla de Lena.

"¿Estás segura que estás bien?"

"Por supuesto" respondió Lena, con su propia voz insegura. Los verdes ojos comenzaron a llenarse de lágrimas mirando a Kara, entonces la morena se sacudió hacia atrás y adelante, lo que indicaba que sin duda no se encontraba bien. Kara tomó el vaso de la mano de Lena y la puso con el suyo, entonces sin pensarlo ella envolvió suavemente la figura más pequeña en su fuerte abrazo.

Las lágrimas se convirtieron en sollozos en el ofrecimiento de la mujer de cabello dorado y su toque compasivo y de pronto Kara sostuvo la joven contra ella con fuerza, pasando los dedos por su cabello de ébano, presionando sus labios suavemente contra la parte superior de la cabeza de la chica.

Lena se fundió en el cálido abrazo y dejó las lágrimas de un gran número de frustraciones sueltas a la par. Ella se consoló, no sólo por los brazos alrededor de ella, sino por el hecho de que Kara no ofreció palabras sinceras y sin sentido para consolarla.

"Shhh, Lena. Estoy aquí" murmuró Kara.

Kara escuchó llanto de Lena, pero no se le ocurrió ninguna palabra para aliviar el dolor. Poco sabía ella, pero las que pronunció rectamente se dirigieron a través del corazón de la morena. Kara quería darle más comodidad a la mujer en sus brazos, pero francamente no sabía cómo. Nunca había sido una mujer de palabras y ahora, cuando más las necesitaba, la abandonaban. Parecía como si hubiese pasado mucho tiempo antes de que las lágrimas de Lena se detuvieran y ella simplemente se apoyó contra el pecho de la mujer de cabello oscuro, escuchando a los fuertes latidos de su corazón de manera constante. No hubo intercambios de palabras cuando Kara pasó la mano en pequeños círculos sobre la espalda de Lena. Kara se maldijo una vez más por su incapacidad de hacer o decir algo más a la joven, pero para Lena, lo que le ofreció la rubia era suficiente.

Fue sólo una coincidencia que Kara y Lena salieran de sus habitaciones a la par. Se encontraron en la cima de la escalera de caracol en su camino al café de la mañana. A Lena le resultaba difícil mirar a la Kara directamente a los ojos.

"Bueno, me estás viendo rápidamente en toda mi patética gloria vulnerable, Kara. No estoy muy segura de dar el primer paso cuando te estoy preocupando”.

Kara le dio su habitual risita. "Si eso es lo peor que puede pasar. Yo todavía tengo mi toque”.

"Gracias, Kara, por... bueno, por estar ahí, supongo" añadió Lena.

Kara no supo que decir ante este despliegue de emoción y gratitud, por lo que hizo lo que sabía hacer. Ella honró a Lena con una especie de sonrisa torcida y le guiñó un ojo.

"Ahh, mi pequeña, ¿no es un mundo mejor viendo la luz del día?” preguntó Lionel Luthor, besando la parte superior de la cabeza de su hija mientras sacaba una silla para ella.

"Sí, padre, lo siento, yo no quise despertar a toda la villa".

"Tonterías, aunque Kara parecía un poco decepcionada de que no pudo dispararle a nadie".

Kara dejó el periódico y se colocó una pequeña koulourákia en su plato. Los pequeños rollos estaban cubiertos de semillas de sésamo y rellenos de pasas de Corinto. Kara todavía creía, como la mayoría de los griegos, que el desayuno era la comida menos importante del día, pero se estaba dejando seducir rápidamente por la tradición estadounidense de un rollo con su café matutino.

Colocándose pequeños bocados de pan en la boca, hablaba de asuntos habituales con tono de realismo, nada parecido al que Lena conocía cuando estaban solas.

“Ella me asustó como el infierno” dijo en dirección a Luthor y el hombre se echó a reír a carcajadas. "Confía en mí, si alguna vez eres abordada en un callejón oscuro suelta uno de esos gritos, te garantizo que vas a conseguir ayuda de inmediato. Tomaste algunos años de mi vida con esa cosa, que no me puedo permitir en este momento". Kara terminó con una sonrisa.

"Oh, muy divertido. Espero que estén disfrutando mucho de sí mismos a costa mía". Lena respondió con una sonrisa.

La morena se sorprendió por esta diatriba de la Kara, pero entendía el razonamiento detrás de éste. Kara no se suponía que estuviera cerca de Lena, ella estaba en estrecho contacto con la azabache con el único propósito de cuidar de la hija de Luthor por un tiempo. No sería bueno para Lionel Luthor ver que Kara se comportase como lo hizo la noche anterior. Aun cuando fue un contacto físico tan inocente como había sido, Lena se dio cuenta de que su padre nunca lo permitiría.

Lena vio a su padre mientras leía el periódico en ocasiones apuntando una nota en el cuaderno que tenía frente a él.

"Papá", comenzó Lena con entusiasmo, "¿vienes montar a caballo conmigo hoy?"

"Oh, Lena, eso me es imposible hoy. Tengo citas que cumplir. Además, soy demasiado viejo para estar en la cresta de las colinas con estos, es por eso que tienes a Kara. Irá contigo" respondió Luthor, señalando a la Kara.

"Caballos... genial. Mis días se vuelven cada vez mejor y mejor" dijo Kara sin expresión.

Aunque Lena sonrió ante el intento de Kara en el humor, la joven estaba sin duda afectada por la conducta de su padre. La morena no podía entenderlo bien. Si él hizo que se mudara a su casa en lugar de a un apartamento propio, suponía que era porque la extrañaba y quería que pasaran tiempo juntos ¿verdad?, pero desde que había regresado a Grecia, casi nunca se veían y comenzó a sentirse como una yegua preciada de nuevo, sola en medio del espectáculo.

"Por mucho que me gustaría disfrutar de paseos con Kara, estoy segura de que tiene cosas más importantes que hacer que ser mi niñera. Podría esperar, papá, ¿tal vez podríamos ir esta tarde?"

"Ve con Kara", dijo Luthor con firmeza: "Me iré esta tarde hasta la noche, no me esperes hasta entonces, ¿Entiendes?"

"Sí, por supuesto padre, lo entiendo". Lena puso una sonrisa artificial para su padre cuando el hombre salió del patio.

La mujer de cabellos dorados trató de mantener sus ojos en su papel y aparentar como si no estuviera escuchando la conversación, cosa que no era tan fácil teniendo en cuenta el hecho de que el padre y la hija estaban prácticamente hablando sobre ella. Incluso Kara podía ver que la morena parecía una niña herida porque se la había dejado de lado demasiadas veces. La forma en que Luthor habló de su hija durante todos estos años, Kara pensó que tal vez sería diferente cuando se trataba de ella, que tal vez sería la única cualidad redentora de la vida del hombre. Esto demostraba que Lionel Luthor era como cualquier otro hombre de Grecia. Sus mujeres eran apreciadas tanto tiempo como hicieran exactamente lo que se les decía y se asegurarán de que estaban allí cuando necesitaban un adorno para colgar en el brazo.

"Entonces, ¿cuándo nos vamos?" Kara le preguntó a la joven en silencio.

Lena le dio un débil intento de una sonrisa. "No suena como si fuera una de sus cosas favoritas."

Kara pensó que la joven estaba tratando de luchar contra las lágrimas. "Sabías que eras parte del espectáculo, ¿no?" Kara le preguntó con una voz que era más suave de lo habitual.

"Lo sé", asintió Lena. "La mano derecha de Lionel Luthor debe tener una linda chica que quiera hacer algo en un hermoso día como hoy". Lena trató de dar a la mujer una salida.

"Sí, así es". Kara sonrió ligeramente, dándole a la sonrisa una mirada de encanto y misterio.

Ella inclinó la cabeza ligeramente para encontrarse con los ojos de la pelinegra. Cuando la mirada cerúlea se reunió con la verde mar, el brillo y la nota de picardía parecía muy inusual para la rubia. Tomó a Lena un minuto antes de que ella pillara el significado que había puesto Kara.

"¿Estás segura?" La joven se animó un poco.

"Absolutamente". Kara sonrió. "Alguien tiene que enseñarte a montar".

"Oh, ¿es eso cierto? Bueno, supongo que tendremos que ver eso".

La sonrisa en el corazón de Kara se hizo más grande cuando vio la chispa retornando en el fuego verde de los ojos de la morena.

La hija de Luthor (adaptación Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora