DARK ANGEL.(+16)©

Capítulo 1

¡Buenas tardes señorita! - escucho la voz de un chico justo a mi lado. Vagamente alzo la mirada para cerciorarme de que es a mí a quien se dirige.

Buenas tardes -Respondo con media sonrisa, ya que no acostumbraba a sonreír mucho.

El chico siguió de largo hasta que desapareció de mi vista, yo continuo observando el lago que está en frente mío. Coloco los auriculares en mis oídos y me meto en mi mundo mientras Nothing else matters de Metálica suena a suave volumen trasportándome al impenetrable mundo de mis locos pensamientos.

Miro la tranquilidad del agua de aquel solitario lago, mientras tarareo la canción, pero dejo de hacerlo cuando de abrupto un rostro intervine mis pensamientos.

¿Porqué me saludó? -Me pregunto a mí misma, ya que me pareció algo extraño que saliera de la nada solo para saludarme, no mantuvimos contacto visual por mucho pero si fue el tiempo suficiente como para apreciar su gran atractivo físico- ojos grisáceos, piel blanca o más bien pálida, cabello negro y liso.

Pienso en lo extraño del suceso ya que no se acostumbra mucho saludar a personas desconocidas.  Me quedo unos minutos  más sentada en la banca situada a las orillas del lago, esa era la banca a la que tanto me gustaba ir cuando necesitaba relajarme y despejar mi mente. Decido marcharme a casa ya que está oscureciendo pues no quería llegar tarde.

De camino a casa voy a paso lento, disfrutando de los vientos helados que se sienten en las tardes. Casi no hay gente en las calles, el silencio y la tranquilidad reinaban en esos momentos cosa que agradecía completamente.

A unas tres cuadras antes de llegar a casa, siento escalofríos recorrerme el cuerpo entero. Tengo la incómoda y desagradable sensación de estar siendo observada, miro hacia atrás por encima de mi hombro, pero no veo a nadie, aun así sentía una presencia de alguien cerca.  Me giro para seguir mi rumbo, pero choco contra algo, o alguien...

Levanto mi vista y para mi gran sorpresa e intriga al hacerlo me encuentro con esos ojos grisáceos.

-Hola. -Me saluda nuevamente con su varonil voz.

-H-hola. - respondo incrédula, no sabía qué hacía él frente a mí. Escucho como suelta una risita al ver mi reacción.

- Vaya coincidencia encontrarnos de nuevo.

-No, personalmente no creo que así sea.-contesto seca. El chico deja soltar una carcajada ante mi respuesta.

-Bien, no andaré con rodeos, me gustaría invitarte a salir. 

Abro mis ojos en forma de asombro ante su petición, definitivamente eso no me lo esperaba, ¿Qué clase de persona hace una petición así que no sea un pervertido o acosador?, ¿A lo mejor lo era? 

Me estaba haciendo esas  preguntas a mí misma, cuando me percato que aún seguía sin decir media palabra.

-Si no quieres, podría entenderlo perfectamente, debe parecerte un tanto rar...

-Para nada, me encantaría- respondo fingiendo agrado, e interrumpiendo a lo que decía, me encontraba de verdad intrigada ante aquél chico, debo averiguar cuál es su interés hacia mi.

-Perfecto- se sonríe-, ¿qué te parece a las 11:00 am en el parque?

-A esa hora será, nos vemos.

Respondo y no espero que diga nada más ya que continuo con mi camino hacía casa, mientras camino hago una mueca de desagrado, ya que comenzaban a caer grandes gotas de lluvia.

****

Al llegar a la casa me estan esperando Carmen y David para cenar, mientras cenamos en silencio los miro por el rabillo del ojo y no puedo evitar recordar cuando los conocí.

A la edad de 4 años había quedado huérfana de madre, de mi padre no podía recordar nada ya que abandonó a mi madre cuando ella quedó embarazada. 

Al fallecer mi madre terminé en un orfanato. Luego de 2 años entró ella, casi sufro de un ataque al corazón. El gran parecido que tiene con mi madre siempre me ha impresionado, al mirarme me abrazó con ternura y por un momento logré confundirme, mi corazón se achicó y rompí en llanto, ella asombrada de mi reacción preguntó que qué me pasaba, y le conté lo sucedido…

Y ahora luego de 12 años puedo decir que ellos son las únicas personas que puedo apreciar, ellos, mi única amiga Melissa, y el recuerdo de mi madre.

Después de cenar subo a mi habitación, lavo mis dientes y me tomo la medicación para dormir. Estoy chateando con Melissa, y mirando la televisión, ella mi amiga desde que entré al centro de adopción. Es bastante linda, con sus tiernos ojos miel y cabello castaño oscuro logra cautivar a cualquiera. 

Nunca fuí de ser sociable con las demás personas, sin embargo al conocerla, ver sus ojitos tristes y su pequeño tamaño, entró en mi la necesidad de protegerla y quererla. Desde ese momento nos hicimos inseparables, pero la adoptaron unos meses antes. Pasé varios meses sin saber de ella, y quedé sola de nuevo. Hasta que un día Carmen llegó como ese ángel de la guardia que es para mi. 

Por casualidades del destino al ingresar a la escuela me encontré a Melissa por los pasillos del instituto. Y esa amistad que creí perdida, aún sigue.

Poco a poco me voy quedando dormida, y por una extraña razón, antes de caer completamente en el profundo y neutral de los sueños, viene a mi mente el rostro de él.

Se que nos veremos en los ardientes fuegos del infierno.