01.

264 17 4
                                    


Copyright © Todos los derechos reservados



La paciencia nunca fue una de mis virtudes y él debería saberlo. Estar esperándolo en su oficina me enfermaba. Si no fuera por mi increíble puntualidad, ahora estuviera cenando, aunque... sé cómo podría saciar aquella hambre voraz.

Para matar el tiempo, me senté en una de las sillas de la oficina, eligiendo la del "jefe" para comenzar a jugar con ella. Ésta dio un giro en dirección a la gran ventana que tenía ahora frente a mí, mostrándome la bellísima ciudad de Sau Paulo.

Viajar a esta ciudad me había favorecido mucho dado que mi empresa, Moon Blood, prosperó un montón. Desde esta ciudad podía controlar a las muchas empresas que poseía, aquellas que se encargaban en la venta "ilegal" de sangre. Sangre de delincuentes, violadores, homicidas, etc., personas que no hacen el bien a la sociedad. Sin embargo, mi estancia aquí caducó y era el momento de volver a mi "entrañada" ciudad.

El sonido de unos acelerados pasos llamó mi atención. Se aproximaban cada vez más a la habitación. Sabía muy bien quién era el dueño de aquellos pasos; se trataba nada más y nada menos que del imbécil a quien esperaba: Dylan Harrison, un hada con apetito sexual inimaginable y dueño de una empresa multimillonaria muy cara. Era el tipo de hombre que cualquier mujer deseaba: alto, caballero y un cuerpo de infarto, pero una cosa estaba clara: no me importaba quién fuera, me las pagaría porque nadie, absolutamente nadie, hacía esperar a Claire Sanders.

Volteé la silla en dirección a la puerta y esperé dos segundos hasta tenerlo frente mí. Su rostro reflejaba mucho cansancio; tenía pequeñas bolsas de un tono verdoso debajo de sus ojos.

–Siento... mucho... la demora, cariño –musitó, acercándose poco a poco hacia donde me encontraba–. Tenía que solucionar algo importante antes de venir aquí.

–¿Algo más importante que yo? –Un ceño fruncido apareció en su rostro.

–No, claro que no –refutó–. Tú siempre eres y serás importante para mí.

Me miró, para demostrarme que no mentía.

–Claro, dejándome esperarte 10 benditos minutos –continué–. ¡Que importante soy en tu vida! –me levanté molesta del asiento, y me encamine hacia él para enfrentarlo.

–¿Enserio piensas así?

–Es realmente obvio.

–Cambiando de tema, ¿tienes lo documentos que te mencioné?

–Sí, los tengo. Pasaporte renovado con los datos actualizados. Todo está completo pero... no los tengo aquí–. Terminó de decir.

–¡¿Cómo que no los tienes aquí?!

Levantándome del asiento, lo miré enojada.

Había sido una pérdida de tiempo esperarlo como una idiota. Ahora sí tenía muchas razones para alimentarme de él.

–Está bien –solté irritada–. Dime dónde están los dichos papeles.

–En mi casa, ya que antes, de dártelos, quisiera recibir mi recompensa. –dijo, mostrándome una sonrisa pervertida.

Vaya que este hada sí que sabía como ingeniárselas. Esta era la razón por la que me encantaba como hombre.

–¿Eso es lo que quieres? –Me acerqué coquetamente, cortando...

Sin desperdiciar el tiempo, sus labios chocaron contra los míos. Me besaba con ansia, desesperación y lujuria. Parecía fuera de sí y más porqué en un parpadeo, nos encontrábamos en su habitación del pent-house.

Vaya que me había olvidado por completo que tenía el poder de teletransportarse.

No dejaba de besarme, ni yo a él. La lujuria nos estaba consumiendo. Ahora solo estábamos en ropa interior. Una de mis manos bajó hasta su entrepierna apretando con suavidad el bulto sobresaliente en ella. Gracias al buen trabajo que hacía, me besó con más pasión y como si quisiera arrancarme los labios, los jaló con los suyos y un gruñido desgarró su pecho. Entonces porque un gruñido desgarro su pecho.

No lo resistí más y me lancé a su cuello hundiendo mis colmillos mientras cerraba los ojos. Saboreaba el delicioso sabor de la sangre empapando mi boca, cayendo por mi garganta mientras Dylan gemía, llegando a su profundo y esperado clímax.

Al retirar mis colmillos de su preciado cuello, disgusté de las pequeñas gotas de sangre que quedaban en él.

El peso de Dylan ejercía presión contra mi cuerpo y tuve que quitármelo de encima. Acostado en la cama, me apoyé en una almohada y miré su facción que tenía al dormir. Siempre era así, luego de terminar "una noche salvaje de sexo", me empeñaba a observarlo descansando, preguntándome porqué aun seguía engañándolo. Supongo que mañana por la tarde terminaría todo eso, ya que haría que me olvidará. No podía tener otra persona más en mi vida, además, no quería llevarlo a su terrible perdición.

Pero por ahora disfrutaría del delicioso calor emitido por su cuerpo y yéndome a los profundos brazos de morfeo, me acosté a su lado aunque no podía dormir.



Es un pequeño adelanto de lo que vendrá para el primer capítulo. xox

Muchas gracias @DenisseGBellamy <3


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 22, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Immortal PassionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora