Capitulo único.

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La clase de deportes termino, todos fueron a los vestidores a cambiarse, tal vez a ducharse, ya que era la última clase del día, y lo mejor, era viernes, Alejandro ha estado evadiendo a Álvaro desde hace un par de semanas, desde que el le confesó sus sentimientos, el ya tenía sentimientos hacia el, pero no quería el estúpido amor arruinara su relación amistosa de  hace mucho tiempo, prácticamente habían sido mejores amigos desde la primaria, cuando Alejandro evito que siguieran molestando a Álvaro por no saber jugar bien al Fútbol.

Alejandro sonrió, recordando momentos felices junto a su mejor amigo, hasta que alguien le tocó el hombro. Salió de su transe y miro hacia atrás.

Era Álvaro.

O no... ¿por qué ahora que estoy casi desnudo?

Pensó Alejandro mirando directamente a los ojos color avellana de Álvaro, analizando cada detalle de los mismos. Ninguno dijo nada, y empezaba a ser incómodo para ambos.

Álvaro abrió los labios, tomó aire para hablar, Alejandro estaba nervioso, su fornida espalda sudaba, un sudor frío.

— Hola... — fue lo único que salió de los labios de Álvaro, esos labios rosados que hacía tiempo tenían loco a Alejandro, esos labios que tenía la curiosidad de probar.

— ¿qué pasa? — pregunto Alejandro, sujetando su toalla, con miedo de que cualquier cosa pudiera pasar.

— ¿Por qué me has evitado? te he dejado mensajes, te he llamado, incluso he ido a tu casa y tu madre siempre me dice que no estás — Preguntó y recriminó Álvaro, triste y enojado.

— Que he tenido que pensar las cosas, es por eso, no he terminado de procesar lo que me has dicho — quitó la mano de Álvaro de su hombro para caminar hacia la ducha

ni lo que siento — pensó Alejandro.

— Ostia, pero si solo te he dicho que me enamoré de ti, no te estoy pidiendo matrimonio, tío. — Álvaro tomó la muñeca de Alejandro, con fuerza, ambos tenían la misma musculatura a pesar de que Álvaro era un poco más bajo que Alejandro, parecía incluso más fuerte.

— Suéltame, joder, que estoy sudado y quiero ducharme. — Habló Alejandro, forcejeando.

— Te necesito Alejandro, coño, entiende eso, que me has dejado del lado aún sabiendo que te necesito más que a nadie. — apretó aún más fuerte.

— Joder tío, que me estás cabreando y no quiero hacer algo que me haga arrepentirme — Alejandro apretó los puños, controlando sus ganas de hacer lo que fuera contra Álvaro, odiaba ser lastimado.

— Solo necesito que me hables, joder, no quiero perder a mi mejor amigo. — Álvaro jaló la muñeca de Alejandro, atrayendolo hacia el para mirarlo a los ojos. Alejandro apretó la mandíbula.

1...

— Por favor, Alejandro, coño, te necesito. — Volvió a jalar su muñeca.

2...

— Eres como mi hermano, el único que me apoyó cuando mi madre murió... por favor — La fuerza de su agarré aumento, Alejandro cerró los ojos. — Te amo... — Susurró Álvaro.

3...

Alejandro abrió los ojos, con fuerza se soltó del agarre de Álvaro, con intenciones de golpearlo, golpeó el casillero a su lado, dejando un pequeño hundimiento en este, tomó un respiro, sus nudillos dolieron. Miró a Álvaro, con furia, fue hacia el, lo tomó del cuello de la camiseta.

Álvaro espero un golpe, y tal vez más de uno, cerrando sus ojos, pero no llegó, aún así no abrió los ojos.

— Sabes... — Alejandro jadeaba — Que no me gusta que me lastimen... — pero no soltó el cuello de su camisa, apretó la mandíbula, aguantando aún las ganas de hacer pedazos a Álvaro.

Pero lo vió, dispuesto a ser golpeado por el, nunca habían peleado de esa forma, nunca había sido agresivo con el. Volvió a respirar profundo repetidamente.

— Y te diré... — respiró profundamente para dejar salir un suspiro, tomando algo de valor. — que antes de que tú me dijeras lo que sientes por mi, yo y a sentía lo mismo por ti. A la mierda, te amo, te amo Álvaro, te amo más de lo que alguna vez creí.

Álvaro sintió un escalofrío al escuchar eso, abrió los ojos lentamente, aún con algo de miedo, vio los ojos cargados de furia de Alejandro junto con un sentimiento de deseo en ellos.

— ¿Q-Qué? — tartamudeó.

Alejandro no dijo una palabra, solo se acercó lentamente a Álvaro, aún tomándolo por el cuello de su camiseta, acercándolo más a sus labios, finalmente.

Sus labios se juntaron, un balance perfecto, tanto deseo y amor expresándose de la única forma en la que ambos habían querido hacerlo desde hace años tal vez. Las manos de Álvaro fueron a parar al cuello de Alejandro, quién deslizó sus manos desde el cuello del más pequeño hasta su espalda baja.

El más bajo acarició el corto cabello de Alejandro y este a su vez, acariciaba toda la espalda de su compañero. de arriba a abajo, queriendo ir un poco más abajo, trató de bajar un poco más sus manos, y a Álvaro parecía no molestarle, ya que ni se inmutó, así que finalmente lo hizo, tomó el trasero del mismo y lo levantó, pegándolo a la pared frente a ellos, Álvaro se dejó llevar, cruzó sus brazos al rededor del cuello de Alejandro, acercándolo más a el, si era posible.

Se separaron por la falta de oxígeno, ambos con la respiración agitada, las mejillas rojas y los labios húmedos, se miraron a los ojos, no dijeron nada, pues no hacía falta, solo se sonrieron como nunca lo habían hecho, cerraron los ojos y juntaron sus frentes.

— Te amo. — Dijo Alejandro con un tomo de voz grave y ronco.

— Yo también te amo, Alejandro. — respondió Álvaro con un tono serio en el cual se podía percibir el amor que expresaba en esa corta frase.

Sonrieron nuevamente, sin decir más, el beso que siguió después de aquellas cortas palabras, hizo que las palabras fueran innecesarias, más que suficiente para expresar más que un simple "te amo" hablado, un "te amo" que esperó años en ser expresado.

Al abrir los ojos, ambos tenían un brillo en la mirada, un resplandor que ninguno había visto antes, uno de felicidad verdadera, de esa felicidad cuando el amor es realmente correspondido.

Alejandro bajó a Álvaro, abrazándolo de la cintura, el más bajo, no quitó los brazos del cuello de su "mejor amigo" en ningún momento, volvió a acariciar su corto cabello, suspirando, dejándose llevar por el momento.

Fin.

A la mierda, te amo... (One Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora