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La primera semana fue difícil para Mingi acostumbrarse a los cambios de horarios y al nuevo instituto al cual asistiría su último año. Quiso poner a la soledad como privilegio al no tener distracciones que irrumpieran en sus estudios, pero estudiar no lo era todo. Unirse a los clubes tampoco lograron llamar su atención.

Creyó haber perdido las esperanzas, hasta que un día en específico, cuando las chicas debatían sobre quién sería el nuevo delegado de último año y los varones centraban su atención en las cartas, la puerta se abrió entre el caos, llamando la atención de todos los presentes, incluyendo la de Mingi, lo cual predijo la entrada de un chico a la clase. No pertenecía a la misma, era un estudiante de la clase de al lado, que ganó el puesto de presidente estudiantil dos años consecutivos debido a su buen promedio y a su participación en los debates de los clubes.

"Debe ser el orgullo de papá", fue la primera impresión de Mingi al enterarse de todo aquello. Muy pronto también descubrió de su trato amable con los alumnos, y su puesto como subordinado de algunos a los que iban mal académicamente.

Desde entonces Mingi aprovechó cada segundo que tenía la oportunidad de verlo por los pasillos de la escuela, y en la salida de la misma, en silencio, a muchos metros de distancia cuando no tenía a nadie con quien hablar.

Una tarde casual, en receso, Mingi lo vio sonreír por primera vez. Sostenía una caja enorme entre sus brazos con varios libros dentro, y al frente suyo un profesor modulaba un par de palabras las cuales eran imposibles de imaginar qué decían a tal distancia. Era una de las sonrisas más bonitas que vio en su corta vida, entonces supo que definitivamente nada le podía faltar a aquel chico. Altura, quizá un poco, pero incluso en él se veía bien unos centímetros menos.

Ese no era el caso, sólo quería a un chico popular con quien pasar el tiempo, y que se convierta en su subordinado. Es todo.

Cuando estuvo dispuesto a volver a su salón de clases, aquel chico de la sonrisa bonita dirigió su vista hacia él. Temía verlo cuando él lo veía. Song Mingi no era bueno disimulando. Pudo sentir su mirada puesta en él desde la primera vez, y quería conocer sus motivos.

 Pudo sentir su mirada puesta en él desde la primera vez, y quería conocer sus motivos

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No Colors. [MinJoong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora